Cuando en la Columbia Británica, a 300 kilómetros de Vancouver, las vacas de Darrel Timm se beben su preceptiva botella de vino diaria, suelen estar mucho más sociables y mugen felices unas a las otras.
Aunque el objetivo de Darrel no era hacerles la vida más feliz a sus vacas, una noche, viendo un programa de cocina en televisión con su hermana Janice, se topó con el chef Gordon Ramsay explicando que alimentaba a sus cerdos con cerveza en la etapa final de su crecimiento. Pensando en el indeseable efecto que la cerveza podía tener en sus vacas, flatulentas de por sí y al estar rodeado de viñedos, Darrel se preguntó qué pasaría si añadía a la dieta de su ganado una botella de vino diaria.
Pensado y hecho. Usando un vino peleón, mezcla de syrah, merlot y Cabernet Sauvignon para su fin, procedió a mezclar con el pienso aproximadamente 75 cl. (una botella) del citado vino. Esta cantidad, para una vaca, es el equivalente a una copa para un ser humano.
El resultado ha sido mucho mejor del esperado, y un proyecto que empezó casi como una broma para los hermanos ha dado lugar a la creación de la empresa Sezmu, que está experimentando un éxito arrollador.
Partiendo de la reconocida raza Angus, sin usar piensos industriales ni antibióticos u hormonas, se consigue un producto con caracteres distintivos del resto de carnes similares: sabroso, con grasa infiltrada y de largo final.
Como profesional del vino me pregunto: ¿Habrá diferencias dependiendo del vino que se use en la alimentación del ganado?