En verano las altas temperaturas ocasionan que muchos alimentos se estropeen, ya que el calor acelera la aparición de microorganismos.
Con el fin de preservar los alimentos correctamente durante la época estival, lo mejor es refrigerar la comida siempre después de haberla cocinada, y bajo ningún concepto, dejarla a temperatura ambiente.
No obstante, hay que tener en cuenta que refrigerar un alimento no evita que las bacterias aparezcan. Es más, hay comestibles que se pueden estropear sin llegar a mostrar signos evidentes de contaminación, ya que su sabor y su olor permanecen intactos.
Alimentos que más rápido se estropean
Marisco
Al tratarse de un alimento fresco, es muy sensible y caduco, especialmente durante los meses calurosos de verano. Lo más recomendable es consumir el marisco el mismo día que se adquiere. En la nevera puede aguantar fresco no más de 2 o 3 días. Obviamente, todo lo señalado tiene que ver con el marisco fresco. Si lo congelamos, el alimento aguantará mucho más tiempo.
A la hora de conservarlos lo mejor es situarlos en la parte baja de la nevera, junto con los alimentos más perecederos, ya que es la zona más fría.
Durante la compra de marisco tenemos que fijarnos en aspectos como el color, que la cáscara sea lisa y que las conchas, en el caso de los moluscos como las almejas, estén cerradas.

Pescado
Al igual que con el marisco, tenemos que tener especial cuidado con los pescados en verano. Congelarlo siempre es una opción perfecta para aumentar el tiempo de conservación y para evitar intoxicaciones por anisakis.
Sin embargo, el pescado fresco es una delicia. Tenemos que vigilar la temperatura de este alimento, ya que a partir de los 10ºC las bacterias dispondrán de un medio favorable en el que proliferar. Por lo general, y al igual que el marisco, su consumo fresco debe realizarse como muy tarde a los 2 o 3 días de la compra.
Para evitar la aparición de las bacterias y disminuir el riesgo de intoxicación lo más recomendable es eliminar las vísceras y las tripas lo más pronto posible.
No debemos consumir pescado que refleje un aspecto seco, sin brillo y con la carne blanda, pues todo ello es muestra de que está en mal estado.

Pollo
El pollo crudo ya tiene gran cantidad de bacterias, por lo que hay que extremar las precauciones cuando se consume en verano. Lo mejor es cocinar bien esta carne para matar todos los microorganismos.
Sin embargo, nunca debemos dejar a temperatura ambiente este alimento. A partir de los 4ºC ya está en peligro, ya que las bacterias que se encuentran en el pollo ya tendrían vía libre para multiplicarse muy rápidamente.
Por lo general, el pollo fresco debe consumirse antes de los 3 días, durante los cuales debe estar en la nevera.

Huevos
La salmonella es una de las bacterias más comunes, especialmente en los huevos. Esta se multiplica a muy alta velocidad, especialmente en temperaturas que son superiores a los 20ºC.
Durante el verano es obligatorio conservar los huevos en la nevera para asegurar una temperatura fría y constante que evite la contaminación.

Carnes
No solo el pollo corre riesgo durante el verano, la carne también es un alimento muy vulnerable. Durante la elaboración, debemos tener en cuenta que es más probable que una carne poco cocinada siga conteniendo bacterias.
La carne puede estar en la nevera entre 3 y 5 días. Los cortes grandes de carne podrán aguantar más tiempo que los pequeños, que corren más riesgo de volverse grisáceos y perder sangre.
Si una carne presenta una textura viscosa quiere decir que las bacterias ya han empezado a propagarse. Además de viscosa también puede verse pegajosa o con áreas verdes.
Durante el cocinado tenemos que ser precavidos y nunca colocar la carne cocinada sobre donde ha posado la carne cruda, ya que podríamos ocasionar contaminación cruzada. Debemos tener en cuenta que al cocinar los alimentos eliminamos muchas de las bacterias, de modo que situar un trozo de carne o pollo sobre una tabla o plato donde ha posado la carne cruda podría volver a contaminar el producto.

Fruta cortada
La fruta es nuestra gran aliada en verano, pero mantenerla troceada y a temperatura ambiente puede ocasionarnos serios problemas. El verano acelera la descomposición de la fruta, especialmente si ya se encuentra cortada.
Lo mejor es cortar las frutas y consumirlas en el momento, ya que de esa forma evitaremos que se oxiden, pierdan agua, o mucho peor, se contaminen.

Leche
La leche no está exenta de riesgos durante el verano. Desde que se abre el envase las bacterias empiezan a atacar, ya que los alimentos húmedos y con proteínas son los lugares ideales para la proliferación de bacterias.
Una vez abierta, debemos consumir la leche antes de los 4 días, puesto que superada esa fecha podríamos tener riesgo de intoxicación. Todas estas recomendaciones son afines para productos que contengan leche.
