Cocina Simbiótica

Lo que más me gusta de Cocina Simbiótica es la introducción, su autor desarrolla en la misma la base de un teoría bastante fundamentada sobre nuestra salud en relación con nuestro sistema digestivo, en el que habitan billones de bacterias en un microbioma que se considera un nuevo órgano. De esta forma, el organismo humano establece con el microbioma una relación simbiótica y, lo que el autor propone, es una alimentación que potencie esa relación simbiótica, y de ahí la cocina simbiótica que da titulo al libro y que pretende ser una forma de alimentarnos, donde una serie de alimentos, probióticos y prebióticos, tomen especial protagonismo: yogur, sopa de miso (fermentado de centeno, fríjoles, arroz o cebada), espirulina (alga unicelular que es fuente marina de probióticos), kéfir (fermentado de granos de leche y cabra), encurtidos, chucrut (col fermentada), kimchi (col fermentada), Tempeh (granos o alubias de soja fermentados) y chocolate negro. Entre los Prebióticos se encuentran las alubias blancas, higos secos, guisantes secos, patata asada o en puré, garbanzos, almendras, lentejas y pistachos.

Tras esta interesante introducción, llegan los chefs con sus propuestas simbióticas (basadas en los alimentos mencionados), con recetas y fotografías igualmente excelentes. Únicamente faltaría saber si esos alimentos tan interesantes para nuestro organismo precisan de un tratamiento especial a la hora de ser cocinados para no perder sus propiedades. También se pregunta, quien escribe estas líneas, cómo si la mayoría de los españoles no tomamos generalmente estos productos somos el segundo país del mundo con mayor esperanza de vida. Fuera de estas disquisiciones, el libro es muy recomendable, además de estéticamente muy bello.