¿Cómo se pide una cerveza en Polonia? Fría, caliente y brindando al grito de ¡Na zadrowie!

¿Cómo se pide una cerveza en Polonia? Fría, caliente y brindando al grito de ¡Na zdrowie!

Silesia es la región más cervecera de Polonia. Te llevamos a los museos y fábricas donde se elaboran las cervezas más famosas del país y recorremos los paisajes más fascinantes.

Alicia Hernández13/07/2021

Polonia es el tercer país productor de cerveza de Europa, por detrás de Alemania y Reino Unido. Y la historia de sus cervezas viene de largo. El estilo de cerveza más antiguo de Polonia y uno de los más antiguos de Europa es el Grodziskie que se elaboraba ya por el s. XIV en la ciudad de Grodzisk Wielkopolski. Se trata de una cerveza de malta de trigo ahumada sobre roble. A punto estuvo de desaparecer pero hace unos años se rescató y sigue siendo muy singular, como cuando se la conocía como el ‘champagne polaco’ y se tomaba solo en ocasiones muy especiales.

Silesia, la región más cervecera

La zona de mayor producción se encuentra en la región de Silesia, al sur del país, con su capital, Katowice, situada a unos 70 kilómetros al oeste de Cracovia, su ‘vecina’ más conocida. Será el punto de partida de una ruta que nos llevará a conocer lugares fantásticos con la excusa de tomarnos una cerveza. Desde aquí se exporta la mundialmente conocida cerveza Zywiec y otro tipo más, la Tyskie, de la localidad de Tychy. Zywiec está rodeada de bosques, montañas y valles que invitan a practicar multitud de deportes en la naturaleza durante todo el año y también a navegar por su gran lago.

Lago de Zywiec.

Pero, volviendo a la cerveza, lo mejor es ir a conocer el origen de la Zywiec. Elaborada en la ciudad del sur de Polonia que le da nombre, su origen se remonta a mediados del siglo XIX, cuando fue fundada por Alberto Federico de Habsburgo en un castillo-cervecería. En los momentos de esplendor del imperio austro-húngaro, la empresa llegó a alcanzar una importancia considerable. Sin embargo, los acontecimientos históricos que sacudieron Europa durante la primera mitad del siglo XX, hicieron que la fábrica cambiara de manos constantemente. Finalmente, tras la Segunda Guerra Mundial, fue nacionalizada, y tras la caída del Muro de Berlín, la adquirió el grupo Heineken, a quien pertenece actualmente.

Museo de la Cerveza, en Zywiec. ©Fot. T. Gebus

Toda la historia se recoge en el Museo de la Cervecería de Zywiec, una visita muy recomendable, presentada con recursos multimedia, hologramas y cientos de piezas y antiguos recuerdos. Los 1.600 m2 del museo se dividen en 18 salas con exposiciones temáticas y algunas de esas piezas que estaban en la antigua fábrica de cerveza en Zywiec se montaron de nuevo en el museo con la idea de que los visitantes pudieran ver todo el proceso de elaboración de la cerveza, desde las viejas cubas a las botellas, cajas y etiquetas. 

Parque Etnográfico de Zywiec. ©Fot. www.slaskie.travel.pl

Para seguir indagando en la historia de Zywiec, hay un lugar fantástico para ir en familia porque los niños van a descubrir cosas que ya ni existen. Se trata del Parque Etnográfico, situado a las afueras de la ciudad y formado por un poblado que reproduce la forma de vida de hace siglos. Verás cómo era una casa, sin televisión ni lavadora, de 1930; el trabajo en vivo de un carpintero, el telar o una antigua botica con todos los tarros de hierbas que servían para hacer remedios que aliviaran los problemas de salud de toda la familia. También cuentan con la escuela o la capilla. Un recorrido de lo más entretenido que será todo un descubrimiento para muchos.

Los antiguos depósitos en el Museo de la Cerveza de Tychy.

Viajamos ahora hasta Tychy para conocer la cerveza Tyskie, probablemente la cerveza rubia más consumida en Polonia, y también la más exportada, principalmente al Reino Unido, donde existe una importante comunidad polaca. Su color dorado cobrizo, además, la hace muy atractiva. El nombre procede de la región en que se produce, Tychy, al sur del país, cerca de la frontera con la República Checa. Actualmente pertenece al grupo SAB-Miller, que la adquirió en 1995, aunque la empresa tiene mucha más historia; fue fundada nada menos que en 1629. La fecha de su fundación aparece en la corona roja que adorna la etiqueta y la chapa. Representa al rey Juan III Sobieski, que curiosamente nació el mismo día que se fundó la cervecera.

Instalaciones de la moderna fábrica de cerveza Tyskie, en Tychy.

La visita a la Fábrica de cerveza Tyskie comienza por un recorrido por el museo, dividido en salas que guardan multitud de utensilios, las antiguas cubas de fermentación decoradas con azulejos azules, así como una colección de fotos, jarras de cerveza, barriles, posavasos y mucho más. Además, se puede ver un documental en 3D sobre la historia de la fábrica. Durante el recorrido, un guía nos mostrará la fábrica de cerveza actual parando en los puntos más interesantes, como edificios del siglo XIX, tanques de fermentación impresionantes, las diferentes líneas de producción y el jardín donde encontraremos algún viejo camión de reparto. La visita termina, como era de esperar, con la degustación de una cerveza recién hecha.

Así se pide una cerveza

En Polonia vas a poder ir ‘de cañas’ por un precio módico. Una cerveza cuesta en la mayoría de sitios lo mismo que un café. Hablamos de estas cervezas industriales, porque también se elaboran buenas cervezas artesanas, a un precio un poco superior. Lo primero que hay que aprender es a decir cerveza en polaco: piwo. Y a continuación, pedir «una cerveza, por favor, «piwo proszę» o «poproszę piwo«.

Piwo, así es como se dice cerveza en polaco.

En Polonia todas las cervezas son o de medio litro o de un litro y los precios bastante asequibles: entre 1,5zl y 10zl (0,36€-2,37€) en supermercados y tiendas pequeñas y entre 10zl-20zl (2,37€-4,74€) en restaurantes, cervecerías y bares nocturnos. ¿Y cómo se toma? La mayoría de los polacos beben la cerveza fría o del tiempo, pero en invierno no es raro ver que la toman caliente con todo tipo de especias, al modo de los vinos calientes, y también hay a quien le gusta añadir algún sirope dulce a la cerveza. Cuestión de costumbres.

Palacios de cuento, castillos medievales y una joya del patrimonio de la humanidad

Si nos damos una vuelta por Silesia, comprobaremos que su pasado como importante cuenca minera dio pie al crecimiento de grandes fortunas, que han dejado como muestra la construcción de hermosos palacios y residencias de magnates. En Pszczyna se visita el palacio de la familia de Hochberg, donde vivió su última inquilina, la Princesa Daisy, una aristocrática inglesa casada con uno de los últimos Hochberg. Cuando el amor se apagó cambió su residencia al palacete de Promnice, que se utilizaba como residencia durante las cacerías, y que hoy es un bonito hotel con encanto.

Palacio de la familia Hochberg, en Pszczyna.

Para remontarnos a la historia más remota de la región, lo ideal es seguir la Ruta de Los Nidos de Águila, que discurre entre las fortalezas del s. XIV, construidas para proteger Silesia frente a los enemigos. La forman 25 castillos medievales y atalayas a lo largo de 163 km, la mayoría convertidas ya en meros recuerdos de roca que compiten en belleza con los roquedos calizos del macizo del Jura que le dan nombre, gigantescas paredes verticales a las que solo se acercaban los águilas y a las que ahora acuden aventureros escaladores.

Ruta de los Nidos de Águila, en Silesia.

Y si quieres conocer la última joya que se ha incorporado al listado del Patrimonio de la Humanidad, debes hacer la visita guiada a la Mina de Plata, Zinc y Plomo en Tarnowskie Góry, situada a 50 km de la capital de la región, Katowice. Se trata de un gran laberinto subterráneo con casi 150 km de pasillos creados a lo largo de los últimos 400 años en los que se han ido extrayendo los metales. La más curioso de esta mina es el sofisticado e innovador sistema de drenaje del agua que construyeron en su día, junto con otros avances técnicos que supusieron un hito en la minería.

¿A qué sabe Silesia?

Ahora que sabemos qué cervezas pedir, vamos a conocer cuáles son las recetas más populares que nos ofrecerán en Silesia. En la zona preparan Krupniok, un tipo de morcilla que en lugar de llevar arroz se elabora con cereales, normalmente con trigo sarraceno. Suele servirse cortada en rodajas y frita.

Kluski śląskie, uno de los platos típicos de Silesia. ©Fot. UMWSL, www.slaskie.travel

Como plato principal, es muy típico el codillo al estilo montañés (de la zona de los Beskides), Golonka po beskidzku, y otro plato de carne y pasta: Kluski slaskie, ñoquis de patata acompañados con rollo de carne elaborado con carnes de cerdo o ternera, que está buenísimo. Para poner la guinda dulce, tienes que probar los chrust, la versión silesiana de un dulce típico de Carnaval, una especie de lazos de hojaldre.

Oficina de Turismo de Polonia. www.polonia.travel.es