En un ambiente bucólico, que te hace pensar que no estas en Madrid (no en vano su lema es «El campo en la ciudad»), se sitúa este nuevo restaurante de Pescaderías Coruñesas donde reina el producto, principalmente del mar, aunque no es mar lo único que puede disfrutarse.
Filandón está ubicado en un emplazamiento privilegiado al norte de la capital, con jardines, amplias zonas y una sala con amplias cristaleras que se abren en primavera y chimeneas para los meses más fríos, hacen de este establecimiento una opción ideal para reuniones familiares y empresariales, con la garantía de calidad añadida que supone la empresa centenaria que tiene detrás.
Nombre: Filandón
Dirección: Carretera de Fuencarral al Pardo km 1,9 – Madrid 28049
Teléfono: 91 734 3826
Página Web: www.filandon.es
Tipo de cocina: Cocina de mercado
Entorno: Amplios comedores, con buena separación entre mesas y paredes de cristal que miran a los jardines, chimeneas y reservados.
Servicio: Atento, eficaz y familiar
Accesibilidad: Buena
Ambiente: Familias, parejas…
Aparcacoches: Sí, además dispone de aparcamiento propio
Precio: 50-60 euros; buena relación calidad-precio de los mariscos
Fecha visita: Sábado, 17 de diciembre de 2011
Cocina:
Queremos saber si la fama de los mariscos del restaurante es merecida y por ello comenzamos con unas Ostras gallegas (3 euros la únidad) muy frescas, sabrosas, turgentes, bien servidas y abiertas: excelentes. Seguimos con las Gambas cocidas (29 euros ración), blanquisimas, con muy buen sabor a mar, en su punto de cocción, muy jugosas.
Tiempo después para las Croquetas de carabineros (7 euros la media ración), que resultan muy cremosas, y a las que siguen las Almejas de carril a la sartén (10 euros la media ración y 18 la ración completa), excelentes de sabor y punto.
Tomamos después un poco de Pan cristal con tomate y aceite. A este último le falta un poco de sabor, quizá porque un arbequina suave no termina de dárselo, aunque no vemos de qué marca es para identificarlo mejor.
Continuamos con el Bogavante Gallego a la Parrilla (28 euros), de buena textura y sabor a brasa de la carne, se sirve abierto pero después se reparte troceado, y se ofrece un buen instrumental para tomarlo. Terminamos compartiendo Rodaballo y Lenguado, ambos servidos con un pil-pil de limón. El sabor resulta excelente, aunque el punto está algo pasado de cocción en ambos, quizá algo más el lenguado, pero es innegable que el producto continúa siendo excelente.
De postre probamos las Filloas (8 euros) nada grasas, fresquísima la crema, en su punto. El Flan de huevo (6 euros) tiene un sabor muy natural y también resulta excelente el Plato de quesos con membrillo y nueces.
Tomamos el menú con un Albariño Terras Gauda (16 euros) perfecto en temperatura, copas y conservación. El restaurante también ofrece diferentes tipos de pan, todos ellos correctos, y una digna bodega a precios muy ajustados.
Observaciones:
Es conveniente reservar, sobre todo en fechas destacadas, dada la gran demanda a pesar de la «juventud» del restaurante. Excelentes las parrillas, donde se preparan tanto mariscos y carnes como pescados.
Calificación:
Madrid es una plaza dificil para la cocina creativa: hay mucho conservadurismo gastronómico, y no lo digo en sentido peyorativo, sino constatando una realidad. El común de los mortales de la capital con cierto poder adquisitivo quiere ir con su familia, amigos o compañeros de empresa, a lugares donde el producto sea reconocible, va buscando materia prima bien elaborada.
Este tipo de cliente ha llenado durante décadas diferentes locales de la capital, y ahora también puede acudir a Filandón, restaurante de la familia García, los propietarios de Pescaderías Coruñesas. Aquí la materia prima no se enmascara, sino que se ofrece en estado puro: esta es la gran ventaja. El inconveniente, quizá, es que la de Filandón es una cocina que no nos sorprende salvo por la calidad del producto, algo que por otra parte buscan muchos y aquí, desde luego, se encuentra.