Hace tiempo viajamos a la Costa Brava para seguir una ruta gastronómica tras la huella de Dalí y los sabores de la Cuina del Empordanet. Ahora hemos vuelto para descubrir nuevas cocinas, la renovación y cambios de algunas de ellas instaladas en fantásticos hoteles y para seguir disfrutando de uno de los destinos gastronómicos y naturales más apetecibles del verano.
1) Masía Peralada, en busca de la Estrella
El complejo que forma el Hotel Peralada Wine Spa & Golf (de 5*), elegante y acogedor, rodeado de un magnífico campo de golf y con un spa temático alrededor del vino, es más que suficiente para convertirlo en un destino redondo. Hay que sumar, también, la experiencia de enoturismo en el castillo-casino, con el museo del vino, y la visita a los viñedos y a la bodega de Perelada, donde se conservan auténticas joyas, ya que aquí se elabora vino desde la Edad Media.
La gastronomía ha sido siempre uno de sus puntos fuertes, pero ahora han hecho una gran apuesta al fichar a una pareja de éxito reputado: Xavier Sagristà y Toni Gerez.
El chef Xavier Sagristà, con una gran cocina que ha ido elevando desde elBulli hasta su última casa, Mas Pau, donde alcanzó una estrella Michelin, se encargará de la oferta de los restaurantes Bistro 19 (la terraza con vistas al campo de golf), Wine Bar y el restaurante gastronómico Masía Peralada. El menú degustación presenta creaciones basadas en la cocina ampurdanesa con toques creativos, como una delicada Crema de puerros con sashimi de pulpo y cebolla caramelizada o la exquisita Suprema de corvina con infusión de ajos tiernos. Y todo maridado con sus propios vinos y cavas, Castillo de Perelada. No hay que perderse el impresionante carro de quesos perfectamente afinados y dejarse asesorar por Toni Gerez, impecable en el servicio de sala.
2) Mas de Torrent, con la naturalidad de Fina Puigdevall
Los altivos cipreses nos dan la bienvenida a esta elegante masía del siglo XVIII en la que es fácil sentirse trasladado a la Toscana renacentista. La calma se respira enseguida en este hotel que, aunque no se encuentra cerca del mar, es una agradable opción para conocer otra Costa Brava, la del interior. El lujo en Mas de Torrent (5*) está en cada detalle. Las habitaciones se reparten entre el edificio principal y las suites más exclusivas en el exterior, algunas incluso con piscina privada. El Spa Natural, perfectamente integrado en el paisaje, invita al relax más absoluto. Los niños pueden utilizarlo en un horario especial.
La cocina de Mas de Torrent también estrena nueva dirección gastronómica esta temporada, que estará en manos de la cocinera Fina Puigdevall, que posee dos estrellas Michelin en su restaurante Les Cols, en Olot. Fue de las primeras en hablar de kilómetro 0, y para ella trabajar con el producto de proximidad es un imperativo. Es experta en reinventar el recetario autóctono con productos de cercanía, elaboraciones 100% naturales y creaciones atractivas. ¿Un ejemplo? Huevo fresco del día, mayonesa de atún, pimiento escalivado y anchoas de L’Escala.
Mas de Torrent es perfecto para realizar excursiones por el corazón del Ampurdán (si se quiere pedaleando el hotel dispone de bicicletas) para llegar a pueblos medievales tan coquetos como Monells, Peratallada o Pals, este último famoso también por su arroz, que se cultiva desde la Edad Media y que aparece en muchas de las recetas de esta ruta.
Uno de los sitios en los que el arroz de Pals se venera es en el restaurante del Hotel Sa Punta, en la playa de Pals, con Josep Font en los fogones. Su Arroz de Pals a la paella con marisco sin faena es un escándalo. Cuenta con una cocina de gran calidad y sorprendente, basada en los productos de la zona pero con una presentación muy actual y cuidada. La opción del menú degustación, con el maridaje de vinos del Ampurdán, es muy recomendable.
3) Roses sigue brillando con la cocina de Vistabella
Asomado al mar, en la bahía de Roses se encuentra el Hotel Vistabella, un clásico de la zona que ha ido renovándose sin perder nunca de vista uno de sus grandes principios: la oferta de una gastronomía gourmet. Los hermanos Marlon y René Veitl, hijos del fundador, han creado distintos ambientes en los que deleitar a los más diversos paladares.
La terraza del Blue Bar, con fantásticas camas balinesas, es el lugar más romántico y tranquilo para contemplar una maravillosa puesta de sol mientras te tomas una copa o alguno de sus cócteles. Para quienes busquen diversión y fiesta, su sitio está en El Pirata Roses Beach Club y sus exclusivas Champagne Parties, todos los domingos hasta mediados de septiembre. Pero hay más: los miércoles menú Pirata, maridado con champagne, y los jueves el turno del bogavante.
Al restaurante del Pirata Roses Beach Club se puede llegar en barco y disfrutar de una cocina ligera y marinera. El Balcó de Mar ofrece lo mejor de la cocina mediterránea a base de pescados y mariscos. Y la joya del complejo es el restaurante gastronómico Els Brancs, con una estrella Michelin desde 2013 y un Sol Repsol recién estrenado, méritos conseguidos por el cocinero Javier Cabrera. Aquí se puede vivir una experiencia gastronómica inolvidable. Y no es ninguna exageración…
4) Mas Tapiolas, el sabor de la ‘cuina’ tradicional
Cuando se atraviesa el hall de Mas Tapiolas, ya no dan ganas de salir del hotel. Bueno, realmente cuesta abandonar todo este complejo enclavado en plena naturaleza y que incluye la vieja masía, el spa, el restaurante, la piscina exterior, las pistas deportivas y el pequeño campo de Pitch & Putt que acaba de estrenar. También son nuevas las Suites Natura, con una arquitectura moderna y separadas del edificio principal lo suficiente como para que la tranquilidad de estas estancias pensadas como adult only (tienen piscina interior y su propia plaza de aparcamiento) no se vea perturbada.
Desde Mas Tapiolas no se ve el mar, pero las vistas que lo rodean no tienen nada que envidiar. Se encuentra en el Bajo Ampurdán, muy cerca de Santa Cristina d’Aro y envuelto del bosque y de la exuberante vegetación del valle de Solius. La zona invita a caminar y para hacer rutas en bicicleta este hotel es perfecto, pertenece a la red BikeFriendly y cuenta con todos los servicios para los ciclistas.
La oferta gastronómica del Restaurante Mas Tapiolas se centra en la cocina tradicional ampurdanesa. Por eso, han querido mantener la estructura original de la masía, incluida la vieja cocina convertida en la sala de desayunos. Las distintas estancias son ahora salones en los que se van repartiendo los comensales según la capacidad, y han pensado también en los niños creando una zona de juegos en la que se divierten mientras los adultos disfrutan de la sobremesa. Los productos de temporada marcan la carta en la que nunca faltan los pescados y mariscos de Palamós, como la famosa gamba. En verano las cenas al aire libre son maravillosas, bajo las estrellas y contemplando la silueta del campanario iluminado de Santa Maria de Solius.
5) El Freu, un desubrimiento en Lloret de Mar
Concluimos este viaje por la Costa Brava en Lloret del Mar. En los últimos años, a Lloret le persigue la fama de lugar demasiado bullicioso y poco recomendable para unas vacaciones relajadas. Pero, si se sabe buscar, podemos encontrar verdaderas maravillas como el hotel Santa Marta. Está situado a las afueras del pueblo, en un magnífico bosque de 6 hectáreas al borde de la Playa Santa Cristina, con acceso al mar y un spa fantástico. O el Rigat Park & Spa, en primerísima línea de la playa de Fenals, en el centro de Lloret.
Nadie se atrevería, tampoco, a situar en Lloret un lugar tan bucólico y romántico como los Jardines de Santa Clotilde, situados sobre un acantilado, con sirenas de bronce, las escaleras más hermosas que encontró Josep Pla en la Costa Brava y paseos que conducen directamente al mar. Conviene visitarlos a primera hora, antes de que el calor apriete, e imaginar cómo disfrutaron paseando entre los árboles el marqués de Roviralta y su amada Clotilde, que murió intoxicada por una ostra. Su segunda mujer, Odile, corrió mejor suerte y murió con 104 años.
Si hablamos de gastronomía, en Lloret el hotel Guitart Monterrey (5*) es el que ofrece más opciones: el Beach Club en la playa del Fenals, con transfer desde el hotel; el restaurante Monterrey, con un gran comedor interior y zona de terraza, para tomar el bufé o comer a la carta; y para la noche, el Club Prince, con ambiente chill out, copas, cócteles y buena música.
Pero el gran descubrimiento del Hotel Guitart Monterrey es Freu, su restaurante gastronómico con el chef Pep Arbós a los mandos, quien está haciendo un trabajo muy destacable, reconocido ya con un Sol Repsol. El espacio destila diseño, con paredes de cristal, mesas vestidas de lino, vajilla con piedras y lozas que imitan a la naturaleza… Y platos redondos como el Yogur de erizo con manzana verde, aguacate y sus huevas o la Gamba de Blanes con arroz socarras y su espuma. Ofrece tres menús degustación, pero hay que aprovechar el 60 aniversario de los hoteles con un menú homenaje por solo 60 euros para dos personas, con las bebidas incluidas.