Terrazas, terrazas… sólo con decir su nombre ya nos trasladamos a un momento de felicidad. El terraceo se ha convertido en un premio, el mejor momento del día para desconectar y disfrutar de una cena, un picoteo o unas copas al aire libre. Os llevamos a las nuevas terrazas, a las de toda la vida y a las que ocupan lugares increíbles con las mejores vistas. Salimos al fresco:
Azotea es una de las terrazas más bonitas de Madrid, con las vistas a la Gran Vía y la calle de Alcalá. En lo más alto del edificio del Círculo de Bellas Artes abre un verano más Tartan Roof, el espacio gastronómico, con la carta del chef Javier Muñoz Calero, esta vez con aires de chiringuito de playa, con productos frescos del Mediterráneo y elaboraciones sencillas.
Después de disfrutar del todo el arte que encierra este museo, podemos seguir recreándonos en la magnífica terraza del Thyssen. Esta elegante y singular terraza de 250 m2, ubicada en la quinta planta del Museo Thyssen-Bornemisza y con increíbles vistas a los Jerónimos, solo abre por las noches y ofrece una carta muy mediterránea, basada en el producto de temporada con un guiño internacional. Entre sus imprescindibles, el carpaccio de langostinos y carabineros con aceite de erizos, el arroz cremoso de gambón, el atún rojo en salsa teriyaki y el pesto de fresas.
El edificio que ocupa el Hotel Casa Fuster (5*GL), en Barcelona, es un monumento protegido. Tiene dos espacios llenos de glamour: la terraza El Mirador del Passeig, donde se respira toda la elegancia de los arquitectos Domènech i Montaner, y también el espacio dedicado a las copas Premium, el espacio Blue View by Bombay Sapphire, donde degustar la más extensa selección de coctelería. Un lugar privilegiado para disfrutar de las agradables noches de verano barcelonesas en un recinto sofisticado, exclusivo, de belleza extraordinaria y a la última moda.
El Ático es la terraza del Hotel Principal, el primero de 5 estrellas de la Gran Vía madrileña. Este jardín urbano tiene horario y es un mirador privilegiado con buena música, cócteles y la cocina de Ramón Freixa, un chef con dos estrellas Michelin (en el hotel Único) que ha diseñado una carta especial para la terraza, más informal, con platos exquisitos y su toque maestro: ensaladilla rusa, croquetas de jamón, patatinas rellenas de turrón y queso azul y una selección de deliciosos dulces y helados. Precios asequibles para bocados sofisticados.
La terraza 270 GRADOS, situada en la décima planta del hotel Barceló Valencia, debe su original nombre a los grados de observación que permite su divertida forma en L. Abierta desde las 22:00 hasta las 02:00h, tanto a los clientes alojados en el hotel como a los que no lo están, ofrece una escogida carta de especialidades asiáticas, así como otras ‘delicatessen’, entre las que se encuentra el Carpaccio de pulpo con aceite de pimentón de la Vera, uno de los platos estrella. Este verano, además de cenas, habrá conciertos muy especiales (entre junio y septiembre). Darán comienzo con la puesta del sol y su precio será de 15 euros por persona. El aforo es limitado. Las entradas se pueden comprar en la web de Live The Roof. A la hora de las copas, la barra está muy surtida de destilados, cócteles, cavas y champagnes. El precio de los combinados, desde 7 euros. La música chill out con DJ ambienta la noche valenciana desde las alturas.
Otro lugar para despejarte, huir del sofocante calor y respirar un poquito más fresco lo encuentras en lo alto del Hotel Exe Moncloa, en Madrid. La Terraza de Poniente te ofrece una gran panorámica: Parque del Oeste, Ciudad Universitaria, El Pardo y la Sierra de Guadarrama como telón de fondo. Un espacio de 300 m2 que incluye piscina, una zona de barra y varios espacios chill out de mesitas y grandes sofás blancos. La carta de terraza ofrece los mismos productos la cocina del Mercado de Moncloa, en su planta baja: picoteo de jamón, marisco fresco, productos de huerta, sushi, etc.
Volvemos a la Gran Vía de Madrid para subir hasta el Ático de las Letras (Gran Vía) que ocupa la séptima planta del Hotel de Las Letras. La terraza es muy acogedora, decorada en madera que parece dorarse cuando cae la tarde. Un espacio no muy amplio que ofrece algunos detalles divertidos como, por ejemplo, una carta de tapas «De Las Latas», protagonizada por conservas: espárragos, anchoas, mejillones… Los mojitos siguen siendo tan buenos como en temporadas anteriores, pero anímate a probar algún otro de los cócteles de la carta de Carles Roca.
Y otra opción más por los tejados de la Gran Vía. El Hotel Indigo tiene una azotea decorada de una manera espectacular por la diseñadora Teresa Sapey: ocupan las plantas 11º y 12º del hotel, están conectados por una escalera helicoidal y por la vertiginosa infinity pool, que se asoma temerosa a la Gran Vía. La planta inferior la ocupa el bar lounge y coctelería. La azotea que ocupa la planta 12ª es un pequeño bosque artificial multicolor, con árboles estampados y jardines colgantes, una explosión de colores pop para disfrutar de las noches de verano en la capital tomando un picoteo informal o directamente las copas.
En Barcelona, frente al mar, hay que ir a la Terraza del Duquesa. En esta terraza con vistas al Port Vell se cenan las creaciones del chef Ferran Caparrós. Buenas tapas (pan de cristal con jamón ibérico, buñuelos de bacalao, saleroso) y excelente barbacoa: chuletón con puré de patatas y mostaza; Picantón con mini verduras, Hamburguesa Duquesa, Cola de rape o mejillones a la brasa… Abre todas las noches y al mediodía prepara unos bocadillos muy buenos. Los cócteles y combinados están en manos de José María Gotarda, toda una institución en la coctelería barcelonesa.
La azotea de El Viajero es una de las terrazas míticas de la gente guapa de la farándula en Madrid. El restaurante, que ocupa tres plantas, va a cumplir ya 20 años en pleno barrio de La Latina, en la plaza de la Cebada, y en cuanto llega el buen tiempo su azotea es de las más cotizadas, así que conviene reservar porque no es muy grande. En la carta, ofrece una gran selección de pinchos, raciones o pizzas y bebidas (con algunos bocados y platos sin gluten). El cóctel estrella es el mojito, que elaboran con un toque especial de la casa, y que ya es famoso entre los adeptos al barrio.