Cada tercer domingo de mayo, se celebra el día europeo contra la obesidad. Este año, la Organización Mundial de la Salud presentó un informe titulado «Obesidad 2022» cuyas cifras resultaron alarmantes. Según el estudio de la OMS, casi dos tercios de los adultos europeos vive con sobrepeso. Algo peligroso, ya que el sobrepeso o la obesidad incrementan los riesgos de padecer enfermedades como la diabetes tipo 2, cáncer de endometrio, colon, mama o enfermedades coronarias.
Dadas las peligrosas implicaciones que tiene la obesidad, los expertos han hecho este año especial hincapié en vigilar el llamado»efecto rebote» de las dietas. Los asesores de Lev, firma experta en dietética y nutrición explican que vigilar dicho efecto es especialmente relevante dentro de una sociedad que demanda cada día más las conocidas como «dietas milagro«. Quienes siguen este tipo de dietas solo busca alcanzar un objetivo de peso, no adquirir buenos hábitos alimentarios.
¿A qué se debe el efecto rebote?
El proceso de adelgazamiento en las dietas se produce porque el gasto de energía o calorías que realizamos es ligeramente superior a las calorías que ingerimos; por lo que nuestro cuerpo debe utilizar las reservas internas. Si restringimos durante un tiempo continuado las calorías, nuestro cuerpo se acaba acostumbrando a ello. Sin embargo, cuando e se vuelve a ingerir calorías de forma elevada, sin un periodo de transición, el cuerpo no es capaz de gestionarlo correctamente. Es entonces cuando se produce el efecto rebote.

«Cuando restringimos calorías, obligamos a nuestro cuerpo a utilizar las reservas energéticas almacenadas como fuente de energía, y él mismo, si ve que este periodo se alarga en el tiempo, va adaptando su metabolismo a esas calorías consumidas. Es decir, empieza a gastar un poco menos de energía en todas sus funciones. De ahí que para grandes pérdidas de peso, la pérdida de grasa ha de ser estratégica, y por periodos” aseguran los expertos del método Lev.
Por lo tanto, lo más importante de la dieta es el proceso de reeducación alimentaria de forma bien asentada. Adquirir unos hábitos de alimentación saludables y realistas permite que nuestro cuerpo encuentre el equilibrio y pueda funcionar adecuadamente. Asimismo, cuando se consigue el peso deseado, es importante no pasar de cero a cien e ir incrementando las calorías progresivamente.
¿Cómo evitar el efecto rebote?
- La dieta debe estar supervisada por un profesional. Es necesario que sea un proceso tutelado, para asegurarnos de que nos estamos alimentando de manera equilibrada. Un nutricionista nos ayudará a crear hábitos nutricionales adaptados a nuestras circunstancias.
- La pérdida de peso debe ser progresiva. Lo ideal sería hacer una dieta por etapas, en las que haya periodos de transición normocalóricos entre los periodos de reducción calórica.
- La dieta elegida debe ser fácil. Es crucial no escoger una dieta demasiado restrictiva. Se pueden escoger productos reformulados bajos en hidratos de carbono y ricos en proteínas o no renunciar a todo aquello que nos gusta. Las dietas también pueden estar llenas de sabores y texturas diferentes.
- La importancia del ejercicio físico. Una buena rutina de alimentación debe estar acompañada de una buena rutina de ejercicio físico. Gracias a esto, se aumenta la demanda energética y es más fácil superar las calorías que se ingieren.
- Pensar siempre a largo plazo. Una vez terminada la dieta es necesario mantener los nuevos hábitos de alimentación a largo plazo. El objetivo es que la actividad metabólica de nuestro organismo se adecúe al nuevo balance energético.