Viajar a Calahorra en primavera es un lujo porque vamos a vivir la fiesta gastronómica más importantes de La Rioja: sus Jornadas de la Verdura. A finales del mes de abril (del 18 al 24) el verde se apodera de esta villa, la capital de la Verdura, e invita a todo el mundo a descubrir los productos de su huerta, seña de identidad de la cocina calagurritana (que es su gentilicio), a probar las recetas de cocineros locales y también de grandes chefs que acuden a la cita, y a disfrutar de una ciudad cargada de historia y rodeada de una naturaleza deslumbrante.
Una villa bimilenaria
Calahorra se encuentra en la Rioja Baja, al sureste de la provincia, en las fértiles vegas de los ríos Ebro y Cidacos, de donde salen las extraordinarias verduras calagurritanas. Al pasear por el centro vamos recorriendo la historia de una de las ciudades más antiguas de La Rioja y de España. Calahorra fue una floreciente ciudad romana que albergaba foro, teatro, naumaquia, termas y baños. Rememorando la antigua Calagurris Iulia Nassicaa, cada año se celebra el Mercaforum, un gran mercado romano en el que participa toda la ciudad recreando el ambiente de la época hasta con una legión romana que estuvo asentada en el Norte de la península y lucha de gladiadores. Se celebra el fin de semana antes de la Semana Santa de Calahorra, que está declarada de Interés Turístico Nacional y que cuenta con una exposición permanente de sus pasos procesionales en la Iglesia de San Francisco.
Las piezas romanas encontradas en Calahorra y otras colecciones de toda La Rioja se han reunido en el Museo de la Romanización (entrada gratuita), donde está la famosa Dama Calagurritana, de la que no se conoce ni su origen. De esa época hay un personaje que destacó sobre todos: Marco Fabio Quintiliano, gran literato y orador nacido en Calahorra en el año 42. Su estatua se encuentra frente al Ayuntamiento, es todo un símbolo de la ciudad y, en las fiestas de verano dedicadas a San Emeterio y San Celedonio, es tradición escalar a Quintiliano y ponerle el pañuelo hecho con los colores de las blusas de las diferentes peñas.
La ciudad pasó a ser cristiana cuando los soldados romanos Emeterio y Celedonio, nacidos en Calahorra, fueron degollados junto al río Cidacos y, desde ese momento, se convirtieron en mártires y patronos de la ciudad (tienen su propio Centro de Interpretación). En ese lugar se levantó la Catedral de Santa María (visitas guiadas los sábados a las 12h), extramuros, que conserva las reliquias de los santos mártires. Muy cerca se encuentra el Crucero, un templete medieval que daba la bienvenida a los peregrinos.
En el paseo por la ciudad encontraremos el arco romano, la iglesia de San Andrés, la plaza del Raso, antiguo foro romano, el entramado de la Judería (Calahorra pertenece a la Red de Juderías Española, caminos del Sefarad) en torno al Rasillo de San Francisco o el convento de las Carmelitas, que alberga un impresionante Cristo del escultor barroco Gregorio Fernández.
Verduras para comer… y vestir
En el Parque de la Era, una escultura homenajea a Los agricultores, el germen de Calahorra, un hombre y una mujer que representan la tradición agrícola de la ciudad de las verduras. La riqueza y variedad es enorme: alcachofas, espárragos, pimientos, cebollas, guisantes, puerros, cardos, borrajas… Pero, de entre todas ellas, la más singular es la Coliflor de Calahorra, con IGP propia desde 2003. Las coliflores amparadas por la IGP cuentan con un diámetro mínimo de 11 centímetros, con hojas verdes bien formadas y sin granulosidad, y se comercializan en fresco con la etiqueta Coliflor de Calahorra. Para poder lucirla, la recogida debe realizarse de forma manual y entregarse al almacén antes de 12 horas.
Cualquier momento es bueno para disfrutar de la gastronomía calagurritana, en la que nunca faltan los productos hortícolas, tanto en fresco como en sus fabulosas conservas. Pero, si se tiene oportunidad hay que acudir en primavera, cuando celebran una de las fiestas gastronómicas más concurridas de La Rioja: las Jornadas Gastronómicas de La Verdura, que cumplen XX años en su edición de 2016.
El cartel ha sido diseñado por Agatha Ruiz de La Prada y muestra todo el colorido de las verduras formando un corazón que alude, también, a lo saludable que es tomar vegetales. La gastronomía y la cocina son el plato fuerte de estas Jornadas y, durante una semana, Calahorra se convierte en un importante foro gastronómico en el que se dan cita los mejores cocineros de España. Un total de 13 restaurantes y 22 bares participan con menús y pinchos donde las verduras están presentes desde los entrantes hasta los postres. Habrá elaboraciones tradicionales, como los espárragos templados o las alcachofas fritas, sin olvidar la típica menestra calagurritana o la parrilla de verduras, junto a otras más originales y atrevidas, como Aloe vera, coliflor y miel; Timbal de borraja con papada; Sepia rellena de verduras; Mousse de espárrago con dados de tomate confitado y anchoas; Habitas confitadas a la menta con mollejas de cordero y foie; Crema de zanahoria tostada con fresón; Yogur natural como miel de pimientos del piquillos; y Galleta de calabaza con mousse de chocolate.
También participa en las Jornadas una de las mejores heladerías del mundo que se encuentra en Calahorra, avalada por premios y reconocimientos internacionales. Y no es ninguna exageración. El maestro heladero Andrés Sirvent es un genio, elabora helados y sorbetes de una calidad excelente, totalmente naturales y con sabores sorprendentes… también con verduras. Suyo es el helado de pimiento de piquillo, por ejemplo, uno más entre los 100 sabores que ofrece y que aumentan cada temporada para deleite de sus clientes, entre los que se encuentra la mismísima Casa Real.
A lo largo de la semana de las Jornadas se realizarán degustaciones, catas comentadas de vino, agua y aceite, todo de La Rioja, exposiciones, se puede seguir la ruta de pinchos, hay talleres de cocina, actuaciones musicales y teatrales, además del ciclo de conferencias con renombrados cocineros y expertos.
El fin de semana los visitantes tienen que aprovechar el Mercado de la Verdura, instalado en la carpa del Silo, en el que se pueden comprar productos recién extraídos de la tierra y de gran calidad, con un sabor que no se olvida: directos del campo a la cesta. La carnicería Cayo Sáenz va a participar con precocinados con verduras como las hamburguesas de espinacas con frutos secos, croquetas de la huerta o el cordero con alcachofas de Calahorra. Otra novedad van a ser los cócteles con verduras que van a preparar algunos bares de copas de la ciudad: Bloody Mary y daikiri de fresas serán las propuestas de La Comedia; Dolce Vita elaborará gintonic Premium con pepino, cardamomo y frutos y mojito especial con menta fresca y frutos rojos; y el bar Katá, gintonic Premium con verduras de la zona y mojito calahorrano.
Uno de los momentos estelares de las Jornadas de la Verdura es el Desfile de Moda Vegetal (22 de abril), una pasarela en la que se muestran creaciones imposibles en las que trabajan los estudiantes de la Escuela Superior de Diseño de La Rioja, vestidos de alta costura inspirados en los diseños del genial modisto Alexandre McQueen y confeccionados con vegetales: hojas de coliflor, pieles de cebolla, puerros, zanahorias, judías verdes… Impresionante.
La buena cocina de Calahorra
Fuera de las Jornadas de la Verdura, la oferta gastronómica de Calahorra es muy completa y de calidad y es el destino perfecto para ir a probar uno de los platos estrella del recetario riojano: la menestra. Chef Nino es uno de los restaurantes más tradicionales, situado muy cerca del Ayuntamiento. Ventura Martínez (el hijo de Saturnino «Nino» y Juli) sabe tratar las verduras con maestría y practica una cocina de producto, pero puesta al día. Su menestra es excepcional. Además, hay que probar las alcachofas a la romana o salteadas con jamón, el arroz caldoso de verduras y setas, o las pochas de Calahorra con verduritas. Y para seguir, unas chuletillas de cordero o paletilla de cabrito asado.
Otro clásico con buenas recetas de la huerta es La Taberna de la Cuarta Esquina: Los espárragos frescos templados, las alcachofas, los guisantes, las crepes rellenas de verdura… que se completan con un buen asado de cordero a la camerana, rehogado antes de asar. La menestra de Casa Mateo, un restaurante centenario, también es antológica, como también lo es su bacalao a la riojana, y muy rica la ensalada de alcachofas y cigalas. Los pinchos de verdura de El Rioja y La Pedrera, los menús del restaurante Ciudad de Calahorra, la cocina actual de El Albergue, el buen hacer del Parador de Calahorra, La Dama de Calahorra, La Taberna de la Frasquita, Trattoria… son todas buenas opciones para conocer la gastronomía calagurritana en su esencia y acompañar una buena comida con los vinos de la zona, los de La Rioja Baja, muy singulares, como explican los bodegueros: vinos más dulces y de mayor graduación, al ser una zona más cálida y menos lluviosa que La Rioja Alta. En la tienda Vinoteca Fuertes se pueden probar por copas, acompañados de unas tapas, y comprar vinos y otras delicatessen, como conservas, aceites y embutidos de la zona.
No hay que pasar por alto el dulce de Calahorra, que goza de gran fama. No en vano en noviembre, en el puente de Todos los Santos, se celebra aquí una Feria de la Golmajería en la que participan las pastelerías de la ciudad. Tienes que probar y llevarte como recuerdo algunas de sus creaciones más típicas, como los Corazones de Calahorra, una pasta de manteca enriquecida con huevos en forma de corazón cuyo ingrediente principal es la almendra. El Pastel Calagurris es una tartaleta hojaldrada rellena de una masa de almendra y cubierto con almendra fileteada tostada, que se puede servir con salsa de chocolate caliente. Las Mantecosas son una especie de pan dulce, de elaboración artesanal, que se realiza desde antiguo en Calahorra. Las mujeres las hacían desde San Blas a Carnaval. Actualmente se elaboran durante todo el invierno. Otras opciones son «huesos» de Santo y la Torta de los Santos, esta última es un sabroso bizcocho que, en su composición, lleva miel y almendras. Está inspirado en los Santos Mártires, patronos de Calahorra.
En familia: Museo de la Verdura y paseos entre coliflores
El Museo de la Verdura es un plan perfecto para ir con niños… y conseguir, en muchos casos, que empiecen a coger cariño al mundo vegetal que tantos odian. Les encantará conocer la geografía de La Rioja y la historia de sus gentes, ver cómo crecen los espárragos y cómo se sacan de la tierra, aprender cuándo hay que plantar los pimientos o las lechugas y cómo se hacen las conservas (la principal industria de Calahorra) o cómo se cocinan las alcachofas y otras verduras riojanas. Y todo de una forma amena, divertida e interactiva, a través de paneles y audiovisuales. El Museo está en pleno casco antiguo, en el Rasillo de San Francisco, en el espacio que ocupaba el antiguo convento de San Francisco (siglo XVI).
Tras la visita, para ver de cerca todo lo que hemos aprendido, se puede seguir alguno de los Senderos de la Verdura, perfectamente señalizados y que discurren entre las huertas de Calahorra y permiten contemplar un hermoso entorno con toda su riqueza de flora y fauna: desde las riberas del Ebro y el Cidacos, hasta los Picos del Monte de los Agudos y de La Mesa.
Son cinco senderos, de diferente dificultad, porque unos tienen una duración de más de diez horas, y otros de dos horas y media. Unos rodean toda la ciudad y otros realizan pequeños recorridos por las huertas o el la ribera del Ebro. Además de la señalización se pueden conseguir los folletos orientativos para realizar una ruta autoguiada. El sendero de Calahorra es la ruta más amplia, con 50,6 kilómetros de longitud y una duración estimada de trece horas; el sendero de Campo Bajo tiene un recorrido de 14,6 kilómetros y el de Murillo de Calahorra, 12,3 kilómetros, con dificultad baja. El sendero del Cidacos es una ruta de 12 kilómetros y el sendero de Pico La Mesa recorre una distancia de 6,5 kilómetros.
El sendero del Cidacos es el más familiar. Parte del Puente de San Adrián, junto al río Ebro, continúa entre huertas y viñedos hasta llegar al río Cidacos. Se asciende por los montes y los cultivos van dando paso a los pinares. En el pueblo vecino de Aldeanueva de Ebro se puede visitar el primer Museo Del Vino de La Rioja Baja, ubicado en la Ermita de Nuestra Señora del Portal.
Si el paseo no es suficiente, los más activos pueden animarse a recorrer en bicicleta la Vía Verde del Cidacos, una ruta de 34 km. que une Calahorra con Arnedillo y por donde históricamente transcurría el tren de vía estrecha que unía ambas localidades. Es un recorrido sin mucha dificultad, al que puede apuntarse toda la familia.
Y para dormir…
Calahorra cuenta con un Parador (4*) que lleva el nombre del ilustre Marco Fabio Quintiliano, además de hoteles como el Ciudad de Calahorra (2*) y el Hotel Zenit Calahorra (3*), todos ellos con buenos restaurantes en los que se puede degustar la cocina calagurritana más genuina y menús especiales para celíacos.
Completan la oferta hotelera el Hostal Gala (2*), el Hotel Área Calahorra, ubicado en la N-232, y también un albergue de peregrinos y otro juvenil (solo para grupos). Entre los alojamientos rurales, destacamos los Apartamentos Turísticos Villa Cristina y Roseta, de alquiler completo y con 5 y 4 plazas, respectivamente.