El Buda Feliz nos hace dejar a un lado los tópicos sobre restaurantes chinos en cuanto probamos su carta. Una original propuesta gastronómica a base de auténticos platos de comida callejera típica del gigante asiático.
Además, su estética inspirada en la ciudad de Shangri-La hace viajar al comensal a la china tibetana.
Plantas coloridas, sillas de mimbre, faroles de hilo, iluminación cálida y música relajante… las expectativas aumentan nada más entrar y todo apunta a que la comida estará a la altura de tal atrezzo.

Nos acomodamos en las mesas situadas al fondo, un lugar algo elevado respecto al resto del restaurante con vistas directas a la cocina, separada de la sala por una amplia cristalera.
He tenido la suerte de haber vivido en Asia durante cuatro años, y el detalle de ver cómo los cocineros saltean los noodles y hierven los Dim Sum me hizo recordar a los puestos de comida callejera que inundan muchas de las ciudades del lejano oriente. Eso me gusta.
Intento retornar de mi viaje mental y aterrizo de nuevo en la mesa del que es el restaurante chino más antiguo de Madrid, fundado en 1974 y renovado totalmente en 2017.
Tanto quisieron modernizarlo u… occidentalizarlo… que quizá esa sea la causa de que en la mesa no hubiera palillos, algo que eché en falta y que inmediatamente reclamé a un camarero. Soy de esas personas que no puede comer asiático sin esos utensilios tradicionales que para la mayoría suponen un martirio.
Comenzamos con la sopa Wongtong Tan (5,80€), elaborada con los típicos buñuelos de cerdo y gambas, acompañado de hongos, algas y gambas secas, un entrante ligero y equilibrado de sabores.
Continuamos con Fu Gui Xia Ren (10,50€), una divertida combinación de gambas tempurizadas, sésamo y rodajas de melón. Bocado fresco y a la vez crujiente algo ‘resultón,’ pero difícil de comer por el gran tamaño de la fruta sobre la que reposa el crustáceo.
Bocados de Gamba Tempurizada sobre Melón

Los Shou Zhua Shou Gan Mian (11,80€) o tallarines hechos a mano con pollo, setas y verduras al wok estaban perfectamente elaborados; me sorprendió la textura tierna y a la vez consistente de la pasta aunque, el abuso de salsa de soja, restó protagonismo tanto al sabor de las verduras, como al de la carne.
Seguimos con mi petición especial; los Dim Sum variados (5,60€/2 unidades). Una receta cantonesa de lo más tradicional que superó mis expectativas. Quiero destacar la Gyoza Yanrou, hecha de cordero especiado y el Xialongbao, rellenos de carne y verduras, muy recomendables para compartir.
Y llegó el plato estrella el Chuan Yi Kao Ya (18,80€), pato laqueado especial con soja, crepes de indu y pepino marinado, que para ser la joya de la casa no estuvo a la altura de lo esperado. Las obleas llegaron frías y el pato no estaba en su punto, diría demasiado hecho, aunque digno de sabor. Un desencanto endulzado por el maravilloso postre Mocha Dangao (6,50€) o tarta de queso sabor te matcha casera (según el camarero) acompañada con un helado de lichis; una fusión de sabores y texturas excelente y nos hizo olvidar el chasco del pato.

En definitiva, El Buda Feliz es un restaurante chic, con una propuesta gastronómica original y auténtica que, aunque con matices mejorables, va más allá de los rollitos de primavera o el arroz tres delicias. Además, la estupenda relación calidad-precio hace que sea un restaurante al alcance de todos los bolsillos.
Calle de Tudescos, 5
28004 Madrid