Elena Adell, en el Taller del Vino de Azpilicueta

Diseña tu propio vino con Azpilicueta

El taller consta de tres pasos: cata de cuatro vinos monovarietales, dos mezclas guiadas por la enóloga y, finalmente, la creación de nuestro propio vino, teniendo en cuenta las diferentes características de cada uno. ¡Haz tu propio coupage!

Joaquín del Palacio02/10/2013

Elena Adell, en el Taller del Vino de AzpilicuetaEste año Millesime ha incluido moda y diseño decorativo en los espacios. A pesar de ello, de lo mejor que se ha visto por allí ha sido el Taller de Vino propuesto por  Azpilicueta, una iniciativa original, divertida y muy interesante. Hacer tu propio vino es algo que nos apetece a todos los que lo amamos y lo disfrutamos; a todos los que tenemos nuestro propio gusto siempre nos apetece tener la oportunidad de hacer el coupage ideal, que siempre es diferente al de cualquier otra persona en el mundo. Es posible que, una vez que hayas elaborado tu vino, te guste más el del vecino, pero eso ya será otro tema.

La presentación del taller corría a cargo de Elena Adell, enóloga de la bodega y buena comunicadora. Para el taller han pensado en todo, pues el equipo es muy completo. No faltan ni la agenda ni el bolígrafo para apuntar todos los detalles, es fundamental. Una pipeta y un medidor para hacer perfectamente las mezclas también son necesarios, así como una bata para no mancharse tampoco ha faltado. Lo más sorprendente de todo era una calculadora, y es que hay que afinar mucho para hacer un buen coupage. Pero lo más importante es la materia prima, y en este caso eran cuatro vinos de Azpilicueta monovarietales: de garnacha en roble francés, tempranillo en roble francés y otro de tempranillo en roble americano, y graciano en roble francés.

Tras una rápida cata individual de cada uno de ellos, observando sus diferentes características organolépticas, se pasa a hacer dos combinaciones guiadas por la enóloga con estas variedades. En la primera se pone el 60% de garnacha, un 20% de tempranillo en roble francés y otro 20 % de tempranillo del americano. Resulta ser una mezcla que mejora los aromas, haciéndolos más florales y aportando un sabor más completo. Después se propone la segunda combinación, y se opta por el 40% de un tempranillo y el 40% del otro tempranillo, quedando un 20% para graciano que aporta una intensidad superior con más taninos.

Una vez conocidas las posibilidades por parte de los asistentes, se pasa a la elección de la mezcla por parte de cada uno. Más tempranillo, más clásico de Rioja; más graciano, más intensidad, etc. Al final, cada uno se lleva su propia combinación; le guste o no, cada uno se lleva su propio vino, con su propia etiqueta. Hacer el vino que te apetece es un sueño, ahora ya cumplido, no significa que sea mejor o peor que otro, pero no te quepa duda de que el que te llevas lo has compuesto tú.