Más de 80.000 personas trabajan en Google, la empresa más reconocible del planeta, y todas ellas, en una cincuentena de ciudades, pueden almorzar en su trabajo, también desayunar y algo parecido a lo que sería una merienda, todo ello de forma gratuita y en la cantidad que se desee. Estos restaurantes, ubicados dentro de las oficinas del gigante tecnológico, son uno de los atractivos que más valoran sus empleados. Las razones son múltiples: cocina variada, adaptada al gusto de cada país, de mercado y servida con un trato muy familiar.
Food, el programa de Google para alimentar a sus empleados
Para conocer mejor qué papel desempeña la comida dentro de la filosofía de la empresa americana, entrevistamos a Stijn Kuppens, encargado del programa Food de Google en Europa.
¿Hay algún criterio sobre la los objetivos y responsabilidades de los encargados de este programa?

Creo que la respuesta trata de responder una pregunta que nos hacemos: ¿cómo podemos contribuir para hacer posible que el planeta alimentar/nutrir a más de diez mil millones de personas (en 2050) de una forma sostenible, inclusiva, eficiente, nutritiva y saludable?
¿A cuánta gente da de comer el programa Food de Google?
La compañía cuenta, según datos de mediados del pasado año, con 250 restaurantes, 1800 Microkitchens, 7 cocinas para cursos y 34 food trucks, que sirven para alimentar a más de 144.000 usuarios cada día en más de 55 países.
¿Quién decide qué platos se sirven en cada oficina de cada país?
Como un programa global, hemos creado un conjunto de espectativas sobre qué se debe ofrecer en los restaurantes de Google en todo el mundo, cómo los ingredientes se obtienen y cuáles son los métodos preferidos a la hora de cocinarlos, pero los menús son responsabilidad de nuestras empresas asociadas en todo el mundo para ofrecer este servicio a los empleados. Una de nuestras principales aspiraciones es llevar a nuestros empleados hacia una dieta más vegetal.
¿Qué otras actividades o funciones aporta Food, más allá de alimentar a los Googlers y visitantes en las oficinas de la empresa?
Ofrecemos programas para que los Googlers conozcan mejor a las personas que les preparan la comida e incluso les permita saber más sobre los alimentos que comen. Estos programas incluyen clases de cocina, eventos de «team building», charlas de cocineros famosos, huertas comunitarias o incluso un programa de becas para trabajar en nuestros restaurantes.
Googlers en España
En España, los 200 Googlers que ocupan varias plantas de la Torre Picasso en Madrid, una de las oficinas pequeñas de la compañía, cuentan con dos restaurantes, uno grande denominado Picasso Café y otro de tapas (El Chiringuito), algo más pequeño, además de varios puestos, denominados Micro Kitchens (MKs) con fruta, snacks, café y otras bebidas calientes y frías, además de zumos. Los restaurantes prácticamente no se cierran desde las ocho y media de la mañana, cuando comienzan los espléndidos desayunos, que sirven también para reuniones, visitantes tanto de Google como de otras empresas o invitados de los trabajadores.
Una cocina muy participativa
Todo lo que nos podamos imaginar es cierto. Los restaurantes sirven, para quien lo desee, como zona de trabajo, y se puede ver a Googlers tomando un café o un sandwich mientras trabajan con sus portátiles, a varias personas manteniendo una reunión o a una persona leyendo una revista en un rato de descanso. Todo fluye con naturalidad en estos espacios comunes, con olor a buena comida. «En España es diferente a otros países, aquí a la gente le gusta venir a comer y hacerlo en compañía» -nos cuenta Anäis Pérez Figueras, Directora de Comunicación de Google España y Portugal– «En Reino Unido, por ejemplo, prefieren, sin embargo, cogerse un sandwich e irse a su puesto de trabajo». El segundo restaurante en Madrid, conocido como «El Chiringuito», se creó tras una encuesta entre los trabajadores: «Preguntamos cómo les gustaría y nos dijeron que querían un bar de tapas, y así se hizo». También se tienen en cuenta otras sugerencias, tras haber sido internamente evaluadas y consensuadas como, por ejemplo, la de una empleada que echaba de menos que hubiera chocolate negro, y ahora hay a disposicion de los Googlers unas pequeñas chocolatinas que tienen bastante aceptación.

Se podría pensar que con comida disponible sin coste casi a cualquier hora, los trabajadores podrían sufrir el «efecto Google» y coger peso en sus primeros meses en la compañía. Pues no es así, ya que toda la comida que se ofrece en los restaurantes va encaminada a ser saludable, a la vez que sabrosa.
Los desayunos y meriendas que todos quieren probar
En el desayuno, que comienza a las ocho y media, se sirve fruta, embutidos, panes, quesos, café y zumos, además algunos dulces… Y, una vez a la semana, se ofrece un desayuno inglés con huevos preparados de varias formas, también yogures, cereales, ensaladas de tomate, guacamoles… Las meriendas son muy frugales, se denominan «bocados de media tarde» y en ellas se sirven embutidos, fruta, yogures, algún pequeño sandwich y un toque dulce.
Comida variada, sabrosa y saludable
Enrique Sierra es el encargado del servicio de cocina en las oficinas de Madrid. Lleva en Google España desde 2007 y lo tiene muy claro: «Intentamos que los trabajadores de Google coman lo más sano posible, con una propuesta con base de recetas vegetales, arroces y pasta integrales, carnes magras, productos tendencia como la quinoa y legumbres, para que disfruten de lo que hay en el mercado en cada temporada, que es lo más apetecible, económico y sostenible, pero siempre de forma saludable». A los doscientos trabajadores en Madrid hay que añadir las visitas de otros centros, invitados, clientes o reuniones externas. Así, muchos días pasan por ambos restaurantes más de 300 comensales.

El presupuesto disponible para el menú diario del personal es una cantidad global (no nos indican la cantidad por día y persona), lo que quiere decir que si un producto tiene un día un coste menor, se puede complementar con otro de mayor precio para compensar. La organización de los menús corre a cargo de Sierra, quien los planifica de una semana a la siguiente junto a su equipo. Hay mucha rotación, porque no se dispone de mucho espacio de almacenaje, y se tienen en cuenta diferentes variables: desde que no se repitan los platos en dos o tres semanas, a que lo que se sirve en el chiringuito y el restaurante sea diferente, o que siempre haya un pescado, que se sirve a la plancha con guarnición, además de carnes poco grasas.
En un mostrador se sirven los platos calientes, que se reponen constantemente y se cambian a diario: dos platos de cuchara, en invierno una crema y uno de legumbres, que tienen mucho éxito (las lentejas con verduras gustan mucho). También se prepara cocido madrileño, que se sirve por separado, cociendo los garbanzos con caldo de verduras para quien desee tomarlos por separado. De proteína siempre hay pescado o marisco, preparados de diferentes formas, normalmente a la plancha: salmón, dorada, merluza… No suele ser pescado salvaje, pero sí es fresco. También suele haber un plato de carne u otra proteína en forma de huevos, tortilla o similar.
El día que visitamos el restaurante, el menú incluía platos de cuchara. como alubias con arroz o crema de verduras, además de lubina con guarnición de pimientos y patatas panadera, incluyendo también una hamburguesa de pollo que se hace con un 60-65% de pollo y el resto ingredientes saludables, como garbanzos, espinacas, champiñones o frutos secos. Se amalgama con pan y huevo, y resulta muy jugosa. De esta hamburguesa se consumieron 120 unidades en el almuerzo. Las carnes se cocinan a la plancha, guisadas o salteadas al wok, con verduras o arroz integral.

En el restaurante principal de Google España se ofrece una cocina casera, tradicional española, con algunos platos emblemáticos de cocina internacional, como pueden ser burritos mexicanos, curry hindú o pasta italiana. Los proveedores también son locales y a ser posible, cercanos, salvo algunas frutas, como el mango que, partido, es debilidad entre los Googlers.
Fruta en todos los rincones
Mucha fruta se sirve partida: «Así se come mucho más, y está en el interés de Google que sus empleados coman fruta fresca, por eso la hay por todas partes. La fruta partida siempre apetece más. De hecho, de mango gastamos cantidades escandalosas». También se cortan el kiwi, el melón, la piña o la sandía. Para hacerlo posible, hay una persona dedicada especialmente a la fruta.
En ese espíritu de comer y beber de forma saludable y evitar el abuso del plástico, se engloba la iniciativa que se puso en marcha hace cinco años con la introducción de las aguas aromatizadas. Se trata de agua del grifo, a la que se añaden frutas y verduras. «La que más les gusta es la de limón, jengibre y menta» -nos comenta Sierra- «También las hacemos con persimón, tomillo, lima o zanahoria. En verano hacemos agua de tomate, todo depende de la estación. Los Googlers se hidratan y no toman tantas bebidas carbonatadas azucaradas. De hecho, gracias a estas aguas se ha reducido muchísimo el consumo de refrescos azucarados y carbonatados».
Ojos que no ven…
En las neveras hay todo tipo de bebidas. En la parte frontal, a la altura más visible, están las más saludables: zumos, bebidas sin apenas azúcar (aguas aromatizadas, zumos multifruta, isotónicas, tés fríos, batidos 0%)… Y en la parte de abajo, tras un cristal biselado, las menos saludables: refrescos carbonatados, también en su versión light. Para darse un capricho ocasionalmente, también hay helados. No se sirve alcohol, salvo los viernes en la cantina, cuando se puede tomar alguna cerveza en el almuerzo para celebrar que la semana laboral toca casi a su fin.
En todos los restaurantes de la compañía lo más visible es siempre lo más saludable y las raciones son de tamaño reducido. Se puede repetir cuantas veces se desee, pero habrá que levantarse y rellenar, algo que disuade a muchos de los Googlers .
Además de una isla con café Supracafé, bebidas calientes y algún pequeño capricho, como el famoso chocolate negro, en el centro del restaurante hay un bufé de ensaladas que sigue el mismo esquema de todo lo demás, lo más cercano son las lechugas de todo tipo: romana, iceberg, batavia, canonigos, etcétera, además de zanahoria rallada, cebolla y también huevo duro o atún… A un lado está el corner de los panes, cuyo proveedor es Europastry, un obrador industrial que ofrece masas de calidad, incluso con levadura madre y diferentes variedades, especialmente integrales, que se hornean en el restaurante para los Googlers según demanda. El de chocolate con naranja es una delicia. Aunque, con tantas otras opciones, lo cierto es que en los restaurantes de la tecnológica americana se come poco pan.

Los postres tienen muy poco azúcar, y el top one es la tarta de zanahoria. También se ofrecen muchos postres en tarritos pequeños con yogur de la marca Pastoret, sin azúcar y naturales, a los que se añaden frutas, frutos secos y cereales, siendo una forma muy saludable de tomar un postre lácteo. También hay pequeños pastelitos y pasteles, que elabora un pastelero externo. No da tiempo a hacerlo todo en la cocina de Google, porque hay que tener en cuenta que los eventos dentro de las oficinas son frecuentes. Lo que sí se hace «en casa» son el flan, las natillas, la crema catalana o el arroz con leche.
Sierra conoce a todo el mundo, y la gente también le conoce a él. Tiene buena relación con otros cocineros europeos de Google, incluso hay alguna reunión anual, pero no tanto como le gustaría, para intercambiar recetas, por ejemplo. Quienes visitan Google Madrid se quedan bastante impresionados con la calidad de la comida: «Con todo, lo que más les impresiona es la relación que tenemos con la gente» -nos cuenta Sierra- «el trato personal de los cocineros y cocineras y el mío mismo con todos». La relación es tan cordial que algunos Googlers le piden recetas. Si toman un curry que les gusta, por ejemplo, quieren saber cómo se hace. También en caso de necesitar tomar un arroz blanco o un pescado sin salsa por razones de salud, se puede pedir y siempre se procura que estén disponibles para quien los necesite.
Las veinte personas que trabajan en la cocina tienen, a primera hora, una reunión para hablar de los platos que se servirán en el servicio del día, y si alguno se agota siempre se tienen platos alternativos. Sobra muy poca comida, porque los procedimientos están muy ajustados, no obstante, tienen un control de mermas exhaustivo, algo que cada vez es más frecuente en cualquier centro de cocina colectiva.
La cocina del centro de Google en Madrid, donde es importante comer bien porque los empleados están muy acostumbrados a la buena mesa, tanto en restauración como en sus propios hogares, está en constante evolución y no es ajena a las nuevas tendencias, que ya se han incluido en la oferta diaria, como es el caso de los boles, como el Buda Bol vegetariano, con garbanzos fritos, hummus y un sinfín de verduras, o los Poke bowls de salmón y otros pescados.