Cerca de la Valenciana localidad de Requena, Andrés Valiente y su hijo Rodolfo fundaron las Bodegas Vegalfaro. El nombre combina la palabra «vega», por estar localizada a orillas del río Magro y sus afluentes; con el nombre tradicional de la finca «Casa Alfaro». Desde este emplazamiento, defienden el cultivo ecológico y las variedades de vid autóctonas de la zona. Todo ello bajo el amparo de certificaciones ecológicas y tres Denominaciones de Origen: D.O. Pago de Los Balagueses, D.O. Utiel-Requena y D.O. Cava
Historia de las Bodegas Vegalfaro
Rodolfo, el actual propietario de las bodegas, nos cuenta que su familia siempre ha estado vinculada a la viticultura, desde su bisabuelo. Su bisabuelo, de hecho, era viticultor y enólogo; sin embargo, al ser ocho hermanos, no había trabajo para todos en la finca familiar. Así que su abuelo decidió partir hacia Requena, lugar donde actualmente se ubica la bodega.
La familia no tuvo una finca propia hasta que su Andrés Valiente, el padre de Rodolfo, decidió aventurarse e invertir en un pequeño terreno de vid que hoy se incluye en la D.O. Pago de los Balagueses y desde el que se fundó, en 1999, Bodegas Vegalfaro. Mientras crecían las viñas y el negocio, también crecía Rodolfo; quien con 33 años tomó el relevo al mando de las bodegas.

Desde entonces, Rodolfo Valiente guía las bodegas con la premisa de desarrollar un estilo de vinos diferente y personal. Siempre basando su trabajo en prácticas ecológicas y la combinación de prácticas tradicionales con innovación para sacarle el mayor partido al terroir.
La esencia de Vegalfaro: un compromiso ecológico
Desde el principio, la bodega se sustenta en la defensa de un cultivo ecológico. Al principio, no usaban pesticidas o herbicidas porque seguían los métodos tradicionales de cultivo. Allí, en las tierras de Requeña, los pequeños propietarios no echaban químicos en sus cultivos. Ahora, el cultivo ecológico cumple con los parámetros y exigencias de la certificación Europea y es una convicción personal. «Es respeto a la vid, no contaminar la tierra ni los acuíferos para dejar un legado a nuestros descendientes libre de residuos» asegura Rodolfo.

Otro de los elementos que configuran la personalidad de Bodegas Vegalfaro, más allá del respeto por la tierra, es la mezcla de variedades de uva. El proceso de elaboración del vino se basa en hacer la fusión de distintos tipos. En sus diferentes fincas cultivan uva Bobal y Garnacha Tintorera, variedades autóctonas de la zona; pero, además, tienen Tempranillo, Syrah, Macabeo, Chardonnay y Sauvignon Blanc. Si bien es cierto que poseen monovarietales de Syrah y de Garnacha Tintorera, el resto de vinos se elabora como un ensamblaje de las distintas variedades.
Diversidad de suelos para combinar
Ahora bien, las mezclas no se realizan únicamente con variedades de uvas. En ocasiones, los matices de un vino se consiguen mezclando la misma variedad de uva, pero cultivadas en parcelas diferentes. Una de las singularidades de Bodegas Vegalfaro y su terruño es la diversidad. Tienen vides plantadas en terrenos arcillosos, otras en suelos calizos y parcelas cuyo suelo es más arenoso.

Cada variedad de uva se cultiva y se cuida dependiendo del suelo en el que está. Esto les permite disponer de una amalgama muy amplia y diversa de sabores. Por ejemplo, en la Finca de Los Balagueses, el suelo es calizo; lo que otorga elegancia, permite hacer vinos con mucha concentración. Algo favorecido, también, por la antigüedad de la vid que abarca una horquilla de 40 a 100 años.
Vino Pago de los Balagueses Garnacha Tintorera
La Uva Garnacha Tintorera es la variedad mejor adaptada a la zona en la que se encuentra Bodegas Vegalfaro. Sobre todo, en la actualidad, con el cambio climático. La acidez tan elevada que posee esta uva, le permite soportar el calor y ampliar los tiempos de maduración, sin perder el equilibrio.

Rodolfo Valiente destacaría, entre todos los vinos, el Vino Pago de los Balagueses porque es «un vino versátil que se atreve con todo«. Este vino sellado con la D.O.P. Los Balagueses tiene un denso color granate. Su olor nos recuerda a frutos silvestres, fruta negra madura y matices tostados con toques de vainilla. En el paladar la acidez es equilibrada, con un gusto sostenido y prolongado de taninos suaves.
Este elegante vino es conveniente tomarlo a unos 14 o 16ºC. Es el aliado perfecto para cualquier comida con carnes de caza, estofados, cordero, aves, etc.. Pero, además, encaja perfectamente con pescados grasos hechos al horno; gracias, sobre todo, al frescor que encierra esta uva.