Comedor 5 Gats

El Restaurante Els 4 gats, el café tertulia que acogió a Picasso

Los bohemios de principios del siglo XX, como Casas, Picasso o Rusiñol se reunían en este espacio, considerado ya un símbolo de la ciudad, que supera el siglo.

Marta Burgués24/11/2015
Detalle de la entrada del restaurante 4 GatsDetalle de la entrada del restaurante 4 Gats

A finales del XIX, el promotor cultural Pere Romeu, fascinado por el ambiente del restaurante parisino Le Chat Noir quiso trasladar este concepto a Barcelona y fundó lo que sería uno de los locales con mayor atracción artística del país. Así empieza la historia del restaurante Els 4 Gats, un lugar que hoy, años después, mantiene su misma atmósfera, en un ir y venir de gentes de todas partes que lo escogen, sobre todo, a mediodía para comer. Lejos de lo que muchos piensan, su nombre no está relacionado con el mundo animal, más bien se debe a que cuando Romeu pensó en abrir un restaurante, su amigo, el pintor Ramón Casas, le aconsejó que no lo hiciera, diciendo que no vendrían ni 4 gats (ni 4 gatos). Afortunadamente, se equivocó.

Entramos en el restaurante y aquí todo sabe a arte, te sientes un privilegiado al estar comiendo entre las paredes en las que Picasso hizo su primera exposición individual. Nos dan la bienvenida las pinturas de Casas y Picasso, de Nonell y Rusiñol, y un mar de recuerdos que lo hacen muy popular. Nuestros ojos se van a su arquitectura, pues ha conservado la misma ubicación desde que abrió, en un bello edificio modernista de Puig i Cadafalch, que hace poco ha estado declarado establecimiento emblemático de la ciudad, reconocido por el  Ayuntamiento de Barcelona por su importancia histórica.

Las anécdotas

Josep Maria Ferre propietario 4 gats BarcelonaJosep Maria Ferre propietario 4 gats Barcelona

Este café-tertulia, que representó la vida bohemia del siglo XX, era el local preferido de los pintores Picasso, Casas y Rusiñol, y me fascina al estar cargado de anécdotas. Gran parte de ellas nos las explica su actual propietario Josep María Ferré, que comenta que otros artistas que desfilaron fueron «el músico Isaac Albéniz y sus amigos Enric Granados y Lluís Millet, el arquitecto Gaudí y hasta dibujantes como Opisso«. Observamos dentro que todos ellos están presentes en sus obras, colgadas en las paredes de los dos comedores. Ferré sigue comentando que en sus primeros años els 4 Gats era algo elitista y el joven Picasso, que por aquel entonces tenía 17 años, tuvo que «hacerse un traje a medida a cambio de la realización de un retrato con su sastre para poder entrar«. El sastre era Benet Soler, un señor reconocido en la ciudad que más tarde fue amigo del pintor y algunos de sus retratos están en distintos museos del mundo.

Cocina catalana

Comedor 5 GatsComedor 5 Gats

Un local con tanta vida hace que te olvides por unos segundos de su carta. Pero es suficientemente importante pues, a diferencia de lo que pretendía su fundador, despreocupándose de dar una buena cocina, en la actualidad su gastronomía es cuidada y elaborada. «Mezcla platos tradicionales de la cocina catalana con toques algo más internacionales«, nos explica su dueño, «el bacalao, el cordero o la crema catalana son platos que hemos mantenido desde siempre«.

Para empezar a probar nos dejamos guiar por las sugerencias de Óscar, el director del local, y degustamos los Huevos estrellados con gulas, patatas confitadas y gambas rojas (15,50€), y el Pulpo salteado con patatas a la sal (16€), tierno, jugoso, es todo un acierto. Pese a algunos platos de la carta, descubrimos que Els 4 Gats no es un restaurante caro, dada su importancia, y ello es gracias, en parte, a ofrecer un menú de mediodía de lunes a sábado que ronda los 17 euros.

Hojaldre de espinacas, frutos secos, calabaza y parmesano al gatén 4 gatsHojaldre de espinacas, frutos secos, calabaza y parmesano al gatén 4 gats

Con ello el comensal tiene un primero, segundo, postre y bebida, y permite probar platos prácticamente iguales a algunos de la carta. Nos decantamos por este completo menú, con un primero a base de hojaldre de espinacas, frutos secos, calabaza y parmesano al gratén, que mezcla bien diversos ingredientes, mientras que el segundo escogido es el Magret de pato escalopado al agridulce de arándanos negros y cremoso de calabaza, presentado en platos que imitan la pizarra, dando ese toque moderno y actual que también se busca. En cuanto al postre, la textura de chocolate es en forma de mousse y lleva cremoso de chocolate con leche servido en un estrecho vaso. Mientras que el vino del menú, Vine’m A Beure, un Penedès de bodegas de Ferré i Catasús, es aceptable y con cuerpo, sin ser excepcional.

Bravas 4 GatsBravas 4 Gats

De la carta, el tataki de atún rojo con verduras de temporada salsa teriyaki y espuma de wasabi con jengibre (24€) o el lomo de bacalao gratinado al all i oli sobre espinacas a la catalana (21€) dan ejemplo de esta mezcla entre cocina autóctona y oriental. Los precios de la carta sí suelen ser algo más elevados, pero como se suele decir, y aquí podemos afirmar que es real, “el lugar bien lo vale”.

Estructurado en dos salones, el mejor rincón, personalmente, está en el altillo de arriba, donde hay mesas más pequeñas para comer, pero ofrecen la ventaja de disfrutar de una vista general a los entresijos de la sala del segundo comedor. Por la noche el local se transforma y el ambiente es otro: música de piano en directo para recrearse, todavía más, en un ambiente artístico que sigue sorprendiéndonos.