En primer lugar, sin entrar a explayarme como en los millones de textos y artículos que os habrán llegado, mando un fuerte abrazo a los que lo están pasando mal, bien directa o indirectamente, con esta pandemia que sufrimos; mucho ánimo a todos con el encierro y toda mi fuerza y enhorabuena al trabajazo que están realizando sanitarios, transportistas, trabajadores de la alimentación… Chapeau por ellos. No me alargo más.
Todos pensaréis que con el encierro lo más razonable es tener tu compra básica en la nevera y mantenerse a base de comida rancho y latas de tu industrial favorita. ¡Pues no! Os quiero dar unas pautas de maridajes e ideas de partida para jugar con diferentes estilos de cerveza y comida y entretenernos con el paladar en estos días inciertos (en que vivir es un arte) para echar de menos lo mínimo posible tomarte un buen birrote en una barra de bar. Lo sé, es imposible no añorarlo, pero hagamos el intento.
La experiencia que hemos desarrollado a lo largo de estos últimos años nos ha regalado una estupenda combinación: cerveza y queso. Buscad alguna tienda que os mande a casa diferentes variedades de quesos y probad a maridar con distintos estilos. Cuanto menos, va a ser divertido… Daros unas pautas daría para un post completo (lo escribiré, tranquilos), pero probad por ejemplo con cervezas bien lupuladas (West Coast IPA, NEIPA…) y quesos muy mantequillosos tipo cheddar, gouda… El amargor y los potentes aromas del lúpulo no solo armonizarán bien con los sabores de estos quesos, sino que limpiarán perfectamente vuestro paladar a la espera del siguiente pedazo de queso. Y si queréis mantener la adicción por el lúpulo en estos días y jugar con platos más arriesgados, apostad por el picante, que va como anillo al dedo con estos estilos.
Seguro que más de un día os apetece (a los no carnívoros no, claro) pegaros un atracón de carnaca. Salid de la copa de tinto a su lado por una vez, y bebeos una buena lager, preferentemente Bock o Doppelbock. Si la pieza va a ir a la brasa con su correspondiente torrado, optad por una Rauch y tocaréis el cielo con la combinación. Sin salirnos de la pitanza, una tabla de embutidos también irá a la perfección con la misma familia de cervezas, incluso bajando a tragos más largos con Pils y Helles. Qué narices, esta situación es perfecta para revisitar clásicos y volver a enamorarse (si es que alguna vez las dejaste de lado) de las lagers.
Si por el contrario quieres aprovechar estos días para ponerte vídeos viejunos de Eva Nasarre, hacer ejercicio en casa y bajar peso y no quieres quitarte tu cervecita con la comida, te puedes preparar ensaladas (con algún aderezo de carne suave optativo, tipo pechuga de pollo) y platos frescos, y acompañarlos con algún trigo alemán o belga (Weissbier o Witbier, respectivamente) e incluso una buena saison si le metéis algo de especias al plato.
La opción sibarita/me quiero dar un homenaje: comprad un buen marisco en vuestra pescadería de confianza y maridadla con una botella de lambic. La combinación es tremenda, os lo aseguro.
Y no puede faltar un postre; ante la amargura del quedateencasismo, utilicemos el maridaje más clásico con el que empezó todo: busca una buena Imperial stout y júntalo con chocolate. Vale desde una onza de una tableta (a ser posible no demasiado chusquera, si es todo grasa no vais a conseguir más que engrudo en la boca) a curraros una buena tarta o un bizcocho, y además os entretenéis elaborándolo. Si no sois muy chocolateros, con esta misma opción de estilo o más rebajado usando una porter podéis haceros un beer float con helado de vainilla estupendo. ¿Que qué es un beer float? También nos puede dar pie a un post entero, pero en definitiva es ponerle una bola de helado (o dos, o tres, o encontrar algo de cerveza entre el helado, a vuestro gusto, so golosos) a la cerveza, e ir primero probando por separado hasta empezar a remover y tomarlo todo junto. ¡Con estos postres se le endulza a uno la vida!
Y bueno, qué mejor postre que una cerveza potente por sí sola, sin aspavientos. El confinamiento se lleva mucho mejor con una barley wine o una old ale entre pecho y espalda antes de irse a la piltra.
Os habréis preguntado a lo largo del contenido del texto “¿Y cómo consigo yo estos estilos si en el supermercado no hay prácticamente nada?”. Nuestro mercado de la cerveza craft, al ser tan pequeño y joven, está pasando por unos días duros, y estará eternamente agradecido si haces un pedido online con entrega a domicilio bien a las tiendas especializadas, bien directamente a las propias fábricas. Cualquier pedido, por pequeño que sea, será muy bien recibido y será de gran ayuda para que siga circulando algo de parné, que buena falta hace para poder seguir nutriéndoos de vuestro líquido predilecto, la cerveza.
David Gago es socio fundador de Labirratorium