La dieta diaria puede no ser suficiente para nuestro organismo. El proceso normal de digestión y absorción de los nutrientes puede verse afectado por problemas matabólicos y enfermedades del sistema digestivo (hígado, vesícula, páncreas e intestinos), además de por la acción de algunos medicamentos, lo que significa que a veces es necesario añadir complementos para equilibrar la dieta. Igualmente, personas con enfermedades crónicas o que han pasado por una operación quirúrgica necesitan más nutrientes que los que reciben en una dieta normal.
En el año 2002, la Asociación Médica Americana (AMA), que históricamente desaconsejaba tomar complementos de vitaminas, decidió cambiar de opinión después de publicarse varios estudios relacionados con los niveles de vitaminas con enfermedades crónicas. Robert H. Fletcher y Kathleen M. Fairfield, autores de un estudio publicado en el Journal of the American Medical Association (JAMA), aseguraban que si bien es muy raro encontrar enfermedades asociadas a una deficiencia grave de vitaminas (como el escorbuto o el beriberi) en el mundo occidental, los niveles bajos de vitaminas -justo por debajo de las necesidades diarias- son un problema real, teniendo en cuenta que un nivel bajo de ácido fólico o dos vitaminas del grupo B, como la B6 y B12, pueden aumentar el riesgo de enfermedad coronaria, cáncer de colon, cáncer de mama y defectos en recién nacidos. Del mismo modo, un nivel bajo de vitamina D aumenta el riesgo de raquitismo y osteoporosis, algo muy significativo para las mujeres.
¿Quiénes necesitan tomar complementos alimenticios?
- En el caso de los ancianos, por la pérdida de apetito que aparece con la edad, en muchos casos asociada a una disminución de los sentidos del gusto y el olfato. La comida no se disfruta como en la juventud y, además, muchos ancianos viven solos y no les apetece cocinar, o su dentadura no les permite comer alimentos más duros y por ello comen menos. Los complementos alimenticios en este caso son necesarios.
- Mujeres antes de la menopausia. Las mujeres pierden mucho hierro durante la regla. En muchas ocasiones el hierro contenido en la dieta no es suficiente para cubrir la pérdida, sobre todo cuando se ingieren menos de 2.000 calorías al día. Puede ser necesario.
- Mujeres en el embarazo y lactancia. Los suplementos de ácido fólico, una vitamina del grupo B, reducen el riego de defectos en el tubo neural (en el feto, la estructura de la columna y la médula). Durante el embarazo puede ser necesario tomar complementos para obtener los nutrientes que intervienen en la construcción de nuevos tejidos, tanto en la madre como en el feto. Y tras el nacimiento, los suplementos aportan los nutrientes con los que se elabora la leche materna.
- Mujeres en edad adulta. Las mujeres de más de 19 años necesitan 1.000 miligramos de calcio al día, el equivalente a tres vasos de leche, tres raciones de 230 ml de yogur o más de 600 gramos de sardinas con sus espinas. Un objetivo dificil. ¿La solución? Un complemento de calcio.
- Personas que siguen una dieta especial: Los veganos, por poner un ejemplo, que no toman ningún producto de origen animal, tienen que echar mano a los suplementos de vitamina B12 para obtener las cantidades que necesitan. Hoy en día, también es posible obtener esta vitamina de cereales enriquecidos, pero en este caso, como en otros, los complementos nutricionales son una solución.
Antes de decidirse por uno en concreto es conveniente consultar al médico, no al herbolario o guiarse por lo que tome una persona conocida o similar, lo mejor es que el médico, bien sea el de familia o el endocrino, recomiende el suplemento o complemento que sea más necesario. Es importante que sepamos, además, que productos que nos parecen inofensivos, como la cayena, la equinácea, el ajo, el ginko, el ginseng o el hiperico, por poner un ejemplo, conllevan efectos indeseados si se consumen, como la interacción con otros medicamentos, siendo este el caso del ginko o el ginseng en personas que toman anticoagulantes.
La mayoría de las mujeres a partir de una cierta edad deben posiblemente tomar vitamina D, pero ¿por qué no consultarlo al médico, que nos prescribirá cualquier complemento en base a unos sencillos análisis de sangre?