La mitad de lo que gastamos los españoles en alimentación, hasta el 2008, se consumia en restaurantes. La razón: en las grandes ciudades la gente no puede ir a comer a casa, por lo tanto una media de tres o cuatro días se tomaba el menú del día en cualquier bar o restaurante de mayor o menor nivel junto al trabajo. Esta realidad ha cambiado en los últimos meses, primero por el aumento del desempleo -cercano a cuatro millones- que antes comian fuera de casa y que ahora lo hacen en la propia, otros aunque tengan trabajo, en vista de como estan las cosas, intentan ahorrar por si finalmente se quedaran sin trabajo ellos u otros miembros de la familia a los que tengan que ayudar. Ser los europeos con más paro de Europa es un triste record que nuestros gobernantes debieran solicionar YA, pero ese es otro tema…
Como decía, se come menos fuera de casa y los restaurantes se quejan de que se consume menos: un plato, un café y listos. Proliferan los medios menús y ganan terreno los restaurantes de cocina rápida, que son también de cocina barata, y que han visto incrementadas sus ventas en más de un 30%, pués pocos se resisten a una hamburguesa con refresco por poco más de 2€, lo que posibilita salir del trabajo y tomar algo que llene el estómago.Los restaurantes de mayor nivel, que veían llenos sus comedores en el almuerzo con empresarios, han tenido que bajar los precios con menús ejecutivos -cuando nunca los tuvieron-, como sucede con Dassa Bassa en Madrid: Dario Barrio ofrece menús de lunes a sábado por 25€, gracias a lo cuál va campeando el temporal; algo similar ha hecho El Chaflán de Juan Pablo Felipe o Paco Roncero con su bar de tapas Estado Puro, y así en toda la geografía, han tenido que bajar más los que más alto estaban… otros, como La Cocina de Maria Luisa, ofrecen medias raciones que les están salvando las cenas, el servicio que en general más ha bajado de lunes a viernes.
En definitiva, comemos menos en los restaurantes, y estamos tirando más de táper. Yo escribí el libro «La cocina del Taper» (Alianza) hace dos años, intuyendo lo que se avecinaba, pero también porque creo sinceramente que comer cada día en un restaurante el menú del día (valga la reiteración), es una pesadilla, faltal para estómago, catastrófico para la salud, imposible para mantener la dieta y, finalmente, lesionante para el bolsillo; otra cosa es comer en un restaurante de vez en cuando. Recuerdo que un día me decía Santi Santamaría que lo mejor que podemos darles a nuestros amigos es invitarles a comer en nuestras casas, que él cuando venía gente lo hacia, «¿Que mejor puedes darle a la gente que quieres, que platos con cocina rica?», llevarse la comida en tupper al trabajo o la universidad es, en mi opinión, una de las mejores formas de ahorrar, pero hay otras, hay muchas. Entre los libros de cocina que últimamente han salido con estos contenidos, aconsejo el de Irene Gelpí «La cocina anticrisis» las mejores recetas para comer bien gastando poco; editado por Salsa Books, ella nos dice que se puede comer bien con poco dinero: «En casa podemos utilizar alimentos caros o baratos»- nos cuenta Irene -«, pero ello no implica que sean de mala calidad, o que contengan menos nutrientes. Siguiendo este argumento, yo aconsejo, en primer lugar comprar alimentos que sean de temporada y ser posible cultivados en nuestra zona. Ello garantiza que los productos no tengan un tiempo tan largo de neveras industriales. Lo ideal sería comprar directamente al agricultor o poder cultivar algunos de los alimentos por nosotros mismos. Afortunadamente existen bastantes cooperativas agrícolas que nos ofrecen un servicio a domicilio. Además, la mayoría de ellas son ecológicas. No necesitamos alimentarnos de mangos y papayas, cuando tenemos manzanas y naranjas que tienen más garantías de calidad e inmediatez.»
En una ocasión escuché que para ahorrar agua había que beber agua; parece una contradicción pero es cierto: si bebemos cualquier otro líquido, sólo con el agua que se utiliza para limpiar las plantas de envase se gastan miles y miles de litros, lo mismo ocurre con la comida, para ahorrar en comida, hay que comprar comida: hay que cocinar, comprando alimentos preparados no sólo se perjudica nuestra salud, sino también nuestro bolsillo. Gelpí lo tiene igualmente claro: «La cocina es un lugar donde podemos crear y divertirnos, a partir de los alimentos que tengamos a nuestro alcance en un momento dado. Con una buena organización, podemos tener preparada la base de las comidas de la semana en curso. A partir de esta base, podemos ir creando un plato diferente para cada día», algo muy cierto.
Acaba de llegar a mis manos otro libro para ahorrar «Bueno, bonito y barato», de Elena Figueras Albi (Editorial Debolsillo), también interesante y con sentido común, con precios por recetas, consejos de consumo, prácticos cálculos de cantidades, medidas… está fenomenal.
A mí me encantan las listas, las hago para casi todo: la compra, el trabajo que tengo pendiente, lo que tengo que hacer el fin de semana, hasta los regalos de compleaños o Navidad, por ello voy a hacerles una lista de cómo ahorrar en la comida, el top diez del ahorro, pero para el mundo real, ese en el que no tenemos tiempo ni ganas de hacer nada, ese en el que trabjamos -ahora más que nunca para arrimar el hombro- diez horas diarias, dos de ir y venir, bañar a los niños, limpiar la casa, atender a nuestros padres, estar estupenda/o para nuestros maridos o mujeres, en fin, el día a día de una vida tan compleja como la que llevamos en la actualidad:
Top 10 del ahorro en comida:
- TENER UNA BUENA DESPENSA: con productos no perecederos que nos resuelvan el día a día: huevos, legumbres, pasta, arroz, aceite, verduras y frutas resistentes, carnes y pescados en el congelador (cada uno según sus gustos debe hacerse su propia lista). Tener un lugar donde poner la despensa, en la que cada tipo de alimento tenga su lugar, poniendo los más recientes más alejados para consumir siempre antes los más antiguos, aprovechar las ofertas que nos interesen: sobre todo conservas y productos no perecederos y guardarlos.
- ORGANIZARSE: Con los alimentos que tengamos hacer menús de la semana que incluyan lo que vamos a llevarnos para comer fuera de casa, organizando platos base por ejemplo, hacer si se quiere el fin de semana una carne con tomate, tomarla con arroz en la cena del lunes, acompañada de unas patatas chips en la oficina el miercoles, cenarlas el viernes acompañada de pasta. Lo mismo se puede hacer con el pescado en salsa, el arroz de grano largo o el tomate, que podemos hacer cinco kilos un dia y congelar los tarros e ir utilizando, también con caldos, etc.
- NO COMPRAR ALIMENTOS PREPARADOS: y si tenemos la tentación, hacerlo semi-preparados, en vez de una pizza, una base de pizza y después solo tendremos que poner encima queso, tomate natural y los ingredientes que deseemos: chorizo, jamón, carne picada… es mucho más natural y nutritivo. Las conservas son una buena opción de alimento preparado siempre que sirvan como ingrediente, por ejemplo una lata de sardinas en aceite puede ser una base muy rica para una ensalada de lechugas o para hacer unas tostas
- NO COMPRAR CON HAMBRE, NI TAMPOCO CON NIÑOS, al final en el carrito de la compra siempre habrá algo que no necesitemos y que no estará en nuestra LISTA.
- NO SE DEJE LLEVAR POR LOS RECLAMOS EN EL SUPERMERCADO, todo esta estudiado para la compra compulsiva, vaya a la zona que le interesa y compare precios y calidades.
- COMER FUERA DE CASA SOLO EN OCASIONES ESPECIALES: La comida es un acto social, pero por qué no quedar para tomar un café, comemos en casa y después podemos estar dos hora si lo deseamos tomando un café e incluso un dulce, un zumo o lo que se desee; nos costará un par de euros y será igual de divertido, y si al final decidimos comer fuera, pedir con cabeza para que no sobre la comida, pero si sobra PEDIR QUE NOS LA PONGAN PARA LLEVAR, no debe dar ninguna vergüenza hacerlo, lo que da verguenza es tirar la comida cuando hay tanta gente que no tiene nada que comer.
- EL TÁPER, UNA GRAN SOLUCION: incluso si no queremos cocinar, un bocadillo, trozo de empanada, sandwich, etc, junto con una pieza de fruta y un lácteo o pequeño dulce, es un almuerzo estupendo si desayunamos bien y cenamos pronto y abundantemente. No obstante, al trabajo o la universidad donde casi siempre hay un Microondas podemos llevar de todo en el tupper: tortilla de patata, ensaladas de pasta, arroz, verduras, lechugas -bastará con aliñarla justo en el momento de tomar- revueltos, carnes tipo rosbeef que quedan riquisimas…
- COMPRAR ALIMENTOS DE TEMPORADA: tal y como nos decia Irene Gelpí, son más económicos, más saludables y estan más ricos. Además, nos ayudan a tener más variedad gastronómica, ya que si no acabamos comiendo siempre lo mismo.
- APROVECHAR BIEN LA COMIDA, QUE NO SE TIRE NADA: La parte verde de los puerros nos sirve bien limpita para un revuelto previamente sofrito o para un caldo, las hojas verdes de los Nabos, llamados Grelos, para caldos, el huevo de rebozar sobrante para hacer una tortillita y ponerla sobre una tosta para el aperitivo, ¿por qué tirar las miguitas de ese guisito tan rico? Hacemos unas bolitas con puré de patatas, y las rellenamos, después las ponemos al horno con quesito rallado por encima y serán una magnifica cena junto a una ensalada. Si tenemos dudas sobre qué hacer con las lentejas que nos han sobrado, hacer con ellas una crema y meterlas en el congelador. Congelar los restos de comida preparada es una buenísima idea para ahorrar y tener siempre comida para salir de un apuro.
- TRATAR LOS ALIMENTOS COMO UN TESORO Y ESO ENLAZA CON … NO SIEMPRE LO MÁS BARATO ES LO MÁS ECONÓMICO: Nuestas abuelas decían que «lo barato sale caro», a veces compramos mucha cantidad de baja calidad, que luego tiramos. Los adultos en general comemos demasiado, es el momento de comer menos y mejor, de esa forma nos cuidamos. LO MEJOR TAMPOCO ES LO MÁS CARO, lo ideal es irnos haciendo con nuestra COMPRA MAESTRA, con los productos que nos gustan, aprendiendo a probar productos nuevos de calidad, que sean lo más naturales posibles, que no esten especialmente publicitados (el precio de la publicidad revierte en el producto), es mejor tomar un buen aceite de oliva virgen extra en pequeñas cantidades que un aceite mediocre, que siempre nos cundirá menos, resaltará menos el sabor de los alimentos y será peor para nuestra salud. Existe todo un movimiento de venta directa del productor al consumidor, que propicia que el agricultor, el ganadero… pueda vivir con dignidad de su trabajo, ya que la logistica y distribución se lleva la mayor parte del dinero que pagamos, dare algunos: www.directodelcampo.com, es uno que aglutina bastantes productores que llevan los productos a casa, así también ayudamos a la gente sencilla a ganarse la vida en su medio, www.agroalimentariadoeume.com hará lo mismo con con productos gallegos de calidad, como miel, quesos, mermeladas, dulces: absolutamente deliciosos, www.delahuertaatupuerta.com y hay más.