Ayer, domingo día 1 de Agosto, el chef Mario Sandoval se casó con su novia Cristina Pérez, acompañados de cuatrocientos invitados, entre los que se contaban más de veinte cocineros y personas vinculadas con el mundo de la gastronomía: escritores, periodistas y un largo etcétera, y a la que conmuchagula.com tuvo el placer de asistir. El chef madrileño celebró el banquete de su boda en la Finca la Romanée, un hermoso lugar en el que se organizan las numerosas bodas que con el sello de Sandoval se ofrecen cada año, un negocio eminentemente familiar.
La ceremonia, celebrada en la Ermita de Santa María de los Ángeles,tuvo lugar por la tarde bajo un sol de justicia. Acto seguido, todos los invitados se fueron a la finca, donde esperaba un buffet adornado con esculturas de frutas y hielo, consistente en varios cortadores de jamón, diferentes puestos de surtidos de quesos, otros con diferentes mariscos: berberechos, almejas crudas, nécoras, gambas… y mi preferido, un puesto de Kabuki en el que se preparaban sushis sobre la marcha: el de ventresca de atún, fabuloso. Bebida a raudales, aunque en un principio la más demandada fue el agua, que llegó a agotarse, pero enseguida llegaron nuevas provisiones.
Cuando el sol dió un respiro y los novios llegaron a la Finca comenzó el cóctel, basado en diferentes mini-tapas como Flor de melón o Bombón de foie, y vasitos de sopas frías, como la de tomate y polvo de jamón o la de frutos rojos y angula ahumada. Sobre las diez se inició la cena, que comenzaba con Lata de caviar y fondo de patata, seguida de una Sopa de almendras con foie y cerezas y perlas de palo cortado. A continuación se sirvió una Ventresca de atún con guacamole y no pudo faltar el tradicional Cochinillo, poniendo el broche final, ya en los postres, con una sorpresa regalo de Paco Torreblanca: Tarta de almendra marcona y naranja con baño de chocolate, absolutamente deliciosa. Los caldos que acompañaron al menú fueron Ruinart Blanc de Blanc, Louis Roederer, Mumm, Valdamor Albarino y Emeritus 04.
Teníamos curiosidad por ver qué pondría un chef de comida en su propia boda y, en este caso la realidad ha superado con creces las expectativas: los platos estaban muy bien resueltos, aún teniendo en cuenta las dificulades, ya que es muy difícil dar alta cocina en una boda, bien presentada y deliciosa, contando además con cuatrocientos asistentes al evento. El cóctel, en sí mismo suficiente para cenar, era original, delicioso y bien atendido, siendo los buffets, una idea que arrancó en la boda de Ferran Adrià, posiblemente lo que más admiración despertó, por su espectacularidad. Como dijo algún colega: «Mario Sandoval ha tirado la casa por la ventana«, y es que en el día de su boda el cocinero de Humanes ha demostrado que, además de tener un restaurante –Coque– donde se come maravillosamente, cuenta también con un equipo de cocina de auténtico nivel en la Romanée.