De las cosas del comer

El autor ha escrito un libro personal de sus lugares favoritos a nivel gastronómico, lo que significa que los que están son magníficos pero claro, como nos suele pasar, los que no conocemos no están. Quizá por ello Ribagorda afirma que cuanto más sabes más te das cuenta de lo que desconoces, y así estamos todos. La pasión del periodista por la cocina sólo es comparable a la que tiene por las noticias y en el libro se ve perfectamente.

El índice nos cuenta qué productos de valor extraordinario hay que resaltar, también qué restaurantes y cocineros excepcionales (habrá que decir que la mayoría no tienen estrellas), luego nos habla de los establecimientos que no te puedes perder, desde panaderías a mercados, para terminar con los vinos fuera de serie. Ya sólo con este repaso nos damos cuenta de todo lo que falta y en parte de lo injusto que es que se hable de la globalización gastronómica, citando en toda España únicamente a Luis Arévalo (Restaurante Kena) de Madrid, o del Foie que irrita a los franceses: La Patería de soussa (Fuente de Cantos. Badajoz) ¿Es que el autor no conoce Selectos de Castilla? (que, por cierto, también irrita a nuestros vecinos galos).

Hecha esta salvedad, nos gusta mucho el libro de Ribagorda por varias razones: primero, porque está muy bien editado, segundo porque el autor no habla de oídas, sino que ha ido a los lugares, los conoce y le gustan (lo que implica selección), también porque cada capítulo cuenta una historia, con detalle y sin prisas, hay imágenes del lugar y si, por ejemplo, habla de los callos de Trifón, da hasta la receta y, definitivamente, porque aquello que nunca salen en ninguna parte, aunque lo merezca, gracias a él tiene la visibilidad que se merece. Porque no olvidemos que hay numerosos productos y restaurantes que merecen una estrella… o varias.