Cuando organizamos catas para gente que se inicia en el mundo de la cerveza, el objetivo es que los asistentes, además de disfrutar y pasar un rato agradable, aprendan algo sobre esta bebida, y salgan con curiosidad por seguir explorando estilos, ingredientes, sabores, aromas… En pocas palabras, que empiecen a ver la cerveza como algo más que una simple bebida refrescante y ligeramente alcohólica.
Pero como efecto colateral, aparte de enseñar también aprendemos; el tener la oportunidad de hablar con no expertos nos da una visión de las falsas creencias más extendidas sobre la manera en que se debe consumir una cerveza. Hoy dedicamos este artículo a intentar desterrar mitos.
La cerveza bien fría
No necesariamente. Existen, como ya hemos comentado en muchas ocasiones, infinidad de estilos de cerveza, y cada uno de estos estilos tiene su temperatura recomendada de servicio. Podemos disfrutar de una Pilsen checa servida a 5º C o de una Barley Wine británica a 12º C. El frío excesivo tapa los sabores y aromas haciendo que todo sepa más o menos igual, y nos priva de poder apreciar todos los matices de una buena cerveza. ¿Qué necesidad hay de tomar la cerveza rozando el punto de congelación? Haz la prueba con tu cerveza favorita y verás que te resulta más agradable a 5 o 6º C, que a 2.

El vaso o jarra congelados
Rotundamente no. Aparte de todo lo que hemos señalado en el párrafo anterior, la escarcha pegada a las paredes del vaso nos va a impedir apreciar el color de la cerveza, qué maltas se han utilizado, si es una cerveza filtrada o no. Si los maestros y maestras cerveceros se esfuerzan en dar a sus cervezas un bonito aspecto, respetemos su trabajo. Además, el contacto con el hielo va a aguar la cerveza empeorando su sabor. Y por si todo esto fuera poco, el guardar los vasos en un congelador junto a otros alimentos puede hacer que se impregnen de aromas extraños y no deseados.

Pido una pequeña para que no se caliente
No. Pide la cerveza en cantidades pequeñas si quieres beber poco. Si te vas a tomar 3 o 4 cañas, mejor pide una jarra grande o una pinta. Además de que normalmente te saldrá más económico, no tiene nada de malo que la cerveza aumente ligeramente de temperatura mientras te la bebes. Según se vaya calentando, podrás ir apreciando diferentes matices de sabor y aroma, y la experiencia resultará mucho más satisfactoria.

Beber directamente de la botella
No lo recomendamos. Vale, si estás en la verbena de tu pueblo o en una barbacoa en el jardín de un amigo, puede ser la opción más cómoda, lo aceptamos. Pero la botella no te va a dejar ver la cerveza, el tener la nariz fuera del recipiente tampoco te va a permitir apreciar los aromas de las maltas y lúpulos. Si pides una botella de vino en un bar o restaurante, ¿te la bebes «a morro»? Pedimos el mismo respeto para la cerveza.

La cerveza en lata es peor
Para nada. Es un prejuicio bastante extendido entre los profanos. Oímos cosas como que sabe a metal. Esto es totalmente falso: las latas que se utilizan hoy en día llevan un revestimiento plástico, por lo que la cerveza no tiene contacto alguno con el metal. Si no me crees, haz una cata a ciegas con la misma cerveza en lata y en botella, y si es una cerveza industrial pasteurizada, seguramente no notes ninguna diferencia. En cervezas artesanas sin pasteurizar, especialmente las muy lupuladas como las de estilo IPA, notarás incluso que la versión en lata conserva mucho mejor los aromas frescos y afrutados del lúpulo. Se sabe desde hace tiempo que la exposición prolongada a la luz oxida los componentes del lúpulo, produciendo lo que los expertos llaman olor a mofeta. En este sentido, la lata protege la cerveza mucho mejor que las botellas (que deberían ser siempre de vidrio oscuro).

La marca «x» es néctar de dioses, la marca «y» es pis de gato
Normalmente esto son prejuicios totalmente infundados. Se suelen hacer comparaciones entre la cerveza industrial más consumida en tu ciudad, pueblo o región, con cervezas de calidad y precio similar procedentes de otras zonas. Curiosamente la mejor es siempre la tuya, e incluso hay personas que se lo toman como algo personal, como ser de un equipo de fútbol o de un partido político, adoptando una especie de «nacionalismo cervecero». La realidad es que las lager industriales que se consumen masivamente en casi todo el mundo, son cervezas bastante estandarizadas y sin demasiados matices, con procesos de fabricación muy similares. Si estás dispuesto a que se te caiga algún mito, organiza una cata a ciegas de cervezas industriales. Posiblemente descubras que lo que odiabas no era tan diferente de lo que amabas.