Con una historia olivarera que arranca en 1780, los aceites Castillo de Canena toman su nombre del castillo familiar que se alza en la loma del municipio de Canena, en la provincia de Jaén (Andalucía), en el rico entorno del Valle del Guadalquivir, próximo a Úbeda y Baeza, ciudades Patrimonio de la Humanidad. El Castillo fue declarado Monumento Nacional en 1931 y puede visitarse los lunes de 16 a 19h durante todo el año. En la actualidad pertenece a la familia Vañó, propietarios también de los aceites.
Todo el entorno esta tapizado de olivares desde hace 3.000 años, los de Canena están situados en el Valle del Alto Guadalquivir, entre las Sierras de Cazorla y Mágina, en una finca de regadío donde se recolectan las aceitunas para elaborar el aceite de oliva virgen extra de las variedades Picual, Arbequina y Royal.

La almazara se ha convertido en una empresa internacional que mantiene la familia Vañó, liderada por Rosa y Paco Vañó, creando algunos de los mejores aceites de oliva virgen extra del mundo. Una empresa familiar cuya esencia es preservar la tradición, pero también conseguir la excelencia a través de la investigación, la creatividad y la comunicación.
El proceso de elaboración de los aceites es muy preciso, para garantizar su calidad: en primer lugar se seleccionan algunos Pagos, dónde se concentran los frutos de mayor calidad; se continúa con la recolección, seleccionando las aceitunas árbol por árbol y recolectándolas con un vibrador de paragüas, sin provocarles daño; seguidamente se transportan las aceitunas a la almazara en menos de dos horas, en pequeños contenedores, y se procede a la molienda, molturando las olivas con un molino de doble criba y con reductor de velocidad para no calentar la masa. Se continúa haciendo el batido en frío con una batidora refrigerada y hermética, sin adicción de agua a 21 grados, y se filtra, realizando la decantación en una centrífuga vertical, un proceso en el que tampoco se añade agua. Se conserva el aceite en depósito de acero inoxidable en atmósfera inerte y, finalmente, se envasa sobre pedido, inyectando nitrógeno en las botellas para conservar la cata de los aceites.
Castillo de Canena obtuvo en 2014 la Certificación de Huella Hídrica, certificación ecológica y biodinámica en una parte de la finca y en el resto Certificación API de agricultura integrada y respetuosa con el medio ambiente. Todo ello hace algunos de sus aceites estén considerados y galardonados como los mejores aceites del mundo, como el Aceite de Oliva Virgen Extra Reserva Familiar Picual, que ha recibido, por segundo año consecutivo, la máxima puntuación de la guía FLOS OLEI 2016, siendo además la cuarta vez desde que se publica la guía. El Reserva Familiar Picual ha visto reconocida su calidad con 98 puntos en 2015, la máxima puntuación que consiguió en 2014 el Royal Temprano, el mejor frutado ligero del mundo, con otros 98 puntos. Además, este año Castillo de Canena ha sido designada como La Mejor Compañía Oleícola del Mundo.