En el corazón del barrio gótico de Barcelona visitamos el Bar Mono, un local que desde su apertura ha tenido que enfrentarse a diferentes retos que han puesto a prueba su viabilidad. El examen, de momento, lo han aprobado con nota.
Su primer obstáculo es también su primera ventaja, siempre y cuando se sepa cómo aprovecharla: su ubicación. El barrio gótico está repleto de bares y restaurantes con una buena y variada oferta gastro. La competencia es brutal. El segundo lo compartimos todos y no es otro que la pandemia. Todos sabemos las dificultades que han vivido sectores como la hostelería pero es que Bar Mono nació en pleno confinamiento. Es uno de esos restaurantes hijos de la crisis. Y se ha sabido adaptar. Hoy, el restaurante está lleno y su propuesta gastronómica es clara e inteligente.

Lo primero que percibimos al entrar al local es su cuidada decoración, con ese punto selvático que entendemos forma parte del animal que le da nombre, el mono. Este, está representado en una de las paredes de la sala, un rincón instagrameable donde los haya.
Comenzamos a lo grande, con el plato más icónico del restaurante, su canelón de aguacate relleno de atún rojo con mango, gel de albahaca y kimchi. Efectivamente, entendemos porque es el buque insignia de Mono. Por un lado, su cuidada estética, por otro es un plato lleno de sabor, que sorprende a cada bocado, explosivo, picante pero ligero.

Continuamos con la croqueta de chuletón de buey. Encontrar croquetas en las cartas de los restaurantes es muy común, encontrar buenas croquetas en las mesas de los restaurantes es una rareza. Esta croqueta forma parte de las segundas. Buena cobertura, nada grasienta y mucho sabor. Una muy buena croqueta.
La flor de calabacín rellena de mozzarella y pincelada de pesto queda algo insulsa, sobre todo teniendo en cuenta que los dos platos anteriores son toda una explosión de sabor. Demasiada agua y muy poco sabor, algo que se intenta paliar con el pesto pero sin mucho éxito.
El siguiente plato vuelve al camino de los dos primeros, la vieira con foie y salsa café de París es un bocado muy bien elaborado, muy intenso pero equilibrado.

En Con Mucha Gula, ya sabéis, somos devoradores de Steak Tartar, y allí donde lo sirven lo probamos. El de Mono aún tiene que mejorar. La calidad de la carne es buena pero está un poco pasado de Worcester, demasiado fuerte. Le falta esa sutileza y ese equilibrio que transforma un steak tartar de bueno a excelente. Aun así, van por el buen camino.
Acabamos los salados con un Bao de Pulled Pork, sabroso y tierno.

Y para acabar, la NY Cheesecake, que en Bar Mono preparan con queso azul. Pese a lo que pueda parecer, su sabor no es demasiado potente, es un postre equilibrado y ligero.
En definitiva, un buen restaurante que con tanto ir y venir de cierres y aforos, le falta aún algo de rodaje en sus platos pero que promete dar guerra y afianzarse como un punto de referencia en la cruel guerra gastronómica del gótico barcelonés.
Dirección: Plaça de Sant Josep Oriol 4. Barcelona
Teléfono: 936 846 204
Precio Medio: 35€/40€