Atrio es un hotel con muchísimo encanto que ha nacido en Cáceres al calor de los mejores restaurantes de España. Construirlo ha costado siete años y ha sido un esfuerzo realmente titánico para sus dueños, el chef Toño Pérez y el sumiller de sala José Polo: «Siempre hemos querido tener un espacio donde recibir, mimar y hacer vivir una experiencia única a nuestros clientes», unas palabras que definen perfectamente el espíritu de este Hotel Boutique, diseñado por el estudio Mansilla y Tuñón, y decorado por algunos de los artístas contemporáneos más importantes, como Andy Warhol, Antonio Saura, Candida Höfer o Antoni Tapies.
Situado en la calle San Mateo, en pleno casco antiguo de la ciudad y con vistas a la Iglesia de San Mateo, el hotel cuenta con tres alturas: en el sótano esta la espectacular bodega, una estancia circular donde reposan sobre madera de roble unas 35.000 botellas de 3.000 referencias procedentes de 20 paises, entre ellas auténticos tesoros de la enología, como las verticales de Chateau Latour desde 1945. Junto a la bodega se ubica una zona de catas o mesa reservado.
En la planta baja se ubican la recepción, la cafetería y el restaurante, con todas las paredes de roble lacado en blanco y los suelos de granito negro, además de muebles y revestimientos en madera natural. En la primera y segunda planta se encuentran las catorce habitaciones, nueve dobles y cinco suites, decoradas de forma exquisita con baños con bañera y ducha efecto lluvia, camas tamaño king size y cuatro almohadas de plumas sintéticas. Todo está medido al detalle: las sábanas, de 500 hilos de algodón peinado, y los colchones americanos, de máximo confort.
Las amenities, personalizadas para el hotel, son de la boutique italiana La Botegga dell’Albergo, y las toallas y sábanas de la firma milanesa Frente. Algunas habitaciones, como la 201, tienen ventanas que parecen cuadros, por las hermosas vistas que pueden vislumbrarse. En la segunda planta, además, hay una terraza con dos pequeñas piscinas, desde donde puede verse gran parte de la ciudad.
Restaurante Atrio, exquisitez en los detalles
El restaurante de Atrio, del cuál ya os hablamos, cuenta con una mesa central que se divide en cuantas mesitas auxiliares sean preciso, con un atrio y un patio desde donde entra la luz y donde hay madroños, naranjos y plantas aromáticas. De noche, la iluminación con focos de Erco crean una atmosfera casi de museo. La mayoría de los muebles son diseño de Hans J Wegner y estan fabricados por distintos ebanistas daneses, como Carl Hansen y PP Mobler. También hay piezas del diseñador Poul Kjaerholmen fabricadas por Fritz Hansen. En el bar los muebles son de Nanna Ditzel y su disposición es de barra cerrada, de forma que se atiende tanto para tomar un aperitivo, jamón, croquetas, frutos secos, sandwiches o lo que se desee, acudiendo personal bajo petición, que no esta permanentemente en el bar. Hay una buena carta de tés, asi como de licores y cócteles.
También hay que tener en cuenta el desayuno, que a Toño le gusta se sirva en la habitación, en el que se pone, según lo que prefiera el cliente, barrita de pan recién horneada con jamón, migas extremeñas, yogur natural flambeado con frutas frescas, flan, tostadas, bollería recién hecha como caracolas de manzana o croasanes.
Con todo, lo mejor de Atrio es lo que se vive dentro, la atmósfera que se respira de sereno equilibrio y armonía de sus estancias, el silencio de sus habitaciones, la música de las zonas comunes, la pausada conversación del personal con sus clientes, ese sentimiento de acogedora calidez que se respira, es como estar en casa, pero con las comodidades y el lujo máximos.