En el Salón se ha confirmado la tendencia a la descarga sensorial

El XII Salón de los Mejores Vinos de España se despide marcando un punto de inflexión

Con Mucha Gula15/10/2011

Los pasados días 13 y 14 nos hemos reunido profesionales y aficionados en el duodécimo Salón de los Mejores Vinos de España, organizado por la Guía Peñín. Casi todos los vinos puntuados con más de 93 puntos por el equipo de la citada guía estaban presentes en las 84 mesas del Salón, aunque echamos en falta a bodegas como la de Dominio de Tares, que no acudieron a la cita, suponemos que por los 2.300 euros de la cuota de este año o quizá por la norma que impuso la organización a las bodegas de ir los dos días y de comercializar sus vinos a los aficionados en el segundo, fuera del circuito de distribución habitual.

Los verdejos de Vinos Sanz cerraban el Salón en la mesa 84En esta ocasión, los que venimos luchando desde nuestros medios por una descarga sensorial de los vinos nacionales hemos salido con una sonrisa seráfica: algo se está moviendo en España, al fin. Parece ser que los tablones, concentraciones, sobremaduraciones y altas graduaciones en los vinos, tan en boga en los últimos años gracias a la influencia del señor Parker y su equipo, están pasando de moda. Hasta el Aalto Ps, que me asustó en alguna de sus antepenúltimas salidas al mercado, en esta añada del 2006 se muestra civilizado sin perder un ápice de su complejidad y manteniendo perfectamente el carácter de este gran vino. Lo que se adivinaba en las dos últimas añadas se confirma en ésta

En cualquier caso, lo más impactante se encontró para nosotros en los nuevos estilos de las grandes bodegas y en las nuevas bodegas emergentes. De eso vamos a hablar:

Clásicos renovados

Gran sorpresa en la riojana Dinastía Vivanco. Todos sabíamos que sus «Colección Vivanco» son grandes vinos y, entre ellos, quizá su «Parcelas de Garnacha» destaque con luz propia (a este redactor le enamora su Mazuelo, le impresiona su Graciano y espera con ansia su nuevo Maturana), pero la sorpresa estaba en su Crianza. Este 2008 ha supuesto un giro en el estilo riojano, en el que el roble nuevo predominaba sobre todo y, por fin, la fruta ha salido con fuerza sobre los aromas de carpintería fina. Mantiene una acidez muy refrescante, compensada con el amable carácter frutal, y tiene el esperado fondo elegante de madera. Sigue siendo inequívocamente un rioja, pero ahora lo recomiendo encarecidamente como vino de buena relación calidad-precio.

En Bodegas Bilbaínas nos topamos con un impresionante Viña Pomal «Alto de la Caseta». Un nuevo vino de la centenaria bodega riojana que rompe con todo lo anterior, mostrándose muy bordelés y complejo. Su «La Vicalanda» Gran Reserva 2004 se muestra como un típico riojano de su crianza, con las especias, tabacos y cueros mandando. Contino sigue en su línea de excelencia con su «Graciano» y CVNE con el sempiterno Imperial del 2007, que sigue en la brecha sin achantarse ante los nuevos riojas emergentes.

En el Salón se ha confirmado la tendencia de los bodegueros hacia la descarga sensorialBajo el Manto de su distribuidora Avanteselecta, los sorianos de Dominio de Atauta aportaron con su «Parada de Atauta» 2009 y «Valdegatiles 2009», dos de los vinos más elegantes de la jornada. También de la misma distribución, los riojanos de Obalo, que no me habían gustado hace un año en su bodega -cata de barricas-, lograron convencerme con sus dos crianzas «Obalo» y Altino», este último con un perfil más moderno. Han evolucionado a bien sin duda y me alegro. Por su parte la bodega navarra Chivite, con sus «Colección 125», en línea de excelencia con su magnífico rosado y su borgoñón blanco, y destacando sobre ambos su «Vendimia Tardía«: un moscatel botritizado a la altura de los grandes dulces del mundo.

Cambiando de tercio, nos paramos en el verdejo fermentado en barrica de Belondrade y Lurton 2009: quizá la mejor edición que haya probado nunca, acompañado de su rosado Clarisa. Muy bueno. La Torensana Numanthia se ha llevado uno de los premios gordos: ni más ni menos que seis vinos clasificados por encima de los 93 puntos Peñín en sus añadas 2008 y 2009. Desde su más asequible Termes, pasando por los Numanthia y acabando en su mítico Termanthia, se mantienen el argumento de elegancia y vuelven a los orígenes de excelencia marcados por la familia Eguren en sus primeras añadas. Los Eguren, por su lado, se mantienen grandes en su línea de Toro en la añada 2009, metiendo a su vino básico Almirez entre los grandes, con nada menos que 94 puntos, mientras sus Vitorino y Alabaster rozan los cielos con su potencia, complejidad y ligereza, componiendo un conjunto que ya supera hasta a sus vinos riojanos de Sierra Cantabria, grandes también.

Los vinos catalanes han mostrado un buen nivel en generalMi otro enólogo preferido de La Rioja junto a los Eguren, Miguel Angel de Gregorio, me ha vuelto a emocionar con el blanco viura Mártires 2010 y con el tinto Aurus 2008. Sigue por ahí Miguel Angel, pero principalmente continúa con tus vinos «no-por-baratos-peores» de Finca Nueva. La Bodega Contador conforma el trío magnífico de enfants terribles riojanos con una línea apabullante desde su «Qué Bonito Cacareaba» hasta su irregular «Contador« (un vino del que sólo hablo de botellas). La probada, del 2009, grandísima.

Los vinos catalanes han estado bien representados por Ferrer Bobet, Acústic Celler (Braó y Acustic), Albert i Noya, Parés Balta (grande su Marta de Baltá), Raventós i Blanc, Gramona, Recaredo… Muy buenos los blancos monovaritales de Xarello y garnacha blanca, y muy buen nivel en general.

Las emergentes garnachas tintas

Se han colocado con fuerza en su primer año de vino en la calle la encantadora pareja de Elisa y Enrique, con sus vinos de viña vieja de Domaine Lupier, de los que hablábamos casi en primicia y hace casi un año en Madrid Fusión. El respeto a la tierra y su fe en esta uva han hecho dos vinos magníficos y esperanzadores: «El Terroir» y «la Dama» sobresalen por su carácter del resto de garnachas navarras y nacionales. Notable también el 2009 de la riojana Baigorri y muy interesante el «Pegaso Granito» de Telmo Rodríguez

Las garnachas tintas, como las de Bernabeleva de Vinos de Madrid, han sido una de las sorpresas del SalónLa estrella del salón, para nosotros, se localizó sin duda en los caros (casi todos), emocionantes (todos), escasos y nuevos vinos de viña viejísima de Madrid, Ávila, y lo que se halla bajo el descriptivo título de Garnachas de Gredos: capas bajas, casi pinot noir, complejidades, frescura y mineralidad muestran el camino que nos gusta, y donde vemos mucho futuro fuera del A B C.  En esta línea, Jiménez Landí con sus «Piélagos» y «Ataulfo», y el «Comando G» me hicieron casi llorar con unos vinos totalmente emocionantes. La Bruja Avería, Las Umbrías y Rumbo al Norte nos parecen una creación impecable. Sin olvidarnos de Bernabeleva de Vinos de Madrid, con un Cantocuerdas de albillo espectacular, y acompañado por sus garnachas «Viña Bonita» y «Arroyo de Tórtolas», IMPRESIONANTES.

Mi otra debilidad: Los generosos

En su línea de siempre, estos vinos no tienen que cambiar. Lo único que les falta, y con urgencia, es la promoción, comprensión y difusión en nuestro país. Desde Montilla con Alvear y sus Amontillado Solera Fundacional y dulce PX 1830, pasando por los Amontillados VORS y Manzanilla en rama saca de Otoño de Barbadillo, simplemente perfectos, hasta los fijos del Equipo Navazos: dos 99’s que se me antojan escasos para las botellas 27 (bota de fino) y 30 (Manzanilla Pasada «Capataz Rivas»). Pero claro, no me hagan mucho caso porque soy un friki de los generosos, y si empiezan con ellos les recomiendo esa manzanilla en rama de Barbadillo bien fría como iniciática.

Conclusiones

En el XII Salón de los Mejores Vinos de España pudimos catar muchos otros grandes vinos, cuyos detalles deberán leer en la propia Guia Peñín 2012, de la que les hablaremos en los próximos días, en cuanto salga de imprenta.

La sonrisa seráfica con la que abría el artículo es provocada por la sensación de que este año ha sido el punto de inflexión a partir del cual los bodegueros definitivamente mirarán al viñedo, respetarán el terruño e interpretarán simplemente lo que la tierra da. Fuera los artificios, fuera las potencias por las potencias, fuera el roble por el roble. Hagamos vinos más bebibles, como es el caso de todos los que he nombrado en este artículo, y podremos atraer a las nuevas generaciones. Hagamos caso a los gurús y nos acabaremos bebiendo los vinos nosotros mismos. La gente del vino llevamos muchos años endogámicos y hemos perdido el norte en muchos casos.