Un nuevo estudio de OCU (Organización de Consumidores y Usuarios), bajo su campaña #NoCuela, profundiza en el mito de las hormonas y antibióticos que contiene la carne de pollo, una creencia que a día de hoy sigue circulando entre muchos consumidores.
Si que es cierto que en la década de los 60 y 70, muchos productores utilizaron en exceso medicamentos, hormonas y antibióticos animales para prevenir enfermedades en el ganado y para aumentar el peso de los mismos. En aquellos años, al igual que en el presente, ese tipo de prácticas estaba totalmente prohibida por la legislación europea, pero existía muy poco control y era una praxis habitual. Pese a todo, su influencia tóxica en humanos no tuvo apenas consecuencias.

El cambio que han experimentado los controles sanitarios ha cambiado radicalmente esta tendencia y la utilización de estos medicamentos veterinarios, especialmente desde el Plan Nacional de Investigación de Residuos impulsado en España en 1989. Desde 2004, OCU asegura no haber encontrado residuos significativos de antibióticos ni hormonas en sus diferentes y periódicos análisis.
Así pues, podéis disfrutar de esta carne con total normalidad.