Normas sencillas para elegir vinos que exigen cierta dosis de curiosidad y paciencia a la hora de comprar tal y como sugiere la autora de los mejores 100 vinos por menos de 10 euros:
- Acudir a un profesional y pedir consejo: En la enoteca, en el bar de vinos, con el sumiller del restaurante… se debe explicar lo que nos gusta y preguntar, tomar nota de lo que nos indiquen y probar.
- Investigar en internet, redes sociales, revistas y libros especializados que aconsejan muy adecuadamente.
- Tener en cuenta la comida que va a acompañar el vino. Una comida ligera y estival se acompañara con un vino tinto joven, un rosado fragante, quizá un blanco sin barrica. Una celebración requiere de un vino más solemne. también hay vinos que acompañan el aperitivo o dan apoyo moral mientras se cocina y la familia se divierte en el jardín o la playa. Hay que ser capaces de proyectar el vino en la situación en la que será consumido y tratar de que vino, gastronomía y momento caminen de la mano y sin desacuerdos.
El vino debe elegirse también en función de las personas con las que se va a disfrutar: su edad, gustos, forma de pensar… si las personas son jóvenes vinos jóvenes, si es un jefe un vino más clásico, intelectuales vinos sorprendentes…
- ¿Hay vinos para mujeres? Muchas mujeres prefieren blancos a tintos, afrutados a secos, ligeros a vinos con más cuerpo, pero cuesta creer que la elección esté vinculada al genero. Suele tener más que ver con la experiencia y el tipo de comida. Si se tiene una experiencia limitada se prefieren vinos más suaves, por lo que cualquier persona con intereses enológicos finalmente llegará a los vinos más complejos, sea hombre o mujer.
- Valorar las denominaciones de origen periféricas o emergentes. A menudo sus vinos resultan más económicos que otros de territorios más reconocidos. No hay que tener miedo a poner en la mesa vinos sin denominación de origen, vinos de mesa o vinos de la tierra. Una etiqueta de un consejo regulador puede ser un aval de un determinado perfil de calidad, pero no llevarla no implica lo contrario.
Atención a los maridajes. El número de invitados a la mesa es grande y exige la compra de dos o más botellas de vino, quizá resulte más divertido y económico utilizar diferentes vinos para platos distintos. Se puede comprar un vino joven de menor precio para acompañar una entrada ligera y ahorrar el presupuesto para el reserva que maridará con el asado principal.
- No pagar por lo que no se es capaz de disfrutar, aunque a veces convine hacer concesiones al conocimiento y la curiosidad. A medida que la experiencia con el vino aumenta, se es capaz de diferenciar nuevos aromas, más sabores y distintos productos, pero esta evolución exige recorrido. Cuando la experiencia es incipiente, invertir 50 euros en una vino de grna amrga seguramente resultará una labor vana. Hay que acomodar las compras a la experiencia y conforme se avance en conocimiento, ir pagando más para disfrutar mejor.
- Leer las etiquetas de las botellas, pues son una fuente importantisima de
información especialmente en España. No resultará tan fácil con vinos franceses por ejemplo, parcos y escuetos al límite. Muchas etiquetas hablan de variedades, formas de vinificación, edad del viñedo, altitud de la viña, tipología de suelos, crianza, características del roble, etc. Cada dato hablara del vino y aportará pistas para la toma de decisiones.
- Comprar el vino en tiendas y enotecas con rotación y buenas instalaciones, conservarlo en buenas condiciones y cuidar el servicio. Se debe prestar atención a la temperatura del servicio. No hayq eu tener miedo a refrescar el vino en un envase con hielo, incluso si se trata de tintos jóvenes o de crianza, no sólo blancos, lo que no quiere decir servir tientos helados. Resulta fundamental servir el vino en copas de cristal, desechar vasos y cpas de vidrio ordinario. Hay que abrirlo con tiempo, decantarlo cuando se trate de vinos con largas crianzas y tener siempre en cuenta que el vino exige una lituria que es deobligado cumplimiento cuando se quiere disfrutar. Darle tiempo al vino es dárselo a uno mismo.