¿Qué hacer en Logroño? Aquí tienes unos planes infalibles para no perder ni un minuto en tu visita a la capital riojana. Fiestas, paseos, buena gastronomía y mejores vinos.
1. ¡Que vienen los franceses!
Los riojanos celebran la Fiesta de San Bernabé por todo lo alto, recordando uno de los pasajes históricos que más pone en valor su espíritu enérgico y luchador. Corría el año 1521 cuando unos 30.000 soldados franceses asediaron durante 17 días Logroño, pero los vecinos se negaban a entregar la plaza. Cuando ésta estuvo a punto de caer, llegaron las tropas castellanas con 4.000 soldados al mando del Duque de Nájera e hicieron huir al ejército invasor. El día 11 de junio Logroño celebró el triunfo jurando el voto de San Bernabé, festividad de ese día, y que pasó a ser patrón de la ciudad.
Cuenta la leyenda que los riojanos sobrevivieron dentro de las murallas a base de peces del río Ebro, vino y pan, y por eso en las fiestas se conmemora ofreciendo estos mismos alimentos a todos los visitantes, en uno de los momentos más tradicionales para los logroñeses. A lo largo de los cuatro días que duran las fiestas hay representaciones de aquel histórico sitio: desfiles de las tropas de los dos bandos, en el Parque del Ebro se monta una recreación de un campamento militar francés, con la exposición de armas, cascos, material quirúrgico, de cocina… y también un campamento de la milicia logroñesa. Hay actividades de cetrería, mercados, degustación de bollo preñao, calamares, anchoas con pimientos o longaniza con huevo frito por parte de las asociaciones y peñas que participan en la fiesta, y un concurso de Patatas con chorizo, típica receta de la cocina riojana.
2. Tras la pista del vino, desde el siglo XVII
Con las visitas guiadas de la oficina de Turismo, Logroño y el Vino en el siglo XVII, será muy fácil entender cómo era la ciudad cuando empezaron a levantarse los edificios y monumentos más importantes pero, sobre todo, conocer el origen del vino en La Rioja. Acompañados de personajes de principios del siglo XVII, se recorren los caminos y el transporte del vino, sus mercados, su venta al por menor y al por mayor en el Logroño de su tiempo. Mediante cuentos y leyendas sobre el vino, brindis tradicionales, romances y músicas de la época, nos relatarán la evolución arquitectónica y social de la ciudad, sus grandes familias, el barrio de la Villanueva, las antiguas puertas de acceso a la ciudad, el arte en el Logroño del siglo de Oro, siempre a través de explicaciones rigurosamente históricas y veraces, pero tamizadas por el humor.
El recorrido transcurre por la calle Portales, la Plaza de San Agustín, el cruce con la calle Sagasta, la Plaza del Mercado, Plaza de San Bartolomé, la Iglesia de Palacio, el Espacio Lagares y el Calado de San Gregorio, donde concluye con la cata de un vino de una de las bodegas de la ciudad mientras degustamos una tapa de un producto de la D.O. La Rioja y atendemos una breve charla sobre las actuales bodegas de la ciudad de Logroño.
3. Enoturismo sin salir de Logroño

Seguro que tras esa visita, o mucho antes, entran ganas de conocer de cerca las bodegas riojanas más punteras. Muy cerca del casco histórico (se puede llegar en bici o andando), se encuentran algunas de las más reconocidas, que programan diferentes propuestas de enoturismo, con planes pensados especialmente para disfrutar en familia.
Bodegas Franco Españolas es una de las bodegas con mayor solera de La Rioja, a la que se llega tras cruzar el puente de Hierro sobre el Ebro. Además de adentrarnos en su historia (ha cumplido 127 años) e instalaciones y catar los vinos, estas bodegas organizan actividades tan apetecibles como el Maridaje de Vinos Blancos y Sushi (el 22 de junio) o un Picnic en el Viñedo (el 24 de junio). Ofrecen visita con cata y también con comida.
La arquitectura de la bodega Campo Viejo es espectacular. Al estudiar el emplazamiento de la nueva bodega, el arquitecto Ignacio Quemada quedó inmediatamente impresionado por la belleza natural del paisaje. Su reto era construir un edificio de 45.000 metros cuadrados sin romper con el paisaje, así que pensó que la solución estaba en hacerlo a 20 metros bajo tierra. La construcción subterránea no sólo ha preservado la belleza natural del paisaje y ha creado una sensación tradicional, sino que además ha generado las perfectas condiciones para la producción de vino: la habilidad de mover las uvas y el vino mediante la gravedad, una temperatura adecuada constante y unos niveles de humedad estables. Al recorrer la bodega se llega a una de las salas de barricas más impactantes de La Rioja.
Las Bodegas Ontañón ocupan el lugar donde estaba la fábrica de los caramelos de café Viuda de Solano, a la salida este de Logroño y, además de conocer y catar sus excelentes vinos (visita y cata de 3 vinos, 1o euros, todos los días a las 12h y fines de semana a las 17h), vamos a adentrarnos en el espacio artístico creado por Miguel Ángel Saínz para la familia Pérez Cuevas, propietaria de la bodega. Las vidrieras, esculturas y cuadros sirven para difundir la cultura del vino y la tradición viticultora de las gentes de La Rioja, con un mensaje lleno de sensibilidad dirigido a todos los públicos. Para familias han creado unas visitas especiales (de lunes a domingo a las 11 h), una visita con juegos, pistas e historias de los personajes del Cuento infantil Ontañón y el Laberinto de las 3P que termina con una rica cata de mostos para los niños y vinos para los padres.
4.- Del pincho por ‘la Laurel’ al auténtico sushi
La oferta gastronómica de Logroño es tan variada y tan rica que se ha ganado a pulso ser una de las capitales gastronómicas de España. Su calle Laurel es una de las mecas del tapeo, sin duda, y aquí hay que organizarse para seleccionar qué pinchos probar y llevarnos un buen recuerdo, porque cada tapa y cada bar tienen su historia y sus anécdotas, como los champiñones del Soriano, plato único que se debe comer siguiendo los consejos que nos den; o el Blanco y Negro, donde hay que tomar sus matrimonios, el «agus», un rico bocata del Tío Agus, o las patatas del Jubera, que siguen siendo las bravas sin competencia…
Es muy recomendable conseguir un plano de los bares y pinchos en la oficina de Turismo y extender la zona de tapeo por las calles Albornoz, Travesía de Laurel, San Agustín, Portales, San Juan, Travesía de San Juan, Ollerías, El Carmen y Marqués de Vallejo.
Y si la idea es sentarse a comer, sin salir de la calle Laurel está Cachetero, con Txebico al frente de la cocina y una carta llena de sugerencias riojanas con fundamento, de temporada y presentadas con un toque muy personal. En la calle Portales está La Cocina de Ramón, donde la tradición también da un salto hacia la modernidad. En Gastro 1911, el restaurante del Hotel Marqués de Vallejo (al final de la calle San Juan), el más antiguo de Logroño, se puede comer con todo el sosiego y una cocina de raíces en pleno centro de la ciudad. Y para recrearnos con la cocina de altura y desenfadada del cocinero Francis Paniego hay que ir a Tondeluna, bajo los soportales del Muro de la Mata.

Quienes busquen fusión, la encuentran en el nuevo Ícaro (Avda. de Portugal, 3), el proyecto de dos jóvenes cocineros que han aprendido en las mejores escuelas y cocinas y que nos traslada con su platos a otras latitudes, en especial a Sudamérica.
Y si se trata de llegar a cocinas originales, esa es la auténtica cocina japonesa que practica Félix Jiménez en Kiro Sushi. Un restaurante de una mesa para sólo 10 privilegiados, que pueden ver la búsqueda de la perfección en cada pieza de nigiri que elabora este cocinero, formado desde hace años en Japón.
5.- Ciencia y deporte junto al Ebro
Logroño también se puede admirar desde el río, haciendo alguna de las rutas por la ribera del Ebro o cruzando sus puentes para llegar a la Casa de las Ciencias.
Situada en la orilla norte del río Ebro, en una zona ajardinada frente al casco antiguo de la ciudad, entre los Puentes de Hierro y de Piedra, ocupa un edificio ya centenario: un antiguo Matadero Municipal, construido según el proyecto del arquitecto Luis Barrón en 1910 y rehabilitado para Casa de las Ciencias en 1999. Entre sus exposiciones temporales destaca la dedica al Deporte por dentro o la de fotografía Bestiarium, del fotógrafo José Barea, donde vamos a conocer animales de granja en peligro de extinción.
En la orilla del casco antiguo se encuentra el Embarcadero, donde se puede tomar algo junto al río, y desde allí está previsto que arranque la primera edición de La Rioja Trialtlon en Logroño (17 de junio) con la participación de unos 400 triatletas nacionales e internacionales. Un circuito espectacular donde no sólo podrán conocer Logroño corriendo por su casco histórico, sino también la cuenca del Ebro y los paisajes de viñedos. Al programa de la carrera se sumarán muchas actividades complementarias, no sólo para los deportistas.