Malaga

De ruta gastronómica y cultural por Málaga

La provincia de Málaga es un lugar mágico. Os proponemos un viaje inolvidable para conocer su historia y su excelente gastronomía, tradicional y fascinante, mezcla de la vanguardia más actual y los sabores que pertenecen a la más arraigada tradición de la ciudad andaluza.

Redacción12/09/2019

Enclavada entre la costa mediterránea y las sierras Béticas se encuentra una de las provincias con más encanto, diversidad, gastronomía y cultura de toda la península Ibérica. Se trata de Málaga. Esta provincia de unos 600.000 habitantes y con una extensión que ronda los 400 kilómetros cuadrados está salpicada por lugares mágicos que hacen de la experiencia de recorrerla algo que va más allá de un simple viaje. Además, su propuesta gastronómica incluye restaurantes situados entre los mejores del mundo y galardonados con estrellas michelín, pequeñas tascas y bares con productos y recetas locales de excelente calidad a precios muy competitivos y técnicas que han conquistado a todo aquel que visita la zona, como sus famosos espetos.

Málaga posee un aeropuerto con conexión a las principales ciudades españolas, además de una gran oferta de vuelos internacionales, por lo tanto el viaje no será una excusa para ir. Para que os salga económico, os recomendamos los consejos de Liligo para encontrar vuelos baratos.

En definitiva, un lugar que realmente vale la pena visitar y que cuándo se hace solo se tiene una certeza: la de volver.

Málaga, el Mediterráneo en estado puro

Málaga

Málaga capital es sin duda un claro ejemplo de ciudad mediterránea. Calles bulliciosas llenas de comercios variados, desde las más actuales y modernas tiendas hasta los establecimientos centenarios que perduran en la ciudad, bares, restaurantes, ultramarinos o librerías (muy recomendable visitar el mercado de abastos). Todos ellos con ese encanto especial y esa personalidad que caracteriza a la ciudad. Elegante, limpia y amable Málaga cuenta con un valor añadido: su gente. Siempre dispuesta a hablar, la cortesía, la simpatía, la gracia y el buen hacer de las y los malageños es sin duda un atractivo más de la ciudad.

Podemos dar un paseo por el puerto de Málaga para contemplar sus numerosas embarcaciones que se mezclan con los gigantescos transatlánticos que a diario desembarcan miles de turistas que visitan la ciudad por un día. En la zona disponéis de diferentes propuestas para comer o cenar, como la marisquería Godoy que ha sido y sigue siendo  historia viva de la ciudad y en ella se puede degustar el mejor pescado. Pese a ser un local informal, tiene propuestas muy interesantes y diferentes, con un nivel de calidad muy alto. Son típicas las conchas finas, las gambas de la ciudad y todo lo que procede de la pesquería de la caleta de Velez. Plato recomendado: Mero y Lubina.

Una visita obligatoria es su catedral, la Santa Iglesia Catedral Basílica de la Encarnación, situada frente a la plaza del Obispo. Esta joya renacentista se encuentra dentro de los límites de la ya desparecida antigua muralla árabe que rodeaba la ciudad y se comenzó a construir en 1528. Imprescindible contemplar y admirar su altar mayor con su magnífica bóveda nervada, obra de Diego de Vergara. Recomendamos también visitar el espacio que acoge el teatro romano, la alcazaba árabe y el castillo cristiano de Gibralfaro desde el cual podremos contemplar unas panorámicas fabulosas de la ciudad y comprobar de primera mano la gran belleza de esta tierra.

En lo que a gastronomía se refiere, la ciudad no se queda atrás, ni mucho menos. Podemos encontrar todo tipo de propuestas culinarias, como la que nos propone el  restaurante Manducare, con cocina mediterránea tradicional fusionada con técnicas de vanguardia. En este restaurante podemos probar la cerveza artesanal Murex, cuyo nombre se debe a unos caracoles marinos que se usaban para hacer tintes en tiempos fenicios. Otro lugar muy recomendable para comer es el pequeño restaurante situado en el hotel Barceló Málaga:  «El Andén» resulta muy acogedor, tan sólo 8 mesas. Personal muy atento y amable con un buen servicio.

Muy interesante también La Cosmopolita: la personalidad de Dani Carnero hace de este local de formato directo e inmediato un espacio de cocina diferente, en el que uno no solo disfruta y puede pasárselo bien, sino que puede degustar una alta cocina, ya que se guisa con mucho gusto y en un ambiente muy agradable. Plato recomendado: Tartar de quisquillas con tuétano.

Y por último el imprescindible  Muelle 1, de José Carlos García y situado a escasos metros del mar con una cocina sorprendente repleta de producto, fusión y técnica de vanguardia.

 

Marbella, lujo y glamour a orillas del mar

Puerto Banús

Con una fama que traspasa nuestras fronteras, Marbella es sin duda uno de los municipios ya no malagueños, sino españoles con más repercusión internacional. Lugar de veraneo de grandes estrellas del cine o de la música a día de hoy ofrece atractivos dignos de conocer. Un lugar que mezcla la hospitalidad con el lujo es el hotel Puente Romano, además de servirnos como base para ir a conocer uno de los grandes atractivos gastronómicos del municipio: el restaurante de Dani García (el cocinero tiene otros dos Bibo y Lobito de Mar en Madrid y Marbella), siendo su restaurante marbellí ‘Dani García’ el único establecimiento de toda Andalucía que ha conseguido ganar tres estrellas de la Guía Michelín, siendo sin  duda una experiencia para los sentidos.

Pasear por Puerto Banús es un imprescindible si estás en Marbella, con sus tiendas de lujo y sus grandes yates.

Otro lugar muy recomendable es el restaurante Gastro bar & garden Breathe Marbella, del chef Simone d’Elia, un polivalente espacio gastro en el que te encontrarás una fantástica coctelería creativa y natural, el imponente diseño de interiores de Marta del Ganso y una cocina basada en productos locales y de la huerta. Uno de esos planes que vale la pena organizar y que supone darle un toque de originalidad al día.

Otros sitios muy interesantes para comer son: Los Cañizos, un local popular en el que podrás degustar el famoso espeto, además de una exquisita fritura de pescado, el Black & White, ubicado en  Puerto Banús y uno de los sitos de moda, con una buena cocina internacional a precios razonables y música en directo y por último vienen  las joyas de la corona (no incluimos aquí el Restaurante Dani García, que es la primera joya, ya que lo nombramos anteriormente), los restaurantes: El Lago, situado en la casa-club del Greenlife Golf, y con  Juan José Carmona y Paco García al frente de la cocina, Skina, en las  callejuelas del casco antiguo con Marcos Granada al frente (importante reservar ya que únicamente cuenta con cuatro mesas) y Messina, cerca de la playa de la Bajadilla y con el personal estilo del chef Mauricio Giuvanini.

Ronda, la ciudad detenida en el tiempo

Ronda

Mucho se ha escrito sobre Ronda, grandes personalidades como Lorca, Hemingway, Gerardo Diego o Borges, pero pocos textos ilustran mejor a esta ciudad como aquellos de Juan Ramón Jiménez que dicen así: “¿Dónde aquel embeleso, aquella ansia de ciudad típica andaluza, de mejor pueblo, aquella seguridad para después, aquel tiempo detenido?. Esta es, aquí está Ronda, Serranía de Ronda.” 

Ronda es uno de los lugares más espectaculares que podréis encontrar. Ubicada en lo alto de un desfiladero (el Tajo) que hace a su vez de línea divisoria entre la ciudad nueva (construida en el S-XV) y el casco antiguo cuyo origen se remonta a la época de dominio árabe. Podréis pasear por el Puente Nuevo, terminado en 1793 y deteneros en el mirador que se encuentra allí para pasar un buen rato contemplando la belleza del paisaje que te ofrece estar a esa altura. Desde allí también podréis hacer una pequeña ruta y bajar el Tajo por el Camino de los Molinos.

Otra de las cosas por las que más se conoce el municipio es por su plaza de toros, en la ciudad nueva, una plaza legendaria construida en el siglo XVIII y testigo de grandes tardes de famosos y prestigiosos toreros.

Y para poner la guinda al pastel, un lugar para comer de auténtico lujo: el restaurante de Benito Gómez:  Bardal , cocina creativa en este entorno idílico

Antequera, tradición milenaria y encanto natural

Antequera

Este precioso pueblo se ubica en el norte de la provincia de Málaga y cuenta con innumerables actividades que realizar en él, además de un enorme patrimonio cultural. Allí podemos visitar la famosa construcción megalítica: el dolmen de Menga, que forma parte de un conjunto de verdaderas joyas de la arquitectura prehistórica, además de perdernos por sus espectaculares alrededores, con espacios naturales de una gran belleza como es el caso de El Torcal, con uno de los paisajes kársticos más espectaculares que existen y desde el cual podremos recorrer diferentes rutas y realizar observaciones astronómicas. Otro lugar muy interesante para visitar es la Peña de los enamorados, cuyo perfil se asemeja a los rasgos de un rostro que mira al cielo con la cabeza apoyada en la tierra.

Imprescindible también el Recinto Monumental de la Alcazaba, dentro del conjunto amurallado de la medina islámica, la Iglesia del Carmen, templo exconventual de los Carmelitas Calzados y hoy sede a la antigua parroquia de Santa María la Mayor, el mirador Niña de Antequera desde dónde podremos hacer unas excelentes fotografías de la perspectiva que ofrece de la Iglesia del Carmen, la Peña de los Enamorados y la Puerta de Málaga.

Para comer recomendamos acudir al restaurante regentado por Charo Carmona y ubicado en un interesante edificio construido a finales del S.XVII, Arte de Cozina: platos tradicionales que siguen las recetas ancestrales de Antequera. También es imprescindible probar los famosos Molletes de Antequera, una verdadera delicia.

El hotel Convento de la Magdalena es un lujoso 5 estrellas con SPA y con un muy buen restaurante en el que podremos degustar platos como chivo malagueño a la pastoril mientras nos deleitamos con las vistas de la sierra.

Para finalizar podemos decir que Málaga es una tierra que lo tiene todo: mar, montaña, patrimonio cultural, grandes hoteles y excelentes y afamados restaurantes, diversidad de flora y fauna, increíbles paisajes naturales, tradición y vanguardia gastronómica… y probablemente por encima de esas cosas, su bien más preciado: su gente.