En un pequeño pueblo de La Alcarria: Brihuega, se cultiva casi un 10% de la producción mundial de lavanda. Una flor que se utiliza casi en exclusiva para los perfumes de la marca Loewe. Mientras la flor está perfecta para destilar todo su aroma, sus hermosos manojos morados formando calles que se pierden en el horizonte conforman un espectáculo que no quieren perderse miles de personas en verano.
Los días 19 y 20 de julio se organiza en la localidad el Festival de la Lavanda, que suele programar desde exposiciones de arte a conciertos de música clásica y moderna, además de cenas en los campos de lavanda.
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La Oficina de Turismo ofrece un servicio de bus para ir a ver los campos de lavanda, que incluye el servicio de guías, obsequiando a los participantes en las actividades con un regalo relacionado con la lavanda. Las rutas se organizan al anochecer y las puestas de sol reflejadas en las flores son de una belleza maravillosa.
La variedad que se cultiva en Brihuega es un híbrido entre la lavanda provenzal y el espliego que, silvestre, era habitual en estas tierras. Cuando el visitante se acerca a las flores recibe un intenso aroma.
También se puede adquirir en la Casa de la Miel (Plaza San Miguel, 7) la miel de lavanda que las abejas fabrican con el nectar de estas flores. Es un local tradicional donde el propietario cuenta anécdotas y curiosidades relacionadas con el pueblo y también con la lavanda. Esta miel también se vende en Alquitara. Hay otra tienda: Las cosas de mi hermana (Paseo de la Fábrica, 2), donde se venden diferentes productos relacionados con la lavanda, como el licor, los caramelos, saquitos aromáticos para la ropa, jabones o cosméticos.
En la zona, además de miel, se puede adquirir vino, aceite, chocolate, cerveza artesana y buenos quesos. Uno de los más destcados es La flor de Brihuega (Camilo José Cela, 2) con diferentes variedades. En el hotel Niwa, con diez habitaciones, también se puede alojar el visitante y disfrutar de su spa y los masajes con aceites esenciales… de lavanda.
En los restaurantes se puede tomar asados al horno de leña, como en El Tolmo, y algunos platos de casquería, además de la cocina casera de siempre: pisto con huevo, morcilla, bacalao… y, de postre, helado de lavanda. El restaurante Princesa Elima, que esta en el hotel con el mismo nombre, se puede disfrutar de la terraza, al igual que en La Peña Bermeja, por sus vistas. Se puede tomar una copa en La Celestina en el centro, y si se prefiere una tarta casera La madre de Guille es el lugar.
En la localidad se pueden visitar las Cuevas Árabes. Para verlas hay que pedirselo al carnicero y, de hecho, la salida esta en su propio local. El cementerio se encuentra en el interior del castillo califal de la Peña Bermeja. Además, la iglesia de San Felipe tiene un pórtico románico que merece conocerse, como también recomendamos visitar los Jardines Románticos de la antigua Fábrica de Paños.