El Camino Primitivo, el de la Costa y el del Salvador. Tres rutas recorren las tierras del Principado con una única meta: llegar a Santiago de Compostela. Y cada peregrino elige el Camino que más le agrada. Por los 270 km que surcan la costa asturiana, de punta a punta, o adentrándose en montes y valles de un intenso verdor, atravesando puentes y ríos salmoneros. El paso por Oviedo/Uviéu es obligado. Y las paradas para disfrutar de la buena mesa y echar un culín de sidra, la mejor recompensa. Nos calzamos las botas… ¡y echamos a andar!

DOS AÑOS SANTOS
Sí, porque aunque estemos en plena celebración del Año Santo Compostelano, concretamente en el número 120 de la Historia, debido a la pandemia este Año Santo 2021 se prolongará durante todo el 2022. El Camino más famoso y transitado es el Camino Francés que discurre por Navarra, La Rioja y Castilla y León, pero Asturias cuenta con dos Caminos que atraviesan el Principado y en los que los peregrinos van a encontrar grandes atractivos, lugares y momentos inolvidables.

Hablamos de los llamados Caminos de Santiago del Norte, que en 2015 fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En Asturias hay dos rutas: el Camino Primitivo y el Camino de la Costa. Aunque podría hablarse de una tercera ruta, la del Salvador, el ramal que parte de la puerta de la catedral de San Salvador, en Oviedo/Uviéu, el que elegían los peregrinos que seguían el Camino Francés pero optaban por desviarse hasta la capital asturiana a la altura de León. En total, Asturias suma más de 523 kilómetros de ruta jacobea por los distintos Caminos.
EL CAMINO DE SANTIAGO NACIÓ EN ASTURIAS
Resulta curioso conocer que el origen del Camino de Santiago está en Asturias. Y la razón es que el primer peregrino salió de aquí. Fue el rey asturiano, Alfonso II el Casto quien tras recibir la noticia de que un ermitaño había encontrado unas luces estelares que señalaban el sepulcro del apóstol Santiago en el confín más occidental del Reino de Asturias, puso rumbo hacia aquel lugar, partiendo desde Oviedo/Uviéu con todo su séquito. Allí mandó levantar un templete funerario, en el ‘campus stellae’ que más tarde se convertiría en Compostela. Este hallazgo llegaba en el momento más oportuno y el rey consiguió afianzar la guerra de la Reconquista.

Leyenda o realidad, esa fue la primera ruta jacobea de la que se tiene noticia en la Historia, y ese recorrido conforma lo que conocemos hoy como Camino Primitivo que discurre por 148,6 kilómetros. Y como repite el dicho popular: «quien va a Santiago y no a San Salvador (la Catedral de Oviedo/Uviéu), visita al criado pero no al señor». El Camino Primitivo nace a las puertas de la catedral de Oviedo/Uviéu, un templo de planta gótica que destaca en su exterior por su elegante y única torre y dentro atesora la Cámara Santa, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, donde se conservan las cruces de la Victoria y de los Ángeles, auténticos emblemas del Principado y de la ciudad que aparecen en sus escudos, y también el Arca Santa, donde se custodiaban numerosas reliquias entre las que destaca el sudario de Jesucristo y que han atraído a los peregrinos a lo largo de la Historia. En una hornacina verás una de las ánforas que, según cuentan, contenía el agua que Jesús convirtió en vino en las Bodas de Caná. Y en el lado sur, los peregrinos se acercan hasta la talla del Salvador y dar así por iniciado su Camino.
SALAS, TINÉU Y LOS ANTIGUOS HOSPITALES
El itinerario se distribuye en siete etapas que cuentan con albergues y todos los servicios que puede necesitar el peregrino. En Grau/Grado hay que visitar la capilla de los Dolores que esconde un arte churrigueresco inesperado. Pasar entre palacios, como el de los Miranda-Valdecarzana, y la muralla medieval, que luce esplendorosa. El día más festivo es el domingo cuando se celebra el animado y concurrido mercado. Por eso, los lunes son en Grau/Grado el día de descanso. La siguiente etapa une las villas de Salas y Tinéu, que precisan de tiempo para conocerlas.

El casco medieval de Salas es espectacular, uno de los mejores conservados de Asturias. La Colegiata de Santa María la Mayor, del siglo XVI, acoge en su interior el Mausoleo de D. Fernando Valdés-Salas, el personaje más notable de la villa, inquisidor y fundador de la Universidad de Oviedo. La Torre Medieval (s.XIV) alberga el Museo Prerrománico de Asturias y conserva las mazmorras y otros detalles que te trasladarán a la Edad Media. Pegado a la torre se alza el Palacio Valdés-Salas (s. XVI), hoy convertido en un hotel que acoge visitantes y peregrinos. En las pastelerías encontrarás el dulce más popular de Salas, los Carajitos del Profesor, unas ricas pastas de avellana que inventó un profesor llamado Pepín a principios del siglo pasado. Aprovecha también para probar los quesos de afuega’l pitu que se hacen en este concejo. Al salir de Salas, es muy recomendable desviarse un poco del camino para llegar a un lugar mágico, la cascada del río Nonaya, porque según cuenta la leyenda allí los mozos pueden llegar a ver a la xana del Nonaya y hasta a escuchar su canto.

Tinéu es una de las localidades más pobladas de Asturias y declarada Conjunto Histórico. Posee una de las joyas del Camino Primitivo: el Monasterio de Obona, en un enclave recogido de la ruta Jacobea (hay que desviarse unos 400 metros de la ruta), ideal para descansar y meditar. Pero si hay algo que le ha dado fama gastronómica a esta villa es el Chosco de Tinéu. Tienes que probarlo. Se trata de un embutido de forma redondeada, curado y ahumado, que se elabora con carne de cerdo, cuenta con Indicación Geográfica Protegida (IGP) y su propio Festival en el mes de agosto.

En la cuarta etapa, el Camino puede continuar hasta Pola de Allande o tomar la variante de Hospitales que cuenta con cinco antiguos hospitales de peregrinos y se considera el recorrido original, tomando el sendero desde Salas hasta Bourres. Esta opción requiere de buena forma física porque hay tramos de mayor pendiente y dificultad. El Camino se une de nuevo en Montefurado, un enclave singular que debe su nombre a las explotaciones de oro que abrieron los romanos en estos parajes, y termina en Berducedo. El paso a tierras a gallegas se hace por el Puerto del Acebo.
EL CAMINO DE LA COSTA

Bordeando el Cantábrico, los peregrinos llevan siglos caminando por la costa asturiana con la mirada puesta en Santiago de Compostela pero sin perder detalle de las maravillas naturales que los rodean a cada paso. El Camino de la Costa, que forma parte del Camino del Norte, discurre de este a oeste entre la ría de Tina Mayor y la ría del Eo y recorre más de 282 kilómetros y 21 concejos en un total de 13 etapas.
LLANES Y RIBADESELLA/RIBESEYA
Todo el concejo de Llanes es paso de la ruta Jacobea. Su capital, la villa marinera de Llanes, declarada Conjunto Histórico-Artístico, está bordeada por una muralla del siglo XIII y cargada de hermosos palacios y casonas. Es tan fotogénica que allí se han rodado conocidas películas, como El Horfanato o La Señora, y hay una ruta turística que las recuerda. La encontrarás llena de ambiente y con una buena oferta de restaurantes donde empezar a disfrutar de lo mejor del mar. No dejes de acercarte hasta el puerto con el original rompeolas decorado con los Cubos de la Memoria, del artista Agustín Ibarrola.

Siguiendo el litoral, peregrinos y surfistas ávidos de buenas olas comparten camino entre hermosos arenales y estampas tan pintorescas como la ensenada de Niembru, en la que impresiona ver su iglesia y su pequeño cementerio reflejándose en la ría, y un poco más adelante, en Celoriu, la iglesia del monasterio casi desaparece bajo la olas cuando sube la marea. En Pría vamos a contemplar un auténtico espectáculo natural, el que ofrecen los bufones, orificios verticales que en días de marea alta expulsan chorros de agua de mar con una fuerza y sonido sobrecogedores. Llegamos a Ribadesella/Ribeseya, otra hermosa villa marinera atravesada por el Camino de la Costa. En su casco histórico, declarado Conjunto Histórico-Artístico, se monta cada miércoles uno de los mercados más antiguos del Principado de Asturias. En un escenario único se venden fabes, quesos, nueces, pantrucos y harina de maíz para hacer los famosos tortos fritos. Otra parada imprescindible es la cueva de Tito Bustillo, con unas pinturas rupestres del Paleolítico que han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad.
POR GIJÓN/XIXÓN Y AVILÉS

Tras pasar por Villaviciosa, y prestarle atención a la iglesia románica de Santa María de la Oliva y a la casa donde pernoctó Carlos V tras desembarcar en Tazones, se llega a la Asturias central, con dos grandes ciudades en mitad del Camino de la Costa: Gijón/Xixón y Avilés. Las playas de San Lorenzo y Poniente dibujan el perfil de Gijón/Xixón, y el barrio marinero de Cimavilla se convierte en el lugar más apropiado para salir a tomar unas tapas y unos ‘culines’ de sidra. En la plaza Mayor está La Galana, siempre con buen ambiente; el Lavaderu, en la plaza del Periodista Arturo Arias; y en la famosa Cuesta del Cholo, la más fotografiada, el Mercante, con tapas y menú del día, y el Planeta, con buenos mariscos y pescados, son siempre un buen plan.

Avilés es una agradable sorpresa, con sus iglesias de San Francisco y San Nicolás de Bari, el palacio de Camposagrado, la pintoresca calle de Galiana bien cubierta por soportales y llena de bares por los que salir de sidras sin que la lluvia sea un impedimento. La calle Rivero es una de las más antiguas de Avilés, es paso del Camino, conserva su antiguo Hospital de Peregrinos y en los restaurantes los caminantes encontrarán menús con precios especiales. No nos resistimos a probar aquí algunos de los dulces más típicos que cuentan con su propia ruta: el Mantecado de Avilés, protagonista de la fiesta más querida para los avilesinos, los Carajitos, las Marañuelas, las Marialuisas… Junto a su cara medieval, el vanguardista Centro Niemeyer se ha convertido en todo un icono para Avilés.
LA COSTA DE OCCIDENTE

Entramos ahora en el tramo oriental del Camino costero desde Sotu’l Barco y Muros. Aunque el Camino no pase por Cudillero, el desvío merece la pena. La ruta continúa por Soto de Luiña, con su elegante iglesia barroca de Santa María. En Cadavéu se conserva la casa donde vivió el padre de las letras asturianas, el padre Galo, y llegamos a L.luarca, una hermosa villa marinera que invita a los visitantes a conocer uno de sus atractivos más especiales: el cementerio. Y es que cuenta con un campo santo marino, en la zona más alta, con unas vistas soberbias sobre el Cantábrico. Allí se encuentra la tumba del Premio Nobel Severo Ochoa. Mucho más pequeño y acogedor resulta el coqueto puerto pesquero y el pueblo de El Porto/Viavélez, conocido porque allí nació la novelista Corín Tellado que tiene en su haber el hito de ser la escritora más leída en lengua castellana después de Cervantes, ¡ahí es nada! Los peregrinos pueden tomarse un descanso y alguna tapa marinera en la taberna del puerto. Llegamos ya al final del Camino que abandona Asturias en Abres, tras pasar por A Veiga/Vegadeo, donde los peregrinos encuentran claras huellas de la ruta jacobea, como la Cruz de Paramios, en Monticelo, el típico crucero pensado para el reposo y el rezo.