El pan es sin lugar a dudas uno de los alimentos tops para cualquier niño, un imprescindible que va pasando de generación en generación sin que su popularidad caiga ni una pizca. Pero no todos los tipos de pan son buenos para los niños. Hay mucho debate sobre si el pan blanco es malo para los niños, si el integral es una mejor opción.
Hoy te despejaremos esas dudas.
¿Son todos los panes igual de recomendables para ellos?
Ahora que la variedad es cada vez mayor y más accesible (hace pocos años no resultaba sencillo encontrar un pan de espelta o de centeno y ahora podemos adquirirlos en cualquier supermercado) es importante tener una respuesta a esta pregunta para darle a nuestros hijos el pan que más beneficios y nutrientes le reporte y que sea más apto para su edad y metabolismo.
Moncho López, panadero artesano y responsable de Levaduramadre Natural Bakery nos desmonta la teoría de que el mejor pan para los niños siempre es el elaborado con harinas integrales: “El pan blanco tiene muy mala prensa porque está hecho con harinas refinadas, lo que significa que le han quitado el salvado y la cáscara del grano durante la molienda y en ese proceso ha perdido parte de sus propiedades”.
Pero en estudios recientes ha quedado demostrado que la harina blanca puede resultar muy beneficiosa para los niños. Concretamente, un estudio llevado a cabo por la IUNA (Irish Universities Nutrition Alliance) asegura que el pan blanco tiene una capacidad de absorción del calcio de un 10% y que no existe ninguna relación en el aumento de peso de los niños y el consumo de harinas refinadas.

¿Pan Blanco o Pan Integral? Nutrientes y beneficios
El sabor del pan blanco también es un factor a tener en cuenta para los niños, que en la mayoría de las ocasiones se decantarán por él en detrimento del integral ya que su sabor es más suave y su textura más esponjosa. Además, las harinas refinadas resultan más sencillas de digerir y su aporte energético resulta inmediato.
En cuanto al pan integral, es importante saber que el grano nos aporta más hidratos de carbono complejos, fibra y proteínas pero hay que tener en cuenta que el aparato digestivo de un niño es más pequeño y este aporte puede resultar demasiado pesado para ellos. Las harinas integrales, por el simple hecho de estar menos refinadas, pueden llegar a irritar el intestino de los niños más pequeños.
“Actualmente podemos encontrar una amplísima oferta de panes de modo que podemos elegir el que más le guste al niño dependiendo del momento del día: de trigo blanco, integral, de espelta, de semillas, de germinados, de mijo, de centeno… lo que evita que se aburran de comer siempre lo mismo”, comenta Moncho.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda ingerir de 6 a 8 raciones de cereales al día. Una ración de pan tamaño “pulga” de entre 40 y 60 gr. equivale a una ración.
Así que nada de esconder el pan blanco de los niños, sino todo lo contrario.
FUENTE: Levaduramadre Natural Bakery