Se acaban las vacaciones y vuelve la rutina. No queda otra que armarse de valor y coger el coche para abandonar la playa o la montaña y cambiarlos por la oficina. Para evitar la depresión post vacacional no hay nada mejor que los dulces. En este artículo te dejamos unas cuantas paradas (teniendo en cuenta diferentes puntos de España) que podrás hacer en tu vuelta a casa, para que, aunque tengas que volver a la rutina, lo hagas con una sonrisa y unos cuantos pasteles debajo del brazo. Seas de donde seas y vayas a donde vayas, seguro que tienes de paso uno de los siguientes lugares:
Alemanes de Guarromán (Jaén)
Seguramente, a no ser que seas de Jaén, ni conozcas este dulce andaluz. Está compuesto por 2 planchas de hojaldre que envuelven un suave bizcocho genovés. Y para lograr el toque definitivo, entre ambas capas podemos encontrar multitud de rellenos: chocolate, crema…
Si en tu vuelta a casa por las vacaciones pasas por Despeñaperros, acércate a una pastelería jienense y degusta estos deliciosos pasteles.
Miguelitos de La Roda (Albacete)
Los miguelitos de la roda son unos pasteles típicos de la población albaceteña de La Roda. Están hechos de masa de hojaldre y rellenos principalmente de crema pastelera, aunque hay variantes que sustituyen la crema por chocolate o nata.
Es una parada típica, especialmente para los madrileños que vuelven de la Comunidad Valenciana. Se pueden comprar en pastelerías y en gasolineras. Sin lugar a dudas, es uno de los dulces más populares de esta lista.

Caramelos del Pilar (Zaragoza)
Estos míticos caramelos, popularmente llamados Adoquines del Pilar, ya se han convertido en uno de los dulces más típicos de la capital aragonesa. Todos tienen una imagen de la Virgen del Pilar sobre un fondo blanco. Cuando los abras, dentro no solo verás el caramelo, también encontrarás escrita en el papel una jota aragonesa.
Suelen ser caramelos de grandes dimensiones (aunque las jotas sean cortitas, difícilmente entran en las dimensiones de un papel de caramelo normal 🤭), así que ármate de paciencia y saliva porque como quieras morderlos te vas a quedar sin muelas.

Feos de Villalpando (Zamora)
Esta parada es típica para los madrileños que viajan hacia Asturias. Aunque el nombre quizá te eche para atrás, lo cierto es que los Feos de Villalpando están buenísimos.
Son una especie de pasta de almendra que tiene origen en el S. XIX, y su nombre viene porque su inventor, Sinfoniano Burgos, se confundió durante la elaboración de otro postre y acabó creando una masa fea de almendras. Tal y como ocurre con los buenos pasteleros, Sinfoniano no tiró la masa, sino que le dio forma e hizo galletas con ella. De la forma más inesperada y fortuita creó un dulce que se ha vuelto todo un hit, especialmente para los conductores de autobuses y camioneros que pasan por la zona.
Torta de Alcázar de San Juan (Ciudad Real)
Las Tortas de Alcázar utilizan como base una bizcochada manchega que en vez de cocinarse en un molde lo hace sobre una superficie plana, de ahí su característica forma. El toque definitivo se lo da el azúcar que tiene encima. Hay dos versiones, con azúcar espolvoreado o con costra. Mi favorita es esta última, ya que contrasta lo esponjoso del bizcocho con lo crujiente del azúcar. Sin lugar a dudas, una parada obligatoria si te toca pasar por Ciudad Real en tu vuelta a casa.