Lavapiés es uno de los barrios históricos más conocidos y populares del centro de Madrid. Ya existen menciones a los habitantes de este barrio, ubicado extramuros, a finales del siglo XV. Es un lugar lleno de vida, bullicioso, donde se combinan la tradición madrileña con calles donde todavía sus habitantes organizan y celebran las fiestas tradicionales y sus chotis, con la llegada de nuevos habitantes procedentes de diferentes países y con nuevas costumbres, fiestas como el año nuevo chino, el Ramadán, y otras gastronomías.
Desde el pasado mes de septiembre, Lavapiés ha sido elegido el barrio más ‘cool’ del mundo en el año 2018 por la revista Time Out: «Madrid podría ser la capital más emocionante del mundo en este momento y Embajadores (en el barrio de Lavapiés) es su barrio más colorido».
Tal y como se indica en la revista, Embajadores es el barrio más ‘cool’ del momento por su «vida nocturna y callejera, el arte urbano y la cultura, comida y gente de todo el mundo: en Embajadores, lo encontrarás todo». La vida de Lavapiés discurre por sus calles adoquinadas, llenas de terrazas y de gentes que van y vienen a otras zonas.
En Lavapiés se puede encontrar esa diversidad mundial, pero a la vez es un verdadero barrio donde vive gente que siempre ha vivido ahí, desde comercios pequeños regentados por los mismos dueños que han pasado de generación en generación y donde poder hacer la compra diaria, hasta los bares más nuevos y modernos que abren sus puertas a los turistas.
El vermut: algo cotidiano y algo nuevo

Para disfrutar de los encantos del barrio, se puede empezar tomando un vermut o una caña antes de comer en la conocida calle Argumosa, por ejemplo, en el bar Automático (Calle Argumosa, 17), donde también se puede picar algo ligero, como unas aceitunas, un salmorejo, un pastel frío de verduras o unas cazuelitas para hacer hambre.
También en la misma calle, podemos continuar la ronda en el Achuri (Calle Argumosa, 21) donde, además, es posible tapear y comer muy buenos platos tradicionales, guisos de carne, legumbres y platos fríos de verano, como quiches, ensaladas variadas, salmorejo, gazpacho o sopas frías.
Podemos bajar un poco la calle y pasear, ya casi en el límite del barrio, para hacer una parada en la Taberna La Mancha (Calle Miguel Servet, 13) para beber vino y comer queso manchego, o subir a la zona de Antón Martin para tomarnos unos vinos en el Restaurante Vinícola Mentridana (Calle de San Eugenio, 9), donde también es posible tomar empanadas chilenas y ricos quesos.
Desde hace unos años es posible, además de hacer la compra, tapear y tomar unas cañas en algunos puestos ubicados el mercado de San Fernando (c/ Embajadores 41) y, por ejemplo, para los fans de las cervezas artesanas podemos hacer una pequeña parada en La Buena Pinta donde, además, se puede asistir a catas, maridajes, presentaciones y degustaciones de diferentes cervezas.
Hora de comer o cenar, con muchas posibilidades

Como estamos en un barrio con tantas posibilidades, podemos decidir si queremos tomarnos algo ligero, como una tosta de pisto y huevo de corral, de solomillo al punto con pimientos, de queso de cabra con cebolla caramelizada, por ejemplo en La casa de las Tostas (Argumosa, 29), o tomar un rico y diferente menú del día, por ejemplo, un salmorejo de remolacha y un tartar de salmón, unas ensaladas variadas o tapas para cenar, como las deliciosas croquetas gigantes con un rebozado muy especial, la escalibada de verduras de temporada o los rollos de pollo crujientes en Lacaña (Calle de Santa Isabel, 50).
Podemos caminar y perdernos por el barrio para descubrir un rinconcito del mercado de Antón Martin y probar una deliciosa pizza muy fina, un plato de carne o deliciosa y original pasta fresca italiana hecha a mano en la Fiaschetteria La Saletta, o podemos caminar un poco más y decidirnos por un pequeño restaurante argentino con ricas elaboraciones: Los Porfiados (Calle Buenavista, 18) decorado con muebles antiguos y reutilizados en un espacio, reformado por los propios dueños, que hacen de la estancia en este local una buena experiencia.
Este restaurante nos ofrece platos deliciosos de carne, como Entraña de ternera, o de pescado, como el Tataki de salmón y verduras (ensaladas o cremas), tanto en formato menú del día como en las cenas.
Si nos apetece un rico zumo de frutas o un mojito, daiquiri o cualquier cóctel en una terraza, Lavapiés es también el lugar ideal para ello. En Lacaña también podemos tomarnos un mojito, un batido o un zumo refrescante de diferentes frutas tropicales.
Existe otro local muy pequeño, pero con mucho encanto y música cubana al principio, cerca de la bulliciosa plaza de Lavapiés, El Eucalipto (Calle Argumosa, 2) mucha variedad de bebidas, tanto combinados de alcohol como zumos de fruta fresca, donde la atención es siempre buena, aunque siempre tengan lleno el local y la terraza.
La diversidad de Lavapies: desde África hasta América, pasando por Asia

Por último, queda un aspecto muy importante del barrio, que es la presencia de restaurantes étnicos. En Lavapiés tenemos una importante población de habitantes que vienen de lugares remotos del mundo, y por ello numerosas opciones de restaurantes donde poder degustar delicias de otros países, elaboradas en pequeños locales. Entre ellos encontramos, a modo de pequeño ejemplo de todos los restaurantes que hay en el barrio, la cocina de Senegal (Baobab, Calle de Cabestreros, 1), comida árabe del norte de África (Al Yaouhara, Calle del Mesón de Paredes, 67), comida de la India/Bangladesh (Baisakhi, Calle de Lavapiés, 42) y muchas otras opciones por descubrir en la maraña de calles vivas, multitudinarias, desordenadas y empinadas del barrio.
En definitiva, hay muchas posibilidades en Lavapiés y muchos más sitios por descubrir, los que os hemos indicado son sólo una muestra para de todo lo que se puede hacer por este barrio…