Los museos concentran la historia, arte, cultura y tradiciones de un país, y en Polonia, hay visitas que te van a descubrir personajes, hechos históricos y muchas curiosidades que van a hacer de tu viaje sea inolvidable. Apunta estos diez:
1.- Museo del Alzamiento de Varsovia
Este museo interactivo conmemora lo que fuera el mayor despliegue de la resistencia durante la Segunda Guerra Mundial en una Europa bajo la ocupación nazi: el alzamiento del 1 de agosto de 1944 en Varsovia. Recrea el ambiente que se vivió durante los 63 días en un recorrido por una ciudad destruida, pisando sus calles, escuchando el sonido de las voces de los sublevados (los Powstancy) y hasta el corazón de la ciudad porque en cada planta hay un muro que, al tocarlo, podrás sentir sus latidos.
Verás también la fiel réplica del Liberator B-24J, avión que lanzaba comida y suministros con paracaídas a la Varsovia sitiada.

El corazón de este edificio lo constituye un monumento de acero que atraviesa todas sus plantas. Sus paredes llevan escritas fechas con los días que duró el alzamiento y huellas de balazos. Pegado al Museo está el Parque de la Libertad y el Muro de la Memoria. En él quedan grabados once mil nombres de los soldados caídos en el levantamiento. Y en el Muro del Arte, los artistas polacos más conocidos han dejado su homenaje.
2.- Museo Nacional
El Museo Nacional (situado cerca del cruce de la calle Nowy Swiat con la gran avenida Jerozolimskie de Varsovia), atesora una gran colección de arte polaco de todos los tiempos, desde pintura y arte religioso hasta una sala de carteles del más puro estilo realista socialista.

Este es uno de los museos de arte más antiguos del país con casi un millón de obras traídas de Polonia y otros lugares del mundo que incluyen pinturas, esculturas, cuadros y fotografías, con una importante representación de arte religioso. La Galería Faras reúne la mayor colección europea del arte de Nubia, que data del periodo entre los siglos VIII y XIV, con piezas únicas de pintura mural. La colección procede de la catedral cristiana de Faras (Sudán), inundada, e incluye retratos que representan figuras divinas, dignatarios y santos.
3.- Museo de la Historia de los Judíos Polacos, POLIN
Este museo rescata la rica cultura y el patrimonio del pueblo judío, se encuentra en un barrio de Varsovia de preguerra habitado en su mayoría por judíos, y convertido durante la guerra en gueto por los nazis.
Ya desde el propio edificio encontramos claros simbolismos: el vestíbulo traza una línea de ruptura que va desde el subsuelo hasta el tejado, metáfora de la brecha que supuso el Holocausto en la historia de los judíos polacos. Los paneles de cristal que cubren la fachada llevan inscrita la palabra hebrea Polin, con su doble significado de «Polonia» y «aquí descansarás».

Haciendo un recorrido por las ocho galerías temáticas, se avanza en la historia a través de piezas históricas, pinturas, instalaciones interactivas, reconstrucciones, maquetas, proyecciones vídeo… La galería Una Ciudad Judía te acercará a una de las principales atracciones del museo: una réplica de la bóveda que coronaba la sinagoga de Gwoździec, con la estructura de madera.
Seguirás por una típica calle judía de preguerra, continuarás por el gueto de Varsovia en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, para terminar llegando a la posguerra. Frente al museo se alza el monumento a los Héroes del Gueto, ante el que, en un gesto histórico, se arrodilló el canciller alemán Willy Brandt.
4.- Museo de Chopin
El Museo dedicado a la vida y obra del pianista Fryderyk Chopin, el varsoviano más famoso, se encuentra en el Palacio de los Ostrogski. Es totalmente interactivo y te permite conocer la vida del músico desde la niñez y la juventud a su vida emigrante a través de sus cartas, dibujos y retratos, y objetos personales como el reloj de oro que le regalaron cuando tenía 10 años para reconocer su talento y el preciadísimo piano Pleyel, que Chopin tocaba en los últimos años de su vida.

En la sala dedicada a su relación con George Sand podrás oír el canto de los pájaros de Nohant, aldea en el que la pareja pasaba los días de verano. La última planta está dedicada a los viajes y a los últimos momentos en la vida del artista, con flores mustias de su lecho de muerte o un bucle de su pelo, guardado por los familiares más cercanos.
5.- Museo Marie Curie

El 7 noviembre de 1867 nació en este lugar Maria Skłodowska, la única mujer que obtuvo dos premios Nobel y la única que lo hizo en dos ramas distintas de la ciencia: la física y la química. La exposición en su casa natal conserva los auténticos objetos y enseres que pertenecían a la premio Nobel y que son una muestra de la época en la que vivía.
Entre las piezas: fotografías de la científica, de sus familiares más próximos o amigos, documentos, sellos postales, monedas y medallas, periódicos de los años 20 y 30 del s. XX, libros, muebles y herramientas de laboratorio. Hay objetos muy entrañables, como la figurita de un pequeño elefante que el presidente Herbert Hoover regaló a Marie Curie o el bolso de cuero en el que recibió el dinero de la fundación del Instituto de la Radio.
6.- Copérnico: Casa Natal de Torun y Museo de las Ciencias de Varsovia
Copérnico, Nicolaus Copernicus, el astrónomo que desarrolló la teoría heliocéntrica y colocó al Sol como centro del Universo es un polaco ilustre y como tal, su pista puede seguirse en diferentes lugares de Polonia.
El científico nació en Torun en 1473 y allí se conserva la Casa Museo convertida en museo donde se recrean momentos de la historia de la ciudad y hay réplicas de los instrumentos que usó para sus estudios y avances tan revolucionarios.

Pero para emular al genio, es necesario volver a Varsovia y visitar el Centro de Ciencias Copérnico que se encuentra en un llamativo edificio a orillas del Vístula muy cerca de la biblioteca de la Universidad de Varsovia. El museo cuenta con una serie de actividades interactivas y experimentos como un emulador de terrmotos, o sentir las sensaciones que pudo experimentar Neil Armstrong al pisar por primera vez la Luna. Junto al Centro de Ciencias se encuentra el planetario, denominado El cielo de Copérnico.
En la cúpula del planetario se proyecta un increíble cielo estrellado y es posible ver con detalle estrellas, planetas y sistemas astrales. Además, gracias a una proyección en tres dimensiones, los visitantes podrán sumergirse en el fondo del océano. Y para completar la visita con niños, les encantará jugar en el Parque de los Descubridores, una zona verde con estímulos de luz y sonido que proyectan las tuberías repartidas por el jardín.
7.- Auschwitz
El Museo Nacional del Antiguo Campo de Concentración Nazi Auschwitz-Birkenau, creado por el estado polaco justo después de la salida de los nazis de Polonia, es uno de los lugares más visitados de Polonia, y ha sido nombrado Patrimonio Cultural de la Humanidad para preservar la memoria de las víctimas y para que los horrores de la guerra no se repitan. Su visita, sin duda, se convierte en una experiencia muy emotiva, dura y estremecedora. En este campo de exterminio murieron asesinadas más de un millón de personas.

El museo engloba los dos campos de concentración: Auschwitz I y Auschwitz II (Auschwitz-Birkenau). En el Auschwitz I se visitan algunas zonas muy representativas, como la puerta de entrada con el lema en alemán «Arbeit macht frei» («El Trabajo os hará libres»), torres de la guardia, el bloque de muerte 11, los barracones donde se exhiben objetos de los prisioneros judíos, como maletas y gafas, y el Muro de la Muerte, utilizado para los fusilamientos. En el Auschwitz-Birkenau se pueden ver las vías del tren, cabañas, torres de vigilancia, ruinas de crematorios…
Este museo es uno de los más visitados de Polonia y de toda Europa, por lo que resulta imprescindible llevar confirmada la entrada o, aún mejor, contratarla en español con alguna agencia que realiza la visita con un guía. Auschwitz se encuentra a unos 60 km de Cracovia desde donde se puede llegar fácilmente en tren, autobús o minibús privado.
8.- Museo de la II GM en Gdansk
La ciudad Gdansk fue el escenario del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, con la invasión nazi, en 1939. Para que el horror de la guerra no caiga en el olvido, se creó este Museo de la II Guerra Mundial, con más de 5.000 m2 de exposición.

El recorrido está organizado en tres bloques: el camino a la guerra, los horrores de la guerra y la sombra de la guerra. Encontramos historias desgarradoras de quienes sufrieron la guerra, como la estancia repleta de maletas que pertenecieron a los judíos polacos que fueron conducidos hasta los campos de concentración y exterminio. Montajes audiovisuales, documentos y objetos relacionados con la guerra como un tanque Sherman americano o una moto BMW utilizada por ejército alemán, nos sumergen en la triste y dura experiencia vivida en Polonia.
El Museo de la Segunda Guerra Mundial de Gdansk también se ha convertido en un símbolo arquitectónico de la ciudad. Situado al lado del río Motlawa, su torre de oficinas es lo único que queda a la vista de la estructura, ya que la totalidad del museo se encuentra bajo tierra. Los martes, la entrada es gratuita.
9.- La fábrica de Oscar Schindler

¿Quién no ha visto la película «La Lista de Schindler»? La historia del empresario alemán que consiguió salvar la vida de muchos de sus empleados judíos es real y la fábrica de esmaltados se encuentra en Cracovia, ahora convertida en Museo. Se recomienda realizar la visita con guía para poder vivir más intensamente el ambiente que imperaba entre la población de Cracovia antes y durante la guerra y aprender los hechos históricos que llevaron a la barbarie de Auschwitz.
En el edificio contiguo, pero con entrada separada, se encuentra el Mocak, Museo de Arte Contemporáneo donde se exhiben también objetos relacionados con el rodaje de la película de Spielberg.
10. Museo del Vodka Polaco
Para visitar el Museo del Vodka Polaco hay que ser mayor de edad. Ocupa el edificio de la antigua Destilería de Vodkas Koneser, en el barrio de Praga de Varsovia. En los tiempos de entreguerras se elaboraron también reconocidos vodkas polacos como el Wyborowa o Luksusowa.

El recorrido ofrece los más de 500 años de historia de este alcohol polaco por excelencia, la evolución de la tecnología empleada para su elaboración, así como sus tradiciones y costumbres. Siguiendo el camino a través de sus cinco salas interactivas podrás descubrir, entre otras muchas cosas, los lugares en los que fueron surgiendo las primeras factorías de aguardientes, el valor que se le daba a una copa de vodka, la forma en la que se consumía la bebida en la corte o los orígenes de los tradicionales brindis de “strzemienny” y “bruderszaft”.
Además, podrás crear tu propia receta de licor o conocer el esquema del utillaje de destilería de Jan Pistorius. El invento de este último supuso un antes y un después en la destilería del s. XIX, permitiendo obtener, en un único ciclo tecnológico, alcohol puro con una graduación de hasta un 85%.

Como colofón de la visita, hay una cata de diferentes vodkas elaborados a partir de centeno, trigo y patatas, todo bajo la atenta mirada de los especialistas en la materia. El Museo cuenta con un restaurante con mesas colocadas sobre los antiguos hornos, un bar de copas con cócteles hechos con una base de vodka polaco, y un bistró abierto todo el día.