El prestigioso cocinero vasco ofrece una exquisita cocina llena de creatividad, con intensos sabores que recuerdan a la cocina vasco-francesa clásica pero que, a la vez, resulta muy innovadora.
La entrada al restaurante, muy acogedora, recuerda a los restaurantes de alta cocina de los setenta: todo está impecable, la luz tenue focaliza sobre unas mesas perfectas con bellísima vajilla, cubertería y mantelerías, que hacen de cada zona un lugar exclusivo y relajante.
En el plato encontramos esa cocina que tanto echamos de menos los profesionales: recetas bien elaboradas con productos de calidad sin un pero, desde las croquetas semi-líquidas de ternera con brotes de espinacas: jugosas, tiernas, con cobertura crujiente, sin un ápice de grasa y que recuerdan a la crema de espinacas, están increíbles.
También la chistorra de cordero, muy suave y, aunque parezca sorprendente en una chistorra, también elegante.
Seguimos con un plato muy francés ejecutado con maestría: la Rillette de faisana, exquisita, continuando con un equilibrado Tartar de gamba, helado de mostaza, caviar y aire de remolacha: excelente, perfecto de ejecución, sabor, frescura.
Y después llegamos al Cardo con huevo ecológico a baja temperatura y crujiente de cebolla y brocoli: no se puede describir con palabras, cremoso, jugoso, equilibrado, con texturas diferentes que, a la vez, convierten el plato en un conjunto lleno de finura: Un tres estrellas por el que merece la pena ir al restaurante, sencillamente impresionante.
Impactados con el cardo llegamos a la Merluza con pimiento de cristal y vinagreta caliente de manzana: el punto de la merluza es también perfecto, el conjunto resulta algo ácido pero excelente.
Y también muy logrado el siguiente plato, que nos recuerda al Practicón: Vaca a la moda, deshuesada, tierna, jugosa… Hasta la Panxineta con crema pastelera, que no sólo se degusta sino que también se disfruta, por su sonido al romperla, es tan etérea…
El pan de mostaza se hace en el restaurante, algo que nos gusta. La carta de vinos es corta, con una selección correcta de champagnes (que le gustan al chef). El servicio de sala es impecable, a cargo de Carmen Miranda. Hay un menú degustación de 6 platos por 65 euros, y el precio medio oscila entre los 50-60 euros en carta, con una excelente relación calidad-precio.
En definitiva, un restaurante templo de la gastronomía de Madrid donde se come muy bien y se está muy relajado, uno de esos lugares donde te quedarías horas de sobremesa, y también uno de esos establecimientos en los que según sales por la puerta quieres volver, porque no puedes olvidar algunos platos… Muy recomendable, una propuesta imprescindible en Madrid.
Restaurante Carlos Oyarbide
http://www.carlosoyarbide.com
Calle de Villanueva, 21
28001 Madrid
Teléfono: 915 77 69 26