Con el buen tiempo nos apetece la cocina más informal, y las tostas son una solución sencilla y fácil para improvisar una cena o un aperitivo. A continuación te explicamos cómo hacerlas y triunfar con ellas:
- Elegir el pan y cortarlo en rebanadas: No todos los panes sirven para todos los ingredientes. Los panes más compactos admiten productos más grasos e ingredientes de mayor humedad y peso, mientras que los más ligeros necesitan mayor sutileza de ingredientes, y los de mayor sabor son el acompañante perfecto, por ejemplo, para los ahumados, como sucede con los panes de centeno. Siempre que puedas elige panes integrales, que son más saludables.
- Untar los panes con una base cremosa: para acentuar su jugosidad y/o blandura, desde un poco de aceite de oliva virgen extra a una crema de queso suave o una mayonesa ligera.
- Añadir un ingrediente sabroso y protéico, que servirá como elemento principal de la tosta. Los más indicados son los que tienen como componentes base pescado, carne, queso o huevo, además de embutidos e incluso en conserva: atún, jamón, carne escabechada…
Distribuir por encima ingredientes frescos: frutas, verduras o hierbas aromáticas son elementos que refrescarán el conjunto, porque tienen mayor jugosidad. Algunas frutas te sorprenderán en combinación con diferentes elementos. Por ejemplo, a una tosta con anchoa le irá muy bien el kiwi; lo mismo sucede con las fresas o la piña con los embutidos.
- Añadir algún elemento sorpresa: tanto para combinar texturas como para añadir sabor por afinidad o constraste: los tonos picantes de una ralladura de rábano, polvo de frutos secos o algún deshidratado son algunos ejemplos.
- Sazonar como si se tratara de una receta: se le puede añadir sal y pimienta, o bien aliñar con una salsa vinagreta o especias que aporten sutileza, también un poco de salsa perrins: aquí hay que arriesgar y divertirse.
- Gratinar la tosta en el grill del horno: En algunos casos mejora muchísimo poner la tosta a gratinar, de forma que se funda el queso o los elementos más grasos. La temperatura es importante a la hora de gratinar, y la mejor forma de que no se arrebate es que gratine tan sólo unos minutos. Si ponemos, por ejemplo, unas migas de chorizo, éstas soltarán un poco de grasa y aportarán sabor al resto de los ingredientes. Una tosta de tomates cherry con queso y huevo duro, a la que le añadimos unos taquitos de jamón, quedará perfecta gratinada.
Servir las tostas con un orden. Podemos hacer una cena a base de tostas, pero deberemos servirlas por orden: las que contengan vegetales y/o estén frías deben ser las primeras, y después serviremos las que tengan base de protéinas y, en ese caso, primero las de pescado y después las de carne, y al final las calientes. Si nos animamos hasta podemos hacer las de postre: con fresas y leche condensada, o de Nutella y plátano. Las podemos servir enteras o incluso en trozos, de forma que parezcan canapés.