Su empresa es el resultado de un proyecto personal de Enrique Cillero, profesor de inglés y apasionado por la gastronomía, la crítica literaria y los idiomas. Fue en 1998 cuando él y su socia, Elena A. de Motta, crearon Cillero and de Motta. Pero ellos no se conformaron con ser una pequeña empresa de traducción, y traducen, revisan y maquetan 14.000.000 de palabras al año sobre gastronomía, enología, arte, arquitectura, consultoría, divulgación, turismo y deporte. Quince años traduciendo en inglés, español, francés, italiano, alemán, holandés, portugués, chino, japonés y árabe todo lo relativo al mundo gastronómico con un equipo de 16 personas que, además, han editado algunos de los mejores libros de gastronomía del mundo, como Modernist Cuisine o los de elBulli y Arzak.
¿Qué hace falta para que el lenguaje gastronómico se convierta en universal?
Se necesita destreza técnica y muy buena documentación. Nosotros tenemos una biblioteca gastronómica de más de 600 libros, además de un equipo de revisores profesionales de cocina . Nuestro negocio se ha sofisticado: con una oficina de producción en Zaragoza y otra en Fisburgo, somos la oficina editorial del cliente, y nos encargamos también del acceso al mercado del cliente, lo que significa que hacemos supervisión editorial interna, con procesos de supervisión muy elevados, incluso editando y proporcionándole las galeradas.
Al traducir hay una parte técnica y otra de perfil de estilo. Traducir no es cambiar una palabra por otra, el libro tiene que fluir en el idioma.
Ustedes han traducido por ejemplo el libro México, ¿cómo es traducir un libro en el mismo idioma?
Es, posiblemente, lo más difícil. Se necesita mantener la esencia mexicana, pero también que el lenguaje lo pueda entender el lector español. En este caso los matices son muy importantes. Nosotros hacemos una reunión de terminología, como en la Real Academia saca las fichas de las palabras. Somos muy puñeteros con eso: si a los frijoles les tenemos que llamar judías, tenemos que consensuarlo, y si hay mucha duda se les pasa al cliente para consensuarlo.
Y si el libro no está bien escrito, ¿qué hacen ustedes?
Algunos libros los cambiamos sobre la marcha con autorización del editor, se podría decir que los mejoramos, los adaptamos a los productos y costumbres del país del idioma en el que se traducen. Se mandan las fichas a los chefs y ellos lo supervisan, pero se les da la alternativa. Es un proceso editorial que necesita una coordinación, pruebas con los equipos locales.
¿Cómo se sabe que se está haciendo bien?
Traducir no es cambiar una palabra por otra, el libro tiene que fluir en el idioma. Figúrate que si nos dan un texto en inglés para pasarlo al español, que tiene un 20% más de palabras para decir lo mismo y la maqueta no cambia, requiere un trabajo de calidad y ajuste importante, además de tener en cuenta otros criterios.
¿Cuánto cuesta, en tiempo y dinero, traducir un libro?
Un libro puede tener 50.000 palabras y traducirlo nos puede llevar unas ocho semanas, aproximadamente dos meses. En cuanto al precio, se viene a cobrar unos 7000 euros.
¿Siente que ha tenido alguna obra magna?
La obra de Ferran Adrià, tradujimos toda la colección a inglés, alemán, italiano, francés y japonés. Yo trabajaba con Juli Soler, persona a la que me siento muy ligado, comenzamos la edición en 1998 y acabamos en el 2008, hicimos la enciclopedia de elBulli en inglés. Aprendía mucho…
¿Es muy diferente traducir cuando se habla de comida que cuando se habla de economía?
En espíritu no, hay una parte técnica y otra de perfil de estilo. En este último caso sí es distinto: hay que saberle dar un estilo que tiene que ser culto, pero no pedante; que corra, que refleje la personalidad del autor…
¿Es el francés el idioma de la gastronomía?
El gran lenguaje de la gastronomía clásica es el francés, del que todas la lenguas han adoptado un montón de términos, pero hay aportaciones de todos. Ferran Adrià, por ejemplo, ha hecho un montón de aportaciones. El lenguaje de la gastronomía se mueve con la gastronomía.
¿Qué libro de los que ha traducido últimamente le ha gustado especialmente?
50 pasos de Casa Gerardo es un libro con estética de contemporánea con el paisaje asturiano de trasfondo, es el libro en el que coexisten paisaje, terruño, pasado y presente. El presente está marcado por el trabajo de un equipo de cocineros de antigua generación que está revolucionando la gastronomía de la región.
Algunos libro no funcionan como se esperaba, ¿también existen las traducciones fallidas?
Yo hice Modernist Cuisine, la necesitaban en cuatro meses, y tuve que pagar 32.000 euros de horas extras. Había cosas mejorables, seguro, pero todo el mundo quería que se hiciera en cuatro meses, mientras que cuando lo hicimos para Brasil se hizo en 8 meses. A veces no salen las cosas como uno quiere, pero eso no significa que estén mal, sino que podrían estar mejor.