Entre cavas y vinos por Cataluña

Un viaje, a través de tres provincias catalanas, visitando pueblos y naturaleza, probando vinos y gastronomía, y disfrutando en viñedos y bodegas de actividades para conocer más a fondo el territorio y el viñedo, la bodega y el proceso,los vinos y sus sabores...

Joaquín del Palacio02/01/2018

Bodega, hotel y restaurante Mas Tinell

Junto a la gran capital

El poder de atracción que ejerce sobre el turista la gran capital, Barcelona, y la costa catalana hace que en muchos casos el interior sea una joya desconocida. Pero, sin embargo, a una hora en coche desde la Ciudad Condal se alcanzan zonas rurales. Se llega hasta terrenos de la D.O. Penedés: sus viñedos, sus municipios y sus bodegas que trabajan con esmero para conseguir vinos de calidad.

Fase visual de la cata

En la D.O. Penedés el caso de la bodega Albet y Noya es muy singular: además de haber sido pioneros en el cultivo ecológico de las viñas, ahora se preocupan de recuperar variedades de uva que ya no se cultivan, como es el caso de la uva vidal o la belat, para conseguir unos vinos excelentes y con unos matices imposibles de lograr con otras variedades. El trabajo es minucioso y complicado, pero los resultados son óptimos. Ellos ya fueron pioneros en la producción de vinos ecológicos y ahora continúan luchando por sacar adelante variedades casi extintas. Además, ofrecen al visitante multitud de actividades relacionadas con el trabajo de la viña y la bodega, en las que explican ese delicado rescate de las «variedades olvidadas».

Muy cerca está Vilafranca del Penedés, un municipio muy bonito e interesante que tiene el museo de las Culturas del Vino de Cataluña. En la parte alta del antiguo mercado de la Carne hay un buen lugar para comer: el restaurante gastronómico Cigró d’Or, con buena cocina con sabrosos platos y ricos vinos catalanes. Y en las afueras de la población, entre cepas, está la bodega Mas Tinell. Este complejo integra una bodega en la que elaboran vinos y cavas, su Espacio Gastronómico En Rima con una gastronomía selecta y un hotel muy original y vanguardista, cuya arquitectura semeja ser un botellero y cada botella una habitación. El diseño, la elegancia y la tranquilidad se unen en un alojamiento para brindar con su propio cava.

Tierra adentro

Hubo una época de esplendor en la construcción de bodegas, un tiempo en el que el modernismo triunfaba en Cataluña y plagó de casas singulares algunas ciudades, pero también aquellos arquitectos proyectaron edificios industriales en zonas rurales de Tarragona llegando hasta el mundo del vino… erigiendo verdaderos templos a Baco. Construyeron a principios del siglo XX unas bodegas que recogen la herencia modernista y la funcionalidad novecentista. Tienen un diseño práctico y bonito, y la imagen de sus naves nos recuerda la de los grandes templos de la religión, de ahí su nombre: Catedral del vino.

Catedral del vino de Nulles

Hace un siglo justo ahora, la cooperativa Vinícola de Nulles hizo su bodega a lo grande; en 1920 sacaron su primer vino… Ahora pertenece a la D.O. Tarragona. Hoy, varias generaciones de vinateros después, comparten sus vinos, sus quesos y sus butifarras con quien les visita en el viñedo que está justo delante de la gran bodega, en un sitio con mucho encanto, a la sombra de una magnífica parra centenaria que vio surgir de un solar la Catedral que tiene enfrente…

A pocos kilómetros está Montblanc, uno de esos municipios que se empieza a contemplar y no se acaba nunca de disfrutar: sus calles y plazas, las casas e iglesias, las murallas… Todo está tocado por la belleza y el encanto de la historia. Hay que recorrer sus murallas y subirse para divisar, desde arriba, todo Montblanc; entrar en la iglesia de Santa María la Mayor y ver el retablo de piedra policromada, el órgano y toda la belleza que contiene… y pasear por sus calles. Y volver a pasear sin perderse ningún detalle, que tiene miles, e incluso comer en el restaurante El Molí del Mallol que, como dice su nombre, fue molino y hoy es un lugar de buen llantar y buenos vinos porque Montblanc es la capital de la Conca de Barberá.

Viñas entre montañas

Participando en el pisado de uvaLos viñedos de la bodega Vega Aixalá, en la D.O. Conca de Barberá, se retuercen en laderas de montes a los que hay que acceder en todoterreno. Son lugares que ofrecen paisajes y atardeceres que le añaden vino tinto al cielo, tiñendo las nubes del horizonte. La aventura mezcla los inclinados paisajes, los colores de la naturaleza y los buenos vinos, internándose por caminos y senderos empinados que suben bancales hasta alcanzar un cobertizo. Es un porche para una cata de lujo, entre viñas, cuando el sol cae, algo que probablemente será el mejor regalo de ese día: un momento que, igualmente puede que no se repita nunca, pero que jamás olvidarás. Para catar un vino se necesitan los sentidos: primero la fase visual, en la que se mira y se disfruta como del paisaje; luego se aprecian los aromas, junto con los de la naturaleza que te rodea; finalmente se prueba y el gusto, y también un poquito el tacto, notan la calidad del vino en la boca. Finalmente se brinda por ese momento mágico. ¡Salud!

Si la vid vive con agrado, parece ser que no da el mismo vino que si lo «pasa mal». Esta norma la conocen muy bien en el Priorato, allí las vides dan uva, no mucha cantidad, pero las raíces de la planta se encargan de extraer todo el sabor de ese suelo tan especial. De hecho esta denominación de origen es calificada, lo que implica que toda la producción se embotella bajo el sello del Priorat: no hay vino a granel. En la bodega Joan Ametller lo saben porque están en el Parque Natural de la Sierra de Montsant, donde el clima y el relieve no se lo pone fácil a la planta, incluso los viñedos se encuentran en un territorio extremo, luchando por extraer los nutrientes del suelo y logrando así unos vinos con personalidad, con carácter. Unos vinos únicos que no abundan y que precisamente son así por esa característica de la situación de estrés en que se desarrolla la vid.

Catando uvas

«El vino se hace en el campo» es una frase que estamos hartos de escuchar porque es verdad. Y cada territorio, cada variedad, cada clima, cada sustrato da un vino diferente. Sin embargo, casi nadie piensa realmente en la fruta, sí: casi nadie cata las uvas. En algunos casos ni siquiera los vinateros lo hacen, porque saben cuál es el punto óptimo de la uva con un aparato que mide el azúcar, y la vendimian en el momento idóneo.

Investigación para mejorar los vinos

Pues no se debe: la uva hay que catarla. Y adaptar el paladar del alcohol, de los sabores, de las fermentaciones y del envejecimiento en la barrica al gusto de la fruta, de los taninos en la piel y de los demás sabores y aromas que se trasferirán al producto final. Sin una buena uva nunca aparecerá un buen vino como, por ejemplo, el que hacen en la bodega Tomás Cusiné en El Vilosell. Este municipio pertenece a la D.O. Costers del Segre, en la subzona de Las Garrigas, y a la vez es un territorio estratégico porque en poca distancia se encuentra con otras denominaciones de origen como Monsant, Conca de Barberá y Cataluña, en las que también produce esta bodega. Primero hacen un trabajo excelente en el campo y, posteriormente, producen e investigan en la bodega para conseguir unos vinos cada vez más ricos. Y lo logran.

La bodega Raimat, de la D.O. Costers del Segre, sí que se preocupa por la uva. Y se preocupa porque la conozcan quienes les visitan, ya que le proponen a sus visitas la cata de uvas de un modo profesional, como una actividad fundamental para el conocimiento del vino. Una actividad guiada y casi profesional, entre vides, en el lugar del nacimiento de las uvas. Analizando con detalle el tipo de hoja de la cepa, el racimo, el tamaño y las cuatro partes de la baya: el grano, la piel, la pulpa y la pepita. Es una experiencia sorprendente, necesaria para conocer bien el vino y muy formativa. Después se toman dos vinos de esas variedades catadas, para entender la importancia de la uva recién catada.

No te puedes perder

Vendimiando en Cataluña

  • Cata de uvas de la bodega Raimat, una experiencia imprescindible para conocer a fondo cómo se debe hacer un buen vino y cuáles son las características en la uva.
  • Ruta en 4×4 por los viñedos de Vega Aixalá en La Pobla de Cérvoles y la cata entre las cepas al atardecer. Es una experiencia sensacional. Un momento muy bonito.
  • Visitar el monasterio de Poblet, uno de los más importantes de España y recorrer la Ruta del Císter, que propone 25 nuevas propuestas culturales, gastronómicas y turísticas.
  • Visitar el municipio de Siurana, uno de los más bonitos de Cataluña.

Información práctica

  • Hotel Avenida Palace de Barcelona. El lugar donde han dormido The Beatles, Ernest Hemingway, Liza Minelli o Joan Miró. Céntrico, elegante y con una escalera digna del mejor palacio. Rincón especial: El Altillo.
  • Hotel Finca Prats, en Lérida. Lujo a buen precio. Buenas habitaciones, elegantes, tranquilas y con terraza privada. SPA muy completo. Restaurante con buena cocina.
  • Majestic Hotel&SPA Barcelona. Uno de los hoteles emblemáticos de la Ciudad Condal. Terraza con piscina y restaurante y unas vistas sensacionales. Un alojamiento singular.