Ezcaray se ha ganado por méritos propios ser uno de los pueblos más bellos de España y también un destino turístico muy solicitado, sobre todo en invierno, cuando la nieve cubre el paisaje y las pistas de la cercana estación de esquí y de montaña de Valdezcaray. La estación se encuentra a tan solo 15 kilómetros de esta bella localidad situada al sur de la provincia, en la sierra de La Demanda. Su caserío de piedra y madera, sus preciosas calles y plazas, el río Oja que discurre a su lado y el ambiente relajado y coqueto lleva atrayendo a miles de visitantes desde hace décadas. No en vano Ezcaray es la primera villa turística de La Rioja. Hay que aprovechar este «año de nieves» para disfrutar del esquí en esta estación familiar.
¡Todos a las pistas!
Valdezcaray se encuentra en la cara Norte del pico San Lorenzo (2.272 m). Cuenta con 24 pistas y 2 itinerarios, con cerca de 23 km. esquiables repartidos en pistas de distinta dificultad, desde las verdes para principiantes a las negras para los más experimentados, con nueve remontes y 115 cañones que son capaces de crear hasta 8 kilómetros de apoyo de nieve artificial. Es una estación perfecta para aprender a esquiar, pues cuenta con escuela de esquí y de snow, y se pueden hacer paseos turísticos para los no esquiadores, rutas en raquetas de nieve con guías expertos y esquí de travesía entre pinares y hayedos.
En la cota 1.800 está la terraza solarium y el restaurante (con cafetería y menú del día), así como la ludoteca infantil. Para los no esquiadores es también un lugar lleno de actividades, algunas muy divertidas, sobre todo para los niños, como la construcción de un iglú o las rutas para descifrar las huellas que los animales de la montaña van dejando en la nieve: zorro, corzo, garduña…
De pinchos, de vinos, de mantas…
Antes o después del deporte en la nieve apetece salir de pinchos y esta villa riojana es perfecta. Las barras de los bares y restaurantes de Ezcaray ofrecen un surtido difícil de igualar, acompañados con vinos de Rioja, por supuesto: la Berenjena con morcilla y pimientos de Padrón de El Refugio, las tapas de Ubaga, las anchoas y el Bacalao rebozado de Satorre, la Lengua de ternera de Roypa, los montados del Deyan, las Bravas «auténticas» o las Lechecillas de Casa Masip donde, además, hay que probar la famosa morcilla de Ezcaray acompañada de pimientos asados. Casa Masip cuenta también con restaurante, donde hay que dejarse llevar por la temporada y degustar sus setas siempre que haya y los platos de caza, como las Pochas con perdiz, sin pasar por alto su Torrija.
Las croquetas de Pedro Masip son fabulosas, pero las más famosas son las croquetas del Echaurren, «las de Marisa», para muchos entendidos en la materia entre las mejores de España. Se pueden probar en el gastrobar E-Tapas, en el hotel gastronómico Echaurren, donde despliega todo su talento e imaginación el cocinero Francis Paniego. Aquí encuentras dos opciones: El Tradición, donde se recoge el testigo de la cocina original de la familia y del recetario riojano pero actualizados, con platos indispensables como los caparrones (alubias rojas) con chorizo, panceta y sus piparras, los callos que han ganado el campeonato del mundo o los pimientos de cristal caramelizados, con huevo a baja temperatura y patatitas. Y al lado, la versión vanguardista y creativa de Francis Paniego: El Portal, que cuenta con el reconocimiento de dos estrellas Michelin y tres soles Repsol.
Ezcaray es perfecto también para salir de compras. La calle Sagastia es la más comercial y en ella está El Colmado de Ezcaray, con una buena selección de productos gourmet, siempre buscando los mejores de la zona, como las nueces, la miel o los chocolates La Ofrenda, buenos quesos y vinos. También productos frescos y legumbres, como los famosos caparrones, en La Guindilla. Y embutidos, donde no puede faltar la rica morcilla de Ezcaray en Morcillas Fany o Carnicería Pisón.
En la travesía de la plaza de Torremúzquiz, la que todo el mundo conoce como la del Quiosco, se encuentra Garnacha Edulis, una enoteca con más de 100 referencias de vinos de la tierra con una selección muy cuidada hecha por su propietaria, Judith, quien te asesorará y descubrirá los más originales. También puedes llenar la despensa con las conservas de verduras riojanas y probar la línea de cosméticos realizada con los polifenoles del vino, una maravilla.
Tambien podemos deleitarnos con los dulces locales, como las magdalenas y pastas de la panadería Luis Díez y, para rematar el día, nada mejor que aprovechar para hacer algunas compras entre los artesanos del pueblo, como las famosas Mantas Ezcaray. Cecilio Valgañón creó la fábrica en 1930 y en su taller está instalada ahora la tienda, que conserva un viejo telar. Las mantas de mohair son las más valoradas, y es que el pelo de la cabra de Angora está considerado una de las fibras naturales más lujosas del mundo. En Mantas Ezcaray hacen también otras prendas, como bufandas, chaquetas, cojines y estolas, y sus piezas llegan a todo el mundo, desde Nueva York a Tokio, además de colaborar con grandes firmas, como Carolina Herrera, Hermés o Loewe.
Pueblos con encanto y buena cocina
La ruta por el valle del Oja nos lleva a conocer otros hermosos pueblos y aldeas con buena oferta gastronómica. Es el caso de Zaldierna, una pequeña aldea (con menos de 20 habitantes censados) con un conjunto arquitectónico del siglo XVIII, una joya que encandila, ya desde la entrada, con el puente de piedra sobre el río Zambullón.
Aquí se encuentra Casa Zaldierna, un alojamiento rural y restaurante que lidera el chef Antonio Pérez, formado en las mejores cocinas riojanas y que ofrece una carta con platos tradicionales con originales toques de autor, una parrilla en la que se elaboran carnes, pescados, guisos y arroces, y croquetas antológicas, como las de anguila de monte.
Valgañón, a poco más de 4 km. de Ezcaray, es otra buena parada en esta ruta. El primer fin de semana de marzo se celebra la Fiesta de la Matazanza, con mercado de productos y degustación de choricillo y garbanzos con huesos de cerdo. No faltan buenos restaurantes donde probar la cocina tradicional riojana, como El Cazador, Los Acebos o La Parra.
Y para alojarse está el hotel Pura Vida. Sus dueños, interioristas profesionales, han rehabilitado íntegramente el edificio en el año 2014, creando un hotel moderno, con 8 habitaciones que se distribuyen en dos plantas (tiene ascensor). El hotel es muy cómodo y acogedor, y en invierno se está de maravilla al lado de la chimenea. Además, dispone de terraza-bar y amplio jardín con porche.