¿Qué persona de la generación de los 70 y 80 no ha crecido viendo las hazañas de “Popeye el Marinero”? Con su increíble fuerza y músculos de hierro, gracias a las espinacas.
Era una forma de lograr que los niños llevasen una vida más sana comiendo verduras, aunque el valiente marinero llevara una pipa colgada de la boca ¡Reclamó algo contradictorio cuando hablamos de salud! Pero a pesar de esto, el objetivo fue logrado, ya que las espinacas ganaron su protagonismo televisivo entre los más pequeños, aunque en realidad sepamos que muy pocos quisieran comerlas.
A pesar de que los americanos llevaron las espinacas al “estrellato televisivo” el origen de éstas es de Persia donde constan los primeros cultivos. Más tarde, alrededor del siglo XI, los árabes trajeron esta hortaliza a España, donde ha ganado protagonismo por sus diversas propiedades nutricionales.
Las espinacas son ricas en los siguientes nutrientes:

Vitamina A: también conocida como retinol, es un nutriente excelente para preservar la salud de los tejidos de la retina.
Vitamina C y E: ambas son antioxidantes por excelencia. No obstante, la vitamina C para que sea aprovechada por nuestro organismo, las espinacas deben ser consumidas en crudo, ya que la vitamina C es muy sensible al calor y se volatiliza cuando el alimento es sometido a cocción.
Vitamina B9/ácido fólico: necesario para la producción de glóbulos rojos y para la síntesis del ADN. Necesidad aumentada durante el embarazo.
Vitamina K: algunos estudios demostraron la importancia de la vitamina K en la salud ósea junto con la salud del corazón. No obstante, la vitamina K posee varios subtipos K1, K2 y K7. En función de cada subcategoría variará el nivel de absorción de esta vitamina y su actividad biológica. En el caso de las espinacas, la que más predomina, es la vitamina K1 y posee una absorción considerablemente baja. Lo que significa que incluso consumiendo una gran cantidad de vegetales de hojas verdes, es posible que no absorba cantidades adecuadas de vitamina K1.
No obstante, el déficit de vitamina K en nuestra dieta puede provocar hemorragias nasales espontáneas y de encías. Además de problemas de cicatrización y coagulación de los cortes y/o heridas. Por lo que la vitamina K sigue siendo de suma importancia para nuestra salud.
También están presentes minerales:

- Hierro: de suma importancia para nuestra salud sanguínea.
- Potasio: un mineral elemental en nuestro organismo, ya que realiza funciones básicas de regulación hídrica dentro y fuera de las células. Manteniendo el equilibrio (en conjunto con el sodio) de los electrolitos en nuestro cuerpo.
- Magnesio y Calcio: que tanto juntos como separados, son excelentes para nuestra salud ósea. Incrementan la densidad ósea y colaboran en la prevención de la osteoporosis. Gracias a algunas propiedades del magnesio, se consigue una buena absorción del calcio, contenidas en los alimentos. Además de fortalecer los dientes.
Además de las altas cantidades en vitaminas y minerales, las espinacas también son uno de los alimentos ricos en glutamina, un aminoácido que interviene en la composición de las proteínas que mantienen a las células en buen estado y reparan los tejidos, por lo que deberían ser incorporadas a la dieta.
Y por último, pero no por ello menos importante, las espinacas colaboran en la reducción del peso, ya que, su aporte calórico es bastante bajo y su valor nutricional es extraordinario. Asimismo, su contenido de fibra y agua te permite sentir una sensación de plenitud que será ideal para no picar entre horas.