Absinthium es uno de esos restaurantes a los que cuando vas, ya inmediatamente quieres volver. La experiencia que se vive, tanto en el plato, la copa o la taza no pueden ser más llamativas, incluso me atrevería a decir que la Sala, ‘con mayúsculas’, es aquí la que manda.
Se llega al restaurante a través del primer piso del Hotel Oriente, una zona barra de bar te recibe, enmarcada en una bella estantería, por todas partes botellas de absenta, licores, vermuts (tienen más de 70 variedades) y por supuesto, vinos, pero no vinos normales por Denominaciones, sino vinos espectaculares: 700 referencias de vinos curiosos, interesantes y difíciles de encontrar. Sólo en vinos antiguos de Jerez tienen más de cien.
La sobremesa puede ser aquí impactante, de aguardientes y espumosos tienen 120 referencias. Todo ese universo líquido se toma en 38 tipos diferentes de copas, fundamentalmente de Riedel. Una experiencia que se completa con Jesús Solana, uno de los mayores expertos en vinos del país, un personaje casi barroco que es una autoridad, y se muestra como tal, no diré más (sorprenderse es parte de la magia). Hay que conocerle, charlar con él, visitar sus joyas y, como he dicho al principio, querer volver de forma inmediata.
Y pasemos a la comida, comenzando por el aperitivo con una tapa de Paté de ave acompañado por Martini Gran Lusso 150 aniversario. El ajoblanco verde intenso y sabroso, a la vez que fresco. Continuamos con Espárragos naturales con holandesa, presentación espectacular y por fin probamos una buena holandesa, que ya es difícil.
Uno de los emblemáticos de la casa es la Ostra Rockefeller, un plato clásico de 1899 que se atribuye al restaurante Antoine’s de Nueva Orleans y que el chef de Absinthium, Roberto Alfaro, borda, permitiendo que la ostra resulte sabrosa, levemente ácida, exquisita. Lleva espinacas, mantequilla y parmesano. Le sigue un plato de pasta excelente: Orecchiete artesana de la Puglia con salsa de azafrán y pescado de roca, hinojo y salicornia: excelente; y la Molleja de ternera lechal glaseada con alcachofas, que Solanas acompaña con un oloroso.
De postres un Queso Stilton, el gran queso azul ingles, servido con maceración de vino de Oporto Tawny, «para sentirse como un lord del siglo XIX», reza en la carta; que se prepara en la mesa y una Tarta Tatín de manzana con helado de vainilla del gran heladero Fernando Sáenz.
Se puede tomar vino por copas, hay 8 vinos diferentes. Es posible comer a la carta o con los diferentes menús degustación que tienen en el restaurante: el ABS (60 euros) y el Menú «su misura», con tres entrantes, dos principales, queso, sorbete de absenta y postre, incluyendo un magnifico café por 80 euros. Las armonías de vino con la comida son personalizadas, la de cuatro vinos tiene un precio de 25 euros y la de 7 de 45 euros, y la de 10, incluyendo copa de sobremesa, tiene un precio de 45 euros. La relación calidad-precio es excelente. El pan artesano y el agua mineral natural están incluidas en el precio.
En definitiva, Absinthium ofrece una cocina clásica con toques creativos y presentaciones actuales, acompañada de una bodega excepcional y un servicio de sala con la dedicación y profesionalidad, casi de otro tiempo, desbordante de la personalidad de su propietario, Jesús Solanas. Merece la visita y, de paso, dar un paseo por Zaragoza, una ciudad preciosa.
Absinthium
Calle Coso, 11 (Hotel Oriente)
Zaragoza
Teléfonos 876707274 – 607888322
