La cerveza y el vino son tan antiguos como la civilización y representan a la mayoría de las bebidas resultantes de una fermentación; sin embargo, el vino ha sido tratado históricamente con mayor consideración. Entonces, ¿por qué la cerveza, que durante tanto tiempo ha sido puesta en una posición secundaria al vino, ahora puede considerarse su equivalente? Una de las razones es el proceso de envejecimiento a la que algunos estilos están siendo sometidos para una más rica y compleja percepción sensorial, o sea, enriquecimiento del producto.
Son muchas las cerveceras que resaltan la frescura en sus cervezas, refiriéndose al tiempo que pasa desde su elaboración hasta su consumo, lo más inmediato posible, resaltando en los etiquetajes de las botellas y las latas la fecha de su elaboración, para que el consumidor pueda decidir el tiempo de frescura más optimo a su criterio. Parece que el envejecimiento es un factor de cierto riesgo en la cerveza artesanal, al incidir en la evolución de ésta según su estado de conservación óptimo, por lo que la oxidación supondría un detrimento de la calidad de la cerveza. Si bien esto puede ser cierto en ciertos estilos de cerveza de baja fermentación, no es necesariamente el caso en las cervezas de mayor grado alcohólico -ABV- (alcohol by volumen).
El proceso de envejecimiento, tanto en la cerveza como en el vino, es igual de complejo. Dado que el alcohol es un conservante, las cervezas con niveles más altos de alcohol (8% o más) se utilizan a menudo para los estilos considerados como «vintage». La complejidad se desarrolla durante la maduración en barricas y en versiones acondicionadas en botella, ya que el alcohol se suaviza para crear una dulzura que recuerda al caramelo por los azúcares y al jerez. Posteriormente, estas características se combinan con los ésteres frutales, creados como un subproducto de la fermentación de cepas de levadura seleccionadas de cervezas de alta fermentación.
En está ocasión, la recomendación la hacemos sobre la variedad de estilos dentro del tipo de cervezas Lámbicas -de fermentación espontánea- (Gueuze, Faro y las adicionadas con frutas) que se hicieron famosas en Bélgica y que forman parte de este primer grupo de cervezas recomendadas en esté artículo para los amantes del vino (haremos otras recomendaciones con otros tipos y estilos de cervezas). Las cervezas Lámbicas se elaboran en un proceso que lleva una fermentación de bacterias lácticas y levaduras, dando unos niveles muy moderados de alcohol y con una maduración en barriles de roble. Durante el proceso de maduración, aproximado de dos a siete años, depende del estilo, la cerveza se redondea a medida que la acidez se suaviza, mezclando elaboraciones de distintas añadas jóvenes y añejas -estilo Gueuze- o bien adicionando frutas. El cuerpo también se rebaja, de forma similar a lo que pasa con el vino, como resultado de la reducción de proteínas durante el largo período de exposición a su fermento no tradicional.
A continuación, incluimos cinco cervezas que complacerán al paladar, incluso del bebedor de vino más exigente. Se han evitado los estilos que llevan como ingrediente muy marcado al lúpulo -como las IPA, DIPA y Pale Ales-, ya que el amargor como el que aporta el lúpulo es algo que generalmente no se encuentra en el vino y es un sabor, el amargo, que no es nada apreciado por los amantes del vino.
Timmermans Oude Gueuze
Oude Gueuze es una denominación de origen controlada y protegida. El gusto específico de la Timmermans Oude Gueuze es fruto de su preparación tradicional. Se trata de una mezcla de Lambic envejecido que, una vez que ha madurado a lo largo de tres años en barricas de madera, se mezcla con Lambic joven para generar una fermentación espontánea en botella.
Los diferentes Lambic son cuidadosamente seleccionados por el maestro cervecero con el fin de obtener el gusto perfecto. Tras su producción, la Timmermans Oude Gueuze, refermentada durante cuatro meses en botella, aguanta 20 años sin perder nada de su calidad. Su gusto te abre al apasionante mundo de los Brettanomyces, nombre dado a unas levaduras salvajes que provocan fermentaciones espontáneas y que son la base de los legendarios Lambic del valle de la Senne.
Esta elaboración de sabor ácido cautiva por su gusto sutil, en el que el Lambic nunca cae en lo agrio sino que armoniza un aroma salvaje y fresco con un gusto completamente diferente al primer trago, dejando en el paladar un sabor muy personal, diferente, sin que se vea comprometido el misterio propio de las Gueuze de Bruselas.
- Conservación: 20 años
- Alcohol: 5,5%
- Color: dorado
- Fermentación: espontánea
- Tipo: Lambic
- Estilo: Gouze
- Temperatura de Servicio: 6–8°C
Timmermans Oude Kriek
Oude Kriek, refermentada en botella, transmite un gusto y desprende un sabor muy peculiar, único, muy agradable.
Las cerezas, cuyo gusto y color quedan intactos, provienen históricamente de Schaerbeek. Este brebaje natural y caprichoso, ligeramente ácido y con un buqué admirable, requiere la máxima atención a lo largo de su periodo de maduración. Fruto de una mezcla de Lambic envejecido y joven, la Timmermans Oude Kriek puede conservarse hasta 12 años. Gusto
El sabor de este auténtico Lambic, asociado a las cerezas originarias de Schaerbeek, se completa con un aroma totalmente sorprendente, a tenor de que se trata de una mezcla de 3/4 de Lambic envejecido y 1/4 de Lambic joven. En esta amalgama prima la acidez natural, que hará las delicias de los amantes de las cervezas de fermentación espontánea y sorprenderá a los nuevos consumidores de cervezas afrutadas, por sus formas tan puras como nobles.
- Conservación: 12 años
- Alcohol: 5,5%
- Color: rojiza
- Fermentación: espontánea
- Tipo: Lambic
- Estilo: Afrutada
- Temperatura de Servicio: 4–6°C
Timmermans Faro
Faro es una cerveza que se obtiene al añadir azúcar piedra y agua al Lambic para endulzar la acidez. En el siglo XIX, la Faro era muy popular en la región bruselense, donde se la asociaba con frecuencia al folclore, como líquido divino que circulaba sin parar. Su gusto relativamente neutro pero enormemente placentero, explica este hechizo. Faro Timmermans, elaborada según los métodos y las recetas de antaño, sigue disfrutando hoy en día de un veredicto unánime.
El gusto de la Faro es tan ligera como uno pudiera desear, justificando así su reputación de cerveza dulce, fruto de un fondo de Lambic al que se añade agua y azúcar moreno. El azúcar toma una notoria presencia en la boca y el sabor general de la cerveza no se intensifica en el paladar sino que se desenvuelve con una maravillosa frescura.
- Alcohol: 4%
- Color: ámbar
- Fermentación: espontánea
- Tipo: Lambic
- Estilo: Faro
- Temperatura de Servicio: 4–6°C
Timmermans Pêche Lambicus
Pêche se obtiene al añadir aromas de melocotón 100% natural al Lambic que fermenta en las barricas de roble. Esta cerveza única ofrece un aroma típico y agradabilísimo, y posee un gusto aterciopelado y una espuma jugosa.
La Pêche es afrutada y placentera en boca, con un poderoso aroma afrutado de melocotón. La cerveza es madura y no puede negar la fuente de su maceración con la fruta. El sabor afrutado y dulce desprende una impresión de amargor proveniente del hueso y de la piel del melocotón.
- Alcohol: 4%
- Color: amarillo anaranjado / melocotón.
- Fermentación: espontánea
- Tipo: Lambic
- Estilo: Afrutada
- Temperatura de Servicio: 4–6°C
Timmermans Framboise Lambicus
Framboise se obtiene añadiendo al Lambic aromas de frambuesa 100% natural. Tras una etapa de maduración en barricas de roble, la cerveza se vuelve delicadamente rojiza para satisfacer los apetitos más dulzones.
La Framboise ha de probarse deleitándote en cada trago. El gusto reproduce fielmente el color de su fruta, lo que percibes por la vista y revela el gusto de frambuesa madura, sin dejar lugar alguno a la acidez del Lambic. Esta auténtica maravilla para el paladar alcanza el paroxismo con un regusto en el que florece todo su frescor.
- Alcohol: 4%
- Color: rojizo / frambuesa.
- Fermentación: espontánea
- Tipo: Lambic
- Estilo: Afrutada
- Temperatura de Servicio: 4–6°C