La trigésima edición de la Feria Internacional del Turismo en Madrid, FITUR 2010, nos ha dejado ilusión y visos de recuperación en el sector. Esta edición no pasará a la historia por ser la más brillante en cuanto a participación y gasto, pero sí nos ha dejado un buen sabor de boca en cuanto a proyectos y buenos deseos por parte de los expositores.
Algunos datos invitan a la esperanza: aunque la superficie ocupada por la feria ha descendido un 13% con respecto al año anterior, el número de países participantes, 170, sigue manteniendo a FITUR entre las 2 ó 3 ferias más importantes del mundo del turismo. Otro dato positivo han sido las nuevas incorporaciones de países como Uganda, República Oficial de Ghana, Kuwait y Abu Dhabi, así como la vuelta de Burkina Faso, Seychelles y Botswana con nuevos proyectos turísticos.
En general los stands han sido más pequeños y algo más sencillos que en ediciones anteriores, pero algunos han sido muy originales, supliendo la falta de presupuesto con ideas y diseños creativos. La ocupación de pabellones ha descendido de 12 a 10 pero la imaginación ha triunfado en stands como el de Castilla-León, basado en palés de madera y mobiliario de cartón, haciéndole un guiño al reciclaje y la reutilización. El de Galicia a pesar de ser sencillo era muy luminoso, abierto y repleto del símbolo por excelencia del Año Santo: la concha de vieira. La Comunidad Valenciana ha seguido apostando por ocupar entero el pabellón 5, con la representación de sus importantes centros turísticos. En el ámbito internacional la idea de Portugal de presentar un stand abierto, con pases de moda y maniquíes desnudos, ha sido muy original y llamativo. Costa Rica ha dedicado su espacio a recordarnos la magnífica selva que les ha hecho atractivos al turismo y Perú, por ejemplo, atraía a los visitantes con un auténtico indio inca ataviado con sus vestimentas y practicando danzas precolombinas.
Las presentaciones de los expositores han seguido la línea de intentar recuperar la afluencia de turismo. Aquí ha destacado la presencia de un país emergente en el turismo internacional, Colombia. Con un gran stand, muchos proyectos, la presencia de su embajador hablando bondades de su patria y la facilidad con que entregaban todo tipo de información, zumos y cafés, el de Colombia quizás haya sido lo más pujante visto en FITUR.
En cuanto a la buena mesa, además del uso de la gastronomía como uno más de los reclamos turísticos, con degustaciones en muchos de los stands, destacamos a nivel nacional, por ejemplo, el show cooking diario y el tunel de los sentidos del pabellón de Castilla La-Mancha, que presentó además su Club de Calidad de Turismo Gastronómico; o la presentación de la guía de La Asociación de Restaurantes Centenarios de Madrid. FITUR ha dejado clara la apuesta por la gastronomía española como uno de los timones de nuestro turismo, algo que se pudo ver en despliegues como los de los stands de Valencia, Sevilla o Galicia, entre otros, con recetarios, demostraciones en vivo sobre la preparación de platos típicos, y degustaciones catas de vino de forma casi contínua, acompañadas por la presentación de varias rutas enogastronómicas durante el transcurso de la feria, como la de la CRDO Rías Baixas o la de Montilla-Moriles.
Fue de destacar, además, la solidaridad por parte de la organización de FITUR cediendo a Haití, destrozado recientemente por un seísmo y varias réplicas, un stand para que figurase su presencia en la feria.
En definitiva, esta trigésima edición nos ha mostrado, sobre todo, la ilusión por la recuperación de un sector afectado por la crisis mundial y la apertura de nuevos destinos de turismo.