
David Khayat es una de las personas más importantes en la lucha contra el cáncer a nivel internacional. Jefe del Servicio de Oncología en el Hospital de la Petié-Salpêtrière, profesor de la Universidad de Pierre-et-Marie-Curie y ex director del institut Nacional de Cáncer y autor del libro La Biblia Contra el Cáncer, lo último sobre los alimentos y estilos de vida más adecuados para prevenirlo y combatirlo, un libro que ha sido un auténtico superventas en Francia y que Temas de Hoy ha editado en España el pasado mes de Febrero.
– Número uno en las listas de ventas, ¿qué han visto los lectores en su libro para que se convierta en un Best Seller?
– A mí también me sorprendió muchisimo haberme convertido en un superventas, no me lo esperaba. Sinceramente, si tuviera que buscar la razón ésta estaría basada en la sinceridad y en la veracidad de los contenidos del libro. Los estudios estan basados en seres humanos, porque a veces sabemos curar el cáncer en animales de laboratorio, en ratas… pero en una persona es mucho más complejo: a una persona no se la puede limitar. La segunda razón es que un animal es más homogéneo que los seres humanos; nosotros, geneticamente hablando, somos más complejos. Una cosa que ha gustado a los lectores es el sentido común con el que yo enfoco los planteamientos.
– Usted hace una relación entre el cáncer de Francia y España, incluso algunos cánceres en mujeres se desarrollan más en Francia que en nuestro país, aunque las alimentaciones son similares, al tratarse de dos países mediterráneos ¿Nos puede dar algunas claves para estas diferencias?
– Estas diferencias, que se incluyen en el libro, están desapareciendo poco a poco porque el aumento del crecimiento del cáncer en España es muy rápido, y en veinte años España alcanzará el nivel de Francia. La diferencia se explica porque España es un país más meridional, y sabemos que hay más cáncer en el norte que en el sur. Por ejemplo, las mujeres inglesas tienen un mayor índice de cáncer de mama que las griegas.
La liberación de la mujer ha llegado más tarde a España que a Francia, y la edad del embarazo es en España más prematura: se tenían más hijos y se amamantaban los hijos más que ahora. Este fenomeno de tener menos hijos y tenerlos más tarde es lo que explica la diferencia que hay todavía. Este fenomeno es más fuerte en España, porque la tasa de natalidad de las españolas es una de las más bajas de Europa, y estos factores son factores de riesgo para el Cáncer.
– Entonces usted vincula el tener menos hijos y más tarde con el cáncer, pero ¿no tendría algo que ver en este caso la diferencia en su alimentación entre francesas y españolas ?
– Tiene que ver todo en general: en la alimentación y también estos cambios como la edad de el primer embarazo, y también algo que se ha dado en los años ochenta en Francia: los tratamientos hormonales después de la menopausia. Esos tratamientos han causado muchos cánceres de mama en Francia, y en España estan más retrasados. El cáncer que aumenta más rápidamente en las mujeres es el cáncer de pulmón. En Francia ha habido un aumento del 265% por ciento causado por el tabaco, ya que las mujeres en Francia empezaron a fumar a partir de 1968 y en España este fenómeno se ha retrasado.
– Su libro incluye una relación de los alimentos como factor de riesgo para el cáncer. Teniendo en cuenta que estamos en el boom de la alta gastronomía, ¿cómo afectan al cáncer las nuevas técnicas de cocina?
– No existen estudios sobre el impacto de la alta cocina en el cáncer, la utilización de nitrógeno, etc… De todas formas, es muy minoritario el público que puede acceder a este tipo de gastronomía y, en resumen, no hay estudios… Para mí esta gastronomía tiene su gracia; me gusta, pero prefiero una gastronomía más tradiccional.
– Se habla mucho de que la Dieta Mediterránea es beneficiosa para el corazón, ¿lo es también para prevenir el cáncer?
– El regimen mediterráneo que en francés llamamos de «La isla de Creta», en Grecia, no es sólo una fuente de alimentación. Es verdad que es una dieta baja en productos lácteos, rica en frutas y verduras, en pescado en pan, etc. Cuando hablamos de este tipo de dieta hablamos de una sociedad de gente del campo, gente pobre, donde las mujeres tenían muchos hijos desde muy jóvenes, daban de mamar a sus hijos, eran agricultores, con lo cual hacían mucho ejercicio, tomaban vino porque lo cosechaban. Es un asunto más general del estilo de vida… Hay transporte, los agricultores son minoritarios, somos más sedentarios, las mujeres estudian, tienen su hijos más tarde, no es sólo una cuestión de la alimentación. De todos modos hay que decir que la dieta Mediterránea tiene unas bases mucho mejores que la que se sigue en Estados Unidos.
– ¿También para la prevención del cáncer?
– Por supuesto.
– ¿Cómo tiene que alimentarse una persona cuando ya tiene cáncer, cuando esta en tratamiento?
– Sabemos poco sobre lo que hay comer cuando se tiene cáncer. Mi libro trata más sobre prevención, pero lo que sabemos es que cuando uno tiene un cáncer de colon o de mama hay que evitar engordar, porque el sobrepeso tiene riesgos a nivel de recaída. Segundo punto: sabemos que la actividad física y deporte disminuyen la recaída; hablamos de un deporte ligero, como caminar, pero intentando sudar cuando se pueda, dependiendo de la fase de tratamiento. El tercer punto es que hay mucha perturbación del gusto: con el tratamiento las celulas del gusto mueren, y la saliva está también muy afectada. Se produce un sabor muy metálico en la boca, y según los estudios, de entre cien, durante el tratamiento una gran mayoría prefieren una alimentación fría, sin olores, con pocas especias, esencialmente productos lácteos y sobre todo no comer en horas fijas, solo cuando tienen hambre y eso es lo opuesto de lo que se hace en los hospitales desgraciadamente. El paciente cuando recibe el tratamiento debe comer lo que le apetece, no es el momento de añadir reglas.
– ¿Pero hay alimentos que pueden ser más interesantes cuando se esta en un tratamiento contra el cáncer?
– Los helados no muy duros, el té verde, el zumo de granada. Depende de los gustos… No hay alimentos que puedan ayudar en el tratamiento, porque los tratamientos son tan agresivos que la alimentación no tiene mucha incidencia, únicamente antes, como indica mi libro, o después.
– Usted en el libro dice que no hay una dieta única para prevenir el cáncer, que hay sólo una dieta orientativa que usted por otra parte fija en un tipo de dieta que es la que todos los médicos dan para tener buena salud… ¿Hay algo expecífico para el cáncer?

– Hay que tener en cuenta que la dieta no es la misma para una mujer, un hombre, una mujer con menopausia, un fumador… no serán los mismos alimentos benéficos para prevenirlo. Existen alimentos beneficiosos, como por ejemplo el zumo de granada, las alcaparras, las anchoas, y existen alimentos que no lo son, que aumentan el riesgo de cáncer, como por ejemplo el salmón, ya sea de piscifactoria o salvaje, el atún rojo, el pez espada… La razón es que tienen metales pesados. En el hombre, la vitamina E aumenta el riesgo de cáncer de próstata y la vitamina A hace lo mismo con el batacaróteno, que multiplica por cuatro el riesgo de cáncer.
– Si el atún rojo es un alimento de riesgo, eso implicaría que Japón tiene una importante tasa de cáncer en su población…
– Japón tiene la tasa de cáncer de estómago más alta del mundo, me gustaría precisar que estoy hablando del atún rojo, no del bonito.
– Hay un doctor francés, el doctor Pierre Dukan que ha lanzado un método para perder peso basado en una dieta hiperproteíca que esta triunfando en muchos países entre ellos España, me gustaría que nos comentara su opinión sobre este método y su relación con el cáncer…
– No puedo contestar a esta pregunta porque el doctor Pierre Dukan me cae muy bien… Es broma. Contestando seriamente, no hay estudios que relacionen este tipo de dietas con el cáncer, sabemos que este tipo de dietas son peligrosas para la Diabetes y también para las enfermedades cardiovasculares, para el cáncer no existen estudios.
– ¿Una frase o un mensaje que recogiera el espíritu de la prevención del cáncer?
– Diversificar nuestra alimentación, bebidas, modos de cocinar, hacer deporte y confiar en los habitos culinarios tradicionales de cada región en la que se vive. En el caso de los niños estas pautas pueden ser muy beneficiosas para prevenirlo en el futuro en el caso de los adultos para retrasarlo.