Como indica el tradicional refranero español: «allí donde fueres, haz lo que vieres». Y más si se trata de comer o de costumbres entorno a la mesa. En este caso, si estamos planteando ir a Alemania existen una serie de costumbres alemanas particulares que conviene conocer antes de adentrarnos en su gastronomía.
Modales en las mesas alemanas
Independientemente de si son unos amigos los que nos invitan a casa o si estamos en un restaurante, una de las normas principales que debes conocer es que en Alemania el tenedor y el cuchillo se utilizan siempre. Incluso para coger una patata frita (uno de los acompañamientos más típicos) está mal visto hacerlo con la mano.

Además, la posición de los brazos es muy importante. En cuanto ponemos los codos en la mesa damos a entender que hemos terminado de comer y ha empezado la charla de «sobremesa» que diríamos aquí. De hecho, comer poniendo los codos en la mesa deja entrever cierta falta de modales. Del mismo modo que ocultar las manos apoyándolas en el regazo.
Ah, y no se puede olvidar dar la enhorabuena a quien ha preparado la comida. Es tradición en Alemania felicitar siempre a quien ha cocinado diciendo: «Das schmeckt gut«; lo que significa que la comida sabe muy bien.
Compartir mesa, una costumbre muy alemana
No debe sorprender que mientras estamos tomando un café o una cerveza en cualquier mesa de un bar, llegue un extraño y pregunte si se puede sentar con nosotros. De hecho, es algo bastante frecuente en Alemania. Solo hace falta dar un pequeño paseo por las calles de Berlín para darse cuenta de que la mayoría de las mesas están diseñadas para esto.

Las terrazas de los bares están llenas de mesas de madera alargadas con bancos a ambos lados. Simplemente con esta disposición ya podemos intuir que las mesas no están hechas para estar ocupadas por un exclusivo grupo de cuatro amigos.
Los alemanes no saben explicar muy bien cuál es el origen de esta costumbre. Sin embargo, lo asocian a las ancestrales fiestas de la cerveza u Oktoberfest; así como a los Biergärten. Estos últimos son muy típicos en el sur de Alemania, en la zona de Baviera. Allí, las cervecerías cuentan con un enorme espacio exterior en el que degustar una buena cerveza alemana con los vecinos de la zona. De hecho, es costumbre que en los Biergärten el cliente pague solo la bebida y pueda llevarse su propia comida.

La propina de los camareros
Parecerá pretencioso, pero lo primero que un camarero alemán destaca de los clientes italianos, franceses y españoles es ¡que no dejan propina! Esto es algo muy importante para ellos, ya que en la mayoría de establecimientos trabajan por comisión, llevándose un porcentaje de la caja que hagan en el día. Es decir, su salario depende de la generosidad de las propinas, del dinero que no se contabiliza en caja.
No existe nada escrito entorno a ello, pero por norma general se suele dejar entre un 10 y un 15% de propina. Si nuestra cuenta es de 25€ en un restaurante, el camarero vería aceptable que nosotros subamos la cantidad hasta 27 o 28€.
Además, es probable que al cobrar el camarero haga esta pregunta: Zusammen oder getrennt? Que traducida es algo así como: «¿junto o por separado?»; ya que en Alemania es perfectamente normal pagar cada uno su parte de la cuenta.
¿Qué platos probar en Alemania?

Conociendo estos consejos ya estamos listos para adentrarnos de lleno en la gastronomía alemana y probar algunos de sus platos más destacables. Si visitamos la capital, Berlín, no podemos irnos sin probar una buena Currywurst. Bien sea en un restaurante o en alguno de los puestos ambulantes que encontraremos en la calle. Este plato es nada más y nada menos que una salchicha de cerdo acompañada de salsa hecha con tomate frito o ketchup y curry. Normalmente se acompaña de patatas fritas.
Aunque si tenemos ganas de carne, nada mejor que un buen codillo de cerdo. Bajo el nombre de Hachse, Haxe o Hämsche entre otros, podemos pedir este plato típico en toda Alemania. Dependiendo de la zona varía su acompañamiento, aunque casi siempre suele ser patata (fritas o en puré) y el famoso chucrut. El chucrut es col blanca cortada en tiras y fermentada en vinagre y especias; en Alemania es uno de los acompañamientos más frecuentes.

Por último, si nos apetece salir un poco de la carne, podemos probar el Käsespätzle. Este plato es la demostración de que la pasta también es alemana, sobre todo del sur. Con harina de trigo y huevo se preparan finos fideos, que se sirven acompañados de una gruesa capa de queso y cebolla crujiente por encima.
El postre lo dejamos a vuestra elección, aunque la Apfelkuchen o tarta de manzana no falta en ningún restaurante. Y, por supuesto, no se puede comer a la alemana sin brindar con la jarra de cerveza bajo el grito de: «Prost!» Ya estáis listos, Guten Appetit!