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8 hierbas aromáticas: albahaca, perejil, romero, hierbabuena, laurel, orégano, cebollino y tomillo

Muchas veces la diferencia entre una receta y otra la da un toque de hierbas aromáticas.

Eva Celada22/02/2017

 

Las hierbas aromáticas dan un toque especial en la cocina, si son frescas mucho mejor. No sólo se pueden cultivar en casa en cualquier pequeña terraza e incluso junto a una ventana, sino que ahora también se venden en los supermercados frescas. Una de sus grandes cualidades es que, al ofrecer aroma, nos permiten rebajar el consumo de sal en la cocina. Además, no tienen valor calórico.

 

¿Cómo se conservan las hierbas aromáticas?

  • La hierba aromática, al comprarla, debe estar verde y libre de manchas o defectos.
  • Las hierbas envasadas deberán tener fecha de caducidad.
  • Para conservarlas las hierbas se deben mantener en papel absorbente, ligeramente húmedo.
  • El cilantro y la albahaca se pueden conservar en aceite o vinagre, aunque el sabor no será el mismo.
  • Los excedentes se pueden secar y envolver en papel de aluminio, para después conservarlas en agua en cubitos, y se podrán incorporar directamente en salsas o guisos.
  • Al utilizarlas, aunque sean de cultivo propio, deben lavarse bien bajo el grifo, especialmente las que se vayan a tomar en crudo.

Algunos trucos:

  • Estas hierbas pueden aromatizar el sabor del aceite de oliva si se incorporan a él.
  • La carne cocinada con cebollino, orégano y tomillo queda excelente.
  • Los caldos resultan muy aromáticos si en la cocción colocamos un saquito que contenga laurel, perejil, romero y tomillo, y al terminar la misma se retiran.
  • Si se pone queso en aceite se pueden añadir hierbas aromáticas al mismo, especialmente tomillo, romero y orégano.
  • En los platos a la brasa, el romero y el tomillo seco añadido a las brasas dará un aroma especial a carnes y pescados.

Albahaca: mucho sabor, perfecta para la cocina italiana

Muy aromática, si está seca es más amarga y picante. La albahaca se utiliza especialmente en la cocina italiana para elaborar el pesto, también con la salsa de tomate. Las hojas secas aromatizan bien carnes, pescados, sopas, ensaladas y guisos. Sus hojas deben echarse al final de la cocción.

Para cultivarla

Deberá hacerse en lugar muy soleado de los meses de febrero o marzo. La tierra debe estar húmeda, se deben retirar las hojas según vayan saliendo.

Perejil: en todas partes

Sus hojas grandes y recortadas son ligeramente picantes. El perejil está especialmente indicado para realzar el sabor del pescado, el marisco, las carnes rojas, la carne de ave, legumbres, huevos, sopas, masas y salsas. Además, es imprescindible en algunos sofritos y salsas, como la salsa verde, además de los majados.

Para cultivarlo

El perejil admite bien los suelos arenosos con algo de sombra y se puede plantar todo el año, con riego frecuente pero en pequeñas cantidades. Se recortan a medida que salen.

Romero: desde infusiones a asados

El romero es un arbusto perenne, típico de la zona mediterránea. Sus hojas son verdes y de sabor algo anisado. En cocina se pueden utilizar desde el principio de la cocción y retirarse antes de servirse el plato. Es ideal para acompañar la carne de cerdo, cordero, cabrito, conejo y aves. Da sabor a las patatas asadas y aromatiza mantequillas, salsas, aceites y vinagre. Puede utilizarse en cremas, salsas y dulces, además de infusiones, por sus múltiples propiedades.

Para cultivarlo

El suelo debe ser húmedo y con algo de sombra, la mejor época para cultivar el romero es el final del invierno, con riego frecuente y recogida a los 60 días después de plantarse.

Hierbabuena: perfecta en la sopa de tomate y en el mojito

La hierbabuena es una planta muy aromática. Sus hojas tienen un sabor fuerte y picante, y se utiliza desde con la carne de cordero y cerdo a las ensaladas, legumbres cocidas, sopas y pescados. También da aroma a dulces o acompaña en cócteles.

Cómo cultivarla

Se siembra al inicio de la primavera y se riega con frecuencia la tierra, que debe estar húmeda. La planta debe podarse con frecuencia, según salgan las hojas.

Laurel: que no falte en ningún guiso de legumbres

El laurel es un árbol. Sus hojas secas suelen mezclarse habitualmente con ajos para hacer estofados y guisos de carne o pescado, caldos y salsas. En guisos con legumbres son imprescindibles, ya que los hace más digestivos.

Cómo cultivarlo

Para cultivar el laurel se precisa un macetón grande o en jardín, a resguardo y con poco frío. Se siembra en primavera y debe regarse con frecuencia, las hojas se recogen en verano y en otoño, y las ramas se ponen boca abajo atadas para que las hojas se sequen con toda su salvia. Una vez secas, se guardan y duran todo el año.

Orégano, ¡no sin mi pizza!

 

El orégano es una planta de hojas ovaladas indispensable para condimentar la pizza y la ensalada de tomate, también los quesos, verduras y carnes a la parrilla.

Cómo cultivarlo

El orégano es una planta fuerte que se siembra durante el otoño o la primavera y se riega moderadamente. Para secar las hojas, se deben recoger antes de la floración y dejarlas en un lugar ventilado.

Cebollino: para quienes no les gusta la cebolla

Pariente aristocrático de la cebolla y los puerros, tiene un sabor más sutil y discreto. Sus hojas son verdes y cilíndricas y se utilizan al final del guiso para que no pierdan sabor. Está indicado en sopas, carne, pescado, platos con huevos, salsas y ensaladas. Se utiliza para aromatizar mantequilla o queso fresco.

Para cultivarlo

Prefiere sombra, se siembra en marzo y abril, y se recoge en otoño. Se riega cuando la tierra está seca. Se va recolectando por encima del suelo para que mantenga su crecimiento.

Tomillo: siempre con la caza

Crece de forma espontánea. De hojas muy pequeñas de color gris verdoso y aroma especial por el timol, resulta especialmente adecuado para platos de cocción larga, como la carne de caza, y también para condimentar estofados, pescados y verdura. Combina bien con ajo, aceitunas, berenjenas, tomates o pimientos.

Para cultivarlo

El tomillo requiere suelos bien drenados y con buena exposición al sol. Se siembra en invierno y no precisa mucha agua. El primer año da una cosecha y el segundo, dos.