Siempre me ha llamado poderosamente la atención la reacción de los consumidores de cerveza cuando se encuentran frente a una pinta o media pinta de la cerveza conocida popularmente como «negra»: algunos repiten y se enganchan, mientras otros no la vuelven a probar en su vida…
Las «cervezas negras» son realmente cervezas tipo ale de estilo Stout o Imperial Stout que despistan a quienes van a degustarlas pues, por lo general, esperan cervezas fuertes de sabor, intensas y con un grado alcohólico elevado, pero se pueden encontrar en su lugar con cervezas muy oscuras, moderadas de alcohol y bastante ligeras de cuerpo.
Las Stout más populares remontan sus orígenes al año 1630, siendo una derivación del estilo Porter, y teniendo una variedad de sub-estilos que van del seco al dulce y del suave al intenso. De sabor siempre tostado, con algo de caramelo o de cierto amargor (del lúpulo) y con un aroma a malta muy tostada (torrefactada), su grado de alcohol va del 3,8 al 5% en volumen. Sus temperaturas de consumo varían de unos países a otros: por ejemplo, en España la bebemos a una temperatura bastante más baja que en Irlanda…
La Stout con mayor densidad es la Imperial Stout, proveniente de la popularidad de este estilo en la monarquía zarista en el siglo XVIII. Su grado de alcohol va del 7 al 12% en volumen.
Cuando te llega al oído la palabra cerveza negra, automáticamente nos viene la imagen de Guinness, al ser considerada la cerveza negra por excelencia y la más popular. Su gama de cervezas «negras» incluye las siguientes variedades:
Guinness Draught
Es la variedad más extendida en la actualidad. Es la cerveza oscura más vendida y se encuentra disponible en barriles, latas, botellas y, desde hace poco, en el surtido Guinness Draught. El barril entremezcla un gusto equilibrado a cebada tostada, nutritiva malta y los mejores lúpulos.
Adorada desde 1959, es su potente cualidad de «elevarse y cuajar» la que da a la cerveza Guinness de barril su toque distintivo. Una mezcla exclusiva de nitrógeno y dióxido de carbono ayuda a crear un remolino en el líquido, que se revuelve, se eleva y, gradualmente se separa en un cuerpo oscuro y una cabeza suave y cremosa. En esencia es esta combinación la que permite colocar la cerveza bajo altas presiones sin llegar a la efervescencia.
La subida y bajada de las burbujas ha dejado perplejos durante muchos años a los científicos. Cuando las burbujas de nitrógeno hacen contacto con las paredes del vaso, experimentan la resistencia que impide que floten hacia arriba. Las burbujas del centro del vaso se elevan con libertad, creando ese efecto de burbujas que suben y bajan mientras crece. Con un sabor inicial a malta y caramelo, la Guinness de barril termina con un gusto amargo, seco y tostado.
Graduación alcohólica: 4.1 – 4.3% en volumen
Guinness Extra negra (Original)
Es una cerveza compleja llena de personalidad, que acompaña las comidas a la perfección. Se trata de una cerveza madura y modificada, con la que se consigue alcanzar una experiencia más intensa al beber cerveza.
Con su sabor fuerte y su amargura tostada, es un auténtico clásico carbonatado. Transporta al bebedor al mundo de cervezas negras del siglo XVIII, cuando a la antecesora de esta cerveza se la conocía como la Guinness East y West India Porter. En 1821, la definitiva primera Guinness se dio a conocer como la Extra Superior Porter.
Guinness Extra negra mezcla la textura con la tradición: es una cerveza para entendidos, el equivalente de Guinness a un buen vino.
Graduación alcohólica: 4.2 ó 4.3% en volumen (Irlanda, Reino Unido), 4.8% (Namibia/Sudáfrica), 5% (Canadá, continente de Europa), 6% (Estados Unidos, Australia, Japón).
Guinness Foreign Extra negra (FES)
Esta cerveza profunda e intensa, fabricada originalmente en Dublín, se ha elaborado localmente en Asia, África y el Caribe desde los años 60.
El maridaje ideal de una cerveza Stout es el chocolate, y mejorará cuanto más puro sea éste.
Graduación alcohólica: 7,5 – 8% en volumen.