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Actualizado
12/01/2018
Todo sabemos qué hacer para comer de forma saludable y no engordar, pero… no hay manera. La cuestión no es buscar una dieta, sino unos hábitos saludables que seamos capaces de mantener en el tiempo. Sin embargo, los humanos necesitamos directrices casi para todo, también para comer, de ahí el éxito de las dietas, que no dejan de ser normas para que comamos de una forma determinada.
La que hoy nos ocupa está basada en la creencia de que el hombre primitivo sólo tomaba vegetales, bayas, frutos secos… y, ocasionalmente, proteínas, cuando las conseguía. El libro enfoca el tema desde un punto de vista también emocional, de hábitos y de conocimiento relacionados con la alimentación. En definitiva, la autora propone una opción global de alimentación basada en la reducción de grasas, que manifiesta que ayudará a mejorar la calidad de vida de quien la haga, y también le ayudará a controlará su peso. Las recetas son normalísimas y están fotografiadas en blanco y negro.
Un libro interesante, que puede ayudar a la gente pero que hay que tomar con precaución, ya que cualquier cambio drástico en nuestra alimentación deberemos comentárselo antes al médico.
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