Ostrava es una ciudad del oeste de la República Checa, en la región de Moravia-Silesia, que fue muy importante durante la Revolución Industrial por las minas, sobre todo de carbón, los altos hornos y toda la industria metalúrgica asociada que existió hasta hace pocos años. Funcionó también como uno de los motores que movía los engranajes de la U.R.S.S. Este inmenso patrimonio industrial, en gran parte abandonado actualmente, está empezando a ser transformado para otros usos. Por ejemplo, unos antiguos almacenes han sido reconvertidos en polideportivo y unos altos hornos son ahora el impresionante recinto donde se celebra Colours of Ostrava desde 2012, un festival musical que apuesta por la creatividad y el respeto a todos los tipos de música.
Los altos hornos de Dolní Vítkovice
Estos altos hornos han funcionado desde 1828 gracias a las minas cercanas de carbón que servía para producir calor y al mineral de hierro que alimentaba los crisoles. ¡Solamente el principal alto horno producía a diario en torno a las 1.000 Tn de acero! Tras abrirse al público, se puede recorrer íntegramente y entrar dentro de esta gran «olla» que alcanzaba 1.300ºC derritiendo mineral de hierro. La visita de esta siderurgia es alucinante, además, en la parte más alta han construido un bar-restaurante que parece flotar, para reponer fuerzas en un sitio único, por si acaso la impresionante subida por pasillos y escaleras colgadas en el vacío con el suelo transparente nos dejara un poco seco el gaznate.
La Bolt Tower está construida sobre el alto horno número 1 y alcanza los 80 metros. Las vistas son espectaculares de noche y de día pero, sobre todo, hay que hacerlo coincidir con el festival Colours of Ostrava, durante el mes de julio, para ver todo el ambiente, la iluminación y la música de los once escenarios musicales que se distribuyen en este espacio sacado de una película de ciencia ficción similar a Terminator.
Ostrava es una ciudad con una belleza distinta: no ha crecido desde su centro histórico sino que se ha ido expandiendo en torno a las inmensas instalaciones industriales que fueron surgiendo, y éso la identifica y la hace atractiva y diferente.
Suelo carbonífero
La geología de la zona es rica en vetas de carbón, que se explotaban en muchas minas del entorno, como la de Landek Park. Ahora está convertida en un museo de mineros. Al visitarla primero se monta en las mismas vagonetas que les transportaban, se ven las galerías, la maquinaria y los sistemas de respiración que usaban en caso de escape de gas o incendio. Están las fotos de los mineros e incluso un homenaje a los que allí dejaron su vida, porque el trabajo en las minas ha sido siempre el más duro de todos.
Todo lo referente a la minería impresiona porque, además, el guía ha sido minero y todo lo que cuenta lo conoce porque lo ha vivido. Él también comía en el restaurante de los mineros. Los comedores están dentro de un edificio de ladrillo junto a la entrada del yacimiento donde se puede probar la comida que solían tomar ellos.
El restaurante Harenda, en Landek Park, es el edificio original y ofrece los platos típicos entre los que destacan las sopas y las carnes guisadas regadas con vinos moravos o con la rica cerveza checa, por ejemplo, una Radegast.
La cervecera Radegast está muy cerca y se puede visitar para conocer el proceso de una buena cerveza. La cerveza de la República Checa es un producto de calidad que se puede disfrutar en muchos bares y restaurantes a buen precio. Tras la visita de la fábrica se asciende a la planta décima para hacer una degustación de la cerveza mientras se observa una vista de 360 grados.
La ciudad que huele a Navidad
A una hora al sur de Ostrava está Stramberk, un pueblo encantador bueno, realmente es ciudad desde 1359. Está situada en la ladera de un cerro que conserva los restos de una fortaleza que domina los alrededores, entre los que destaca un gran valle que da gusto admirar. Es un conjunto homogéneo con algunas casas de madera tradicionales y edificios más nobles en la plaza, pero la vista global de Stramberk se divisa desde enfrente, desde un cerro que fue ocupado ya por neandertales. Su importancia natural y paleontológica, y la fragilidad ante el crecimiento de una cantera cercana provocó su declaración de Monumento Nacional Natural de Sipka (Flecha).
Durante las invasiones tártaras del siglo XIII los habitantes de Stramberk sufrieron y muchos fueron liquidados y desorejados, porque los invasores tenían que justificar el número de muertos de algún modo. En 1241, tras una inundación que perjudicó a los invasores, los locales encontraron una gran cantidad de orejas cortadas y decidieron homenajear a los fallecidos haciendo un dulce de pan de gengibre (típico de Navidad) con forma de oreja que ofrecen solo o relleno de nata y frutas; y como los elaboran todo el año, la ciudad huele a Navidad incluso en verano.
No muy lejos de Stramberk está Heipark, un lugar para ser feliz. Restaurante, hotel y centro de actividades diversas para verano e invierno como golf, atletismo, esquí o snowboard, voleyplaya, etc. Y bobsleigh por raíles a modo de montaña rusa, con frenos por si la velocidad es mucha, aunque la seguridad del sistema permite hacerlo todo sin frenar y las sensaciones son indescriptibles… Luego se puede retomar fuerzas en el propio restaurante del hotel e incluso relajarse observando los acuarios que lo decoran. Se come de maravilla y, sobre todo, sus platos vegetarianos, como los champiñones o el calabacín relleno, son sabrosos, nutritivos y de suave digestión. Los postres y los vinos son muy ricos también.
No te puedes perder:
- El restaurante Scansen, en el centro de Ostrava, es, sin duda, un lujo a buen precio. Buen ambiente, con decoración minimalista pero acogedora. Cocina nórdica con buenos vinos y un producto excelente. La trucha al horno es muy recomendable por su tamaño, su punto, y la digestión tan ligera.
- Alojarse, comer y practicar deportes de invierno o verano, con total seguridad, en Heipark. Es un lugar estratégico para acercarse a Stramberk y comer las orejas, dulces hechos de pan de gengibre.
- Visitar los altos hornos de Dolní Vítkovice y la mina de Landek Park para conocer la importancia minera y siderúrgica de Ostrava; y disfrutar de sus correspondientes restaurantes.
- Pasear por la colina de Prasiva entre bosques, comer en su restaurante de madera y subir a la torre para disfrutar de las vistas tomando un licor local.