Álbora dispone de uno de los mejores servicios de sala de Madrid, con Jorge Dávila al frente como flamante Premio Nacional de Gastronomía, que se complementa con una cocina de producto bien elaborada y un ambiente acogedor, tanto en su comedor como en la barra de la planta baja, ideal para el afterwork.
Nombre: Albora
Dirección: Jorge Juan nº 33 – 28001 Madrid
Teléfono: 91 781 6197
Página Web: www.restaurantealbora.com
Tipo de cocina: De temporada, con toques creativos
Entorno: En la planta baja dispone de una gran barra con espacios más informales y mesas, mientras que el comedor se ubica en la planta de arriba, junto con algunos reservados.
Servicio: Excelente, ágil, rápido y amable.
Accesibilidad: Buena, si se come abajo
Ambiente: Aficionados a la buena mesa
Aparcacoches: Sí
Precio: Buena relación calidad-precio.
Fecha visita: Cena, 10 de Enero de 2013
Cocina:
Comenzamos por un Tartar de mujol muy equilibrado y fresco, de sabor exquisito y acidulado (18,5 euros), tras el cuál llega el Huevo de caserío asado con caldo de garbanzos, patata rota y láminas de tocino ibérico (13,50 euros), ofreciendo un sabor muy natural el conjunto.
Seguidamente probamos el Cardo con trufa, que va en una crema de guisantes: excelente la mezcla y la textura turgente del cardo. A continuación tomamos el Bacalao en purrusalda, de nuevo esos sabores auténticos, a guiso, a pescado de calidad, a mar… Le sigue el Pollo negro, muy tierno y con un sabor muy fino.
De postre tomamos una Torrija caramelizada (7 euros), una original versión de este tradicional dulce en la que todos los elementos tienen una perfecta conjunción.
Acompañamos la cena con un Abad Dom Bueno 2011, Godello D.O. Bierzo, muy digno acompañante de los platos degustados.
Observaciones:
Imprescindible el jamón de Joselito, que se puede también tomar en la preciosa barra con bodega vista que Álbora ofrece en la planta baja.
Calificación:
Álbora destaca por varias razones, quizá la principal es la calidad de los productos que pone en el plato, pero también nos encontramos con el buen hacer de su chef, David García, que ofrece ese punto de cocina vasca de toda la vida, donde los caldos y fondos tienen profundidad de sabor, donde los puntos están perfectos y, en definitiva, donde recibes una cocina clásica bien hecha pero, además, y dentro de un orden, también nos encontramos en el plato creatividad, imaginación y algo de juego.